Sociedad

El diácono Alberto Muñoz, nuevo canciller-secretario del Arzobispado de Valladolid

Toma el relevo el presbítero diocesano Francisco Javier Mínguez, que ha permanecido en el cargo durante 22 años

El diácono Alberto Muñoz, nuevo canciller-secretario del Arzobispado de Valladolid. En la imagen durante la toma de posesión junto al Arzobispo, Luis Argüello
El diácono Alberto Muñoz, nuevo canciller-secretario del Arzobispado de Valladolid. En la imagen durante la toma de posesión junto al Arzobispo, Luis ArgüelloIcalIcal

El Arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha nombrado al diácono Alberto Muñoz nuevo canciller-secretario del Arzobispado de Valladolid. Muñoz toma el relevo del presbítero diocesano Francisco Javier Mínguez, párroco ‘in solidum’ de San Ramón Nonato, que con la lectura y firma del Decreto con el nombramiento de su sucesor en el cargo ha puesto fin a petición propia a 22 años redactando y dando fe con su rúbrica de las actas de la Curia diocesana de Valladolid.

En un acto presidido por el arzobispo, el nuevo canciller-secretario asegura que asume el cargo “con mucha gratitud” y “responsabilidad”. Como canciller-secretario, Alberto Muñoz pasará a formar parte, además, del Consejo Episcopal, el Consejo Económico y el Consejo Pastoral de la Archidiócesis.

Alberto Muñoz, de 34 años de edad, es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y en Teología por el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid. Actualmente, está cursando Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca.

Nacido en Madrid, se trasladó a Valladolid en 2018, año en que ingresó en el Seminario Mayor Diocesano. El pasado 22 de septiembre fue ordenado diácono en la Iglesia Parroquial de María Milagrosa. Desde entonces, y en su camino de preparación hacia el sacerdocio, colabora con las parroquias San Ramón Nonato y San Vicente de Paúl.

La figura del canciller-secretario viene regulada por el Código de Derecho Canónico. En su artículo 482 establece que en cada curia debe haber un canciller, cuya principal función consiste en cuidar de que se redacten las actas de la curia, se expidan y se custodien en el archivo de la misma.

Entre sus funciones se encuentra también la redacción de decretos, disposiciones, obligaciones y otros asuntos para los que se requiera su intervención, recogiendo fielmente todo lo realizado indicando lugar, día, mes y año.