Religión
La leoneses “tocan las narices” a San Froilán
Los devotos cumplen con la tradición y miles de ellos participan en la tradicional romería leonesa
Miles de ciudadanos leoneses volvieron a participar en la tradicional Romería de San Froilán, patrono de la Diócesis de León, que se recuperó tras el parón provocado por el Covid-19, lo que permitió que pendones y carros enagalados recorrieran el camino hasta la basílica, donde, como manda la costumbre, los fieles protagonizaron un desfile para tocar tres veces la nariz al santo.
El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, presidió la eucaristía por primera vez desde su llegada, aunque en esta ocasión la celebración tuvo lugar en el interior del templo dadas las restricciones que todavía sigue imponiendo la situación de alerta sanitaria, motivo por el que también se retransmitió en directo por internet a través del canal YouTube de la Basílica.
La festividad más tradicional de la ciudad en el día del patrón de la Diócesis reunió a grandes y pequeños en una jornada fría y nublada que amenazaba con lluvia, a pesar de lo que miles de flores, así como pendones y carros engalanados procedentes de diversas comarcas aportaron la nota de color a esta vistosa peregrinación.
Además, los tradicionales puestos de avellanas, conocidas como perdones, compitieron con otros de productos típicos de la zona. La Romería se completará, en su ámbito más estrictamente religioso, con la celebración a las 18 horas de una misa estacional en el Altar Mayor la Catedral de León, donde un cofre custodia las reliquias del patrono San Froilán.
El santoral señala que San Froilán nació en los arrabales de Lugo en el año 833 y que a los 18 años dejó la casa de sus padres para emprender vida de ermitaño, inicialmente en el Bierzo y más adelante en las montañas leonesas del Curueño. Impulsó el desarrollo de la vida monástica con iniciativas como la fundación en tierras zamoranas de los Monasterio de Tábara y Moreruela de Tábara, donde desempeñó el oficio de abad.
En el año 900, vacante la sede episcopal legionense, el pueblo de León pide al Rey Alfonso III que le conceda por obispo al Abad Froilán y en el día de Pentecostés de ese año 900 Froilán es ordenado. En 905, tras un fecundo lustro de ejercicio episcopal, con dedicación especial a la reforma de los sacerdotes, monjas y seglares, fallece y es enterrado en la catedral y en el año 916 sus reliquias, por orden del Rey Ordoño II, son trasladas a la nueva seo. Parte de sus reliquias descasan a día de hoy bajo el altar mayor del primer templo diocesano.
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