Invasión rusa
Una turoperadora ucraniana en Aranda: “No tengo reservas desde la semana pasada”
Elena Ivanova asegura que está muy contenta con la solidaridad española
Elena Ivanova, turoperadora ucraniana residente en España, lleva desde la semana pasada sin poder trabajar, todas las visitas de sus clientes rusos y eslavos de alto poder económico a bodegas de la Rioja y la Ribera del Duero han sido canceladas y no le ha entrado en los últimos días ni una sola reserva. Además la guerra le afecta en el plano personal porque parte de su familia sigue en Ucrania.
”En el trabajo no tengo ya ni una reserva, ni una, desde la semana pasada; no van a venir ni rusos ni ucranianos; ahora no trabajo ni veo cuándo voy a volver a trabajar”, lamenta. Sus clientes son enoturistas de alto poder económico que buscan viajes a la carta de tres o cuatro días, acompañados en todo momento por un guía y visitando bodegas con actividades y catas especiales.
”Estaba trabajando 20 días al mes, tenía muchísimo trabajo; trabajaba todo el año porque mis clientes pueden viajar en cualquier momento, si tienen un fin de semana libre se cogen un avión, incluso privado, y vienen”, explica, en declaraciones a Efe.
La guerra en Ucrania le afecta también en el plano personal. Sus padres no pueden huir debido a su estado de salud; su hermano se ha quedado cuidándoles en su ciudad, Dnipro, la cuarta más poblada del país, ubicada en la parte oriental, entre el Dombás y Kiev. Su sobrina de 27 años ha rechazado la oferta de su tía de venirse a España, ha preferido ir a Kiev a ayudar repartiendo comida y alimentos.
Ivanova se mantiene de momento comunicada con ellos y sus amigos por telegram y whatshap. “Ayer mi padre me rompió el alma cuando me dijo: Elena, hay que comprar un silbato, por si cae nuestra casa, para que nos encuentren. Escuchar esto de un padre no lo quiere nadie”, señala. Asegura que los ucranianos siempre se habían llevado bien con los rusos. “Son nuestros hermanos, pero lo que nos molesta a los ucranianos es que están callados, no salen ni protestan; hablan en sus casas de que todo esto está mal, pero no hacen nada por parar a Putin”, sostiene.
En su opinión no es el miedo lo que frena a los rusos a manifestar públicamente su opinión, sino 20 años de propaganda del aparato de Putin. “Miedo es una palabra fuerte, pero siempre se puede hacer algo. Miedo tienen que tener de lo que va a pasar con las sanciones económicas”, opina.
En cambio, afirma que la comunidad ucraniana está muy contenta con la solidaridad española. Todo el entorno de su familia política, (está casada con un enólogo riojano originario de San Sebastián), junto a amigos y vecinos, se han volcado aportando cosas.
Considera que la gran mayoría de los ucranianos tienen una muy buena opinión de su presidente, Volodímir Zelenski. “Para nosotros es un héroe, tiene coraje, sabe que Putin va a por él y es un apoyo emocional saber que nuestro presidente no ha escapado del país. Gracias a él resistimos, porque hay un líder”, expone.
Aunque las sanciones económicas afectan a su negocio, Elena Ivanova las apoya. Para ella lo más importante ahora es “la verdad, mi familia, mi tierra y nuestro orgullo de ser ucranianos. No puede entrar nadie a nuestra tierra y decir que no somos ucranianos, que somos rusos”, asevera.
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