Sociedad

Los falsos amigos

No hay nada peor que un tonto, bueno sí, un tonto que sea mala persona

Se combinan elementos claros y pragmáticos de la supervivencia universal. No nos engañemos, el hombre es carnívoro y depredador natural de su hábitat por ecosistema. Todos conocemos en nuestro entorno a alguien que se cree más listo que los demás, a alguien que cuando se toma un café no descansa, está alerta y eligiendo cada palabra que dice minuciosamente para dispararla cual bala de francotirador y lograr su objetivo. El gran “lobo”, desde lo lejano, con su mirada sibilina selecciona a su presa, madre mía, parezco Félix Rodríguez de la Fuente narrando una epopeya de las suyas, pero nada más lejos de la realidad, el mundo, el entorno social y laboral a veces suelen ser un lugar cruel.

Así que cuando uno llega a casa o se relaja un viernes queda con sus amigos y amigas, y ahí es donde entra en juego el peor de los especímenes que tenemos en el día de hoy, el falso amigo, aquel que calla, te dice que sí a todo, te apuñala por la espalda y se lo monta tan bien como para conseguir que el entorno le apoye. ¡Ay lectores y lectoras! ¡Esto nos pasa por ir de frente! Pero no os preocupéis, son pocos y cobardes pero es que hacen mucho ruido.

Hay claves para identificar a este tipo de personajes, la primera y más importante, te ríen las gracias sin motivo, puedes contar el peor chiste de tu vida que ellos lo aplaudirán a mano limpia.

La segunda es que tus logros y tus pequeños triunfos siempre serán ignorados con un silencio por respuesta o con un cambio de 180 grados en la dirección de la conversación, pero es que claro, la envidia es un pecado capital tan intrínseco que lo tenemos normalizado y no debería ser así.

La tercera clave: te fundirán el cerebro con cualquier chorrada que consigan, necesitan que les jaleen su mediocridad por encima de todo.

La cuarta clave, cuando conoces a otros amigos, el “false friend” se vuelve celoso y da contra ellos e intenta absorberte en una espiral de contubernio y de absurdas intrigas palaciegas para no ver en peligro su preciado lugar a tu lado.

Y la quinta y más importante, a veces, sólo a veces se les cae la careta momentáneamente, tienen tanto ego que la goma de la máscara sale volando y así horrorizados podemos contemplar su verdadera alma por unos segundos.

Yo no me meto con los mediocres, cada uno tiene el estilo de vida que elige y que le gusta, yo me asusto de la pérdida absoluta de ética y de valores de éste tipo de personas que un día perdieron el faro a mitad de rumbo y eligieron la luz de seres corrompidos como guía de vida.

Solución: Hacer caso de nuestro instinto, ante todo sinceridad, la de la gente buena que tiene que hacer más ruido, gente que ame, que luche, que grite, que no la cambien, porque entonces es cuando los falsos amigos ganan la partida, cuando te conviertes en “un hombre gris” como diría Michael Ende en su maravillosa obra literaria Momo.

En una época donde el ser singular, auténtico y transparente está penalizado tiene aún más mérito conservar el verdadero ser y los valores más cercanos a la verdad.

Lo bueno, es que el mundo está lleno de gente maravillosa, sexta clave: si alguien te falla, a tomarse un café con un buen amigo, uno de verdad. Está en nosotros invertir el tiempo con ellos. Feliz semana.