Turismo

El espectacular pueblo que destaca por su catedral gótica y su castillo convertido en parador

Se trata de una villa medieval sacada de un cuento a unas tres horas de Madrid

La localidad salmantina de Ciudad Rodrigo
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Los pueblos son el patrimonio más importante con el que cuenta nuestro país. Estas recónditas localidades esconden gran parte de la historia, y los principales monumentos de España. Y que los momentos de más esplendor tenía a estos municipios como protagonistas. Además, en estos momentos se han convertido en un referente turístico y un motor económico para las Comunidad Autonómas. Tal es así, que dejando un poco de lado el turismo de playa, estos pequeños núcleos son los que cuentan con mayor número de visitantes.

En esta época del año estos rincones, que esconden verdaderas "joyas arquitectónicas", son el destino ideal para disfrutar de un fin de semana de ensueño junto a sus seres queridos, ya que estos núcleos recogen una atractiva oferta cultural, natural y gastronómica. Y es que las villas medievales, gracias al esfuerzo de las administraciones y de los propios vecinos de los pueblos han recuperado su esplendor y un paseo por sus calles empedradas es como volver al medievo.

En esta ocasión, la propuesta que ofrecemos es una espectacular localidad, que cuenta con una impresionante catedral gótica, una muralla medieval digna de ver y un castillo, que en estos momentos alberga uno de los paradores más reconocidos de nuestro país. Sin dejar de lado otra serie de monumentos y su rica y variada gastronomía. La localidad de la que hablamos es la salmantina de Ciudad Rodrigo, que es una parada obligatoria para quienes buscan sumergirse en la historia y la arquitectura, y que se encuentra a poco más de tres horas en coche de Madrid.

Ciudad Rodrigofue un área de asentamiento humano, al menos, desde la Edad del Bronce, como así lo atestigua un ídolo que se guarda en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. No obstante, en los alrededores de la ciudad se han hallado algunos útiles de piedra del Paleolítico Inferior (bifaces, hendidores, cantos tallados) y a poco más de 15 km en la pedanía de Serranillo se encuentra la estación rupestre de Siega Verde, con numerosos grabados del Paleolítico Superior y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2010.

En el término municipal existen también restos de la cultura megalítica (dólmenes de Pedrotoro, Rabida y El Valle) y un importante conjunto de pintura rupestre esquemática, según señala Wikipedia. Hacia el siglo VI a. C. los vetones, pueblo de posible origen celta o precelta, dominan el área. Se ha encontrado cerámica de tradición indígena en niveles de época romana en el corazón de la ciudad.

Imprescindible enclave en la historia de Salamanca, su papel decisivo en la Guerra de la Independencia contra el invasor francés hizo de ella la Estrella y Vigía del poniente. A raíz de las sucesivas guerras se construyeron y reforzaron sus murallas, donde aún se reconocen vestigios romanos, medievales y elementos propios del complejo sistema abaluartado del siglo XVIII.

Con la creación de las actuales provincias en 1833, Ciudad Rodrigo quedó integrada en la provincia de Salamanca, dentro de la Región Leonesa, siendo una de las cabeceras de partido judicial. Tras la sublevación del 18 de julio de 1936 que originó la Guerra Civil, hubo una débil oposición republicana en la provincia de Salamanca localizada tanto en Béjar como en Ciudad Rodrigo.

Principales atractivos turísticos

Catedral

Se trata de un templo gótico cuya construcción, promovida inicialmente por el rey Fernando II de León en torno a 1168 y continuada por sus sucesores en el trono, se llevó a cabo entre los siglos XII y XIV. Pertenece por su estilo al llamado «grupo de Salamanca», junto con la catedral vieja de Salamanca, la catedral de Zamora y la colegiata de Toro. En su interior posee tres naves escalonadas con bóvedas octopartitas. El edificio ha sufrido distintas reformas como la reedificación de la Capilla Mayor en 1550 gracias al patronazgo del cardenal Tavera.

En 1755 el famoso terremoto de Lisboa causó estragos en la catedral, derribando la torre principal. Por eso, la que se puede ver en la actualidad es del siglo XVIII. En 1810 las tropas napoleónicas sometieron a la catedral a un intenso bombardeo, del que todavía se pueden ver las marcas de cañonazos en su fachada.

Dedicada a Nuestra Señora Santa María y declarada Monumento Nacional en 1889, dibuja planta de cruz latina con cabecera triabsidal escalonada. Cuenta con tres portadas que dan acceso al interior del templo. Y se completa al norte con el claustro. La portada norte, del Enlosado o de Amayuelas, fruto en sus dos tercios inferiores de la primera campaña de trabajos, que cabe suponer se prolongó durante las tres primeras décadas del siglo XIII, se decora con motivos romboidales y florales. Esta portada cuyo atrio quedó configurado en su actual disposición a finales del siglo XVIII, se completa hacia la cabecera con un arco ciego engalanado en sus dovelas con once cabezas humanas. Llama la atención en esta portada su falta de simetría, acentuada con la apertura en la parte alta, en el siglo XIV, de un gran rosetón bajo un arco conopial.

Perpendicular a esta portada está el muro de cierre de la crujía Este del claustro, rematada en una balaustrada con elementos decorativos del gótico final y del primer renacimiento, al igual que ocurre en la hornacina avenerada que acoge una imagen de la Virgen, y en el que destaca la llamada puerta del Esviaje, abierta en 1540 y en la que su autor, García de la Puente, mostró su gran maestría en los cortes de cantería.

La portada meridional o de las Cadenas, fruto en su mitad inferior de la primera campaña de trabajos y que al igual que la portada norte denota una clara asimetría potenciada por el gran rosetón abierto en lo alto, también queda precedida por un atrio configurado en su aspecto actual en 1783. La puerta voltea arco de medio punto y tres arquivoltas que descansan en columnas con capiteles animados con motivos vegetales los extremos y con arpías los centrales. Sobre ella, brillan cinco magníficas esculturas del primer tercio del siglo XIII, que representan a El Salvador, flanqueado por cuatro apóstoles: San Pedro, San Juan, San Pablo y Santiago (orden). Todos en actitud hierática y vestidos con túnica y mantos con pliegues muy verticales, según señala la propia web de la catedral.

La fachada de poniente, que luce de la obra originaria el friso de siete arquillos ciegos trilobulados que adornan el exterior de la capilla del Sagrario, aparece dominada por la portada occidental y la gran mole de la torre, que se eleva sobre el Pórtico del Perdón o de la Gloria, al que además protege. Cruelmente maltratadas durante la Guerra de la Independencia, como muy bien lo patentizan las huellas de las bombas. Levantadas entre 1764 y 1772, ambas fueron ideadas por el arquitecto Juan de Sagarbinaga.

En el interior, fruto de la primera campaña constructiva, las tres naves aparecen diferenciadas por pilares con semicolumnas. Las bóvedas de las naves laterales, realizadas ya bien avanzado el siglo XIII, son cupuliformes; idénticas a las que ya en el siglo XIV se utilizaron para cerrar el crucero y la nave lateral, si bien estas aparecen animadas con esculturas, entre las que destacan las sitas en el primer tramo de la nave, desde la cabecera, que representan a un rey, una reina, un obispo y un mendicante.

Castillo

A principios del siglo XVI se construye la barrera para artillería que rodeaba el castillo. Atribuible su construcción al rey castellano Enrique II, aunque con anterioridad ya existió un castillo en esta importante plaza fuerte fronteriza con Portugal, país con el que mantuvo pleitos y guerras.

Ciudad Rodrigo, al igual que Zamora, había defendido el partido del rey don Pedro y, tras la muerte de éste, solicitan ayuda al nuevo rey don Enrique. El rey portugués entrega Ciudad Rodrigo a Enrique II y comienza la inmediata construcción del castillo. Actualmente, alberga un Parador de Turismo.

El Parador ofrece un inmejorable enclave para admirar la riqueza monumental de Ciudad Rodrigo. En su interior, la reciente reforma de sus habitaciones luce una decoración de diseño, en la que piezas modernas conviven con el mobiliario castellano tradicional del edificio, en un vínculo que preserva la esencia medieval del castillo. Además, el Parador, dotado de parque y zona de juegos privada, es un destino ideal para toda la familia.

El establecimiento hotelero se instala en una fortificación de estilo leonés, destaca por su gran torre del homenaje cuadrada, de 17 metros de lado, y por las almenas y matacanes que se suceden a lo largo de sus impresionantes murallas. Además, su interior cuenta con una nueva muestra de obras de arte, entre la que destacan un tapiz flamenco del siglo XVII-XVIII, una talla de un rey castellano del siglo XVIII y una copia del cuadro expuesto en el Louvre “Las Bodas de Caná”, de Gerard David.

Además de las habitaciones, el Parador, por su proximidad a las dehesas salmantinas, ofrece una suculenta oferta gastronómica que tiene en el cerdo ibérico y en la ternera morucha sus productos estrella. Cocina tradicional actualizada a base de ricos embutidos, suculentos asados, sin olvidar la gran enseña mirobrigense: el farinato.

Las arcadas de piedra del comedor de este inexpugnable castillo trasladan al comensal al medievo mientras contemplas los maravillosos paisajes del campo charro. En la mesa, junto al mejor jamón de Guijuelo, algunos de los platos más reconocidos por los clientes son los huevos de corral tapados con jamón ibérico y sus patatas, el farinato con yema asada a baja temperatura con patatas meneás, la pierna de cordero al horno o el solomillo de morucha a la parrilla.

Muralla Medieval

Ciudad Rodrigo consta de dos líneas de murallas que forman un cinturón de forma ovalada alrededor de la ciudad, con una longitud de 2.200 metros y alcanzando los 13 metros de altura en algunos lugares, y flanqueadas por cinco torreones. De las ocho puertas que tuvo en origen hoy día se conservan siete, de las cuales destacan la Puerta de Santiago y la Puerta del Sol. Aunque todavía quedan restos de la primitiva muralla del siglo XII, lo que se contempla hoy día fue construido casi todo durante la reforma del siglo XVIII.

Plaza Mayor y Ayuntamiento

La Plaza Mayor de la localidad salmantina es el epicentro del casco antiguo y el mejor lugar para empezar a descubrir la ciudad. Alrededor de la misma se asoman algunas centenarias casas y el Ayuntamiento de la localidad. Este último es una auténtica joya de estilo renacentista que data del siglo XVI, aunque fue reformado en el siglo XX.

La Plaza Mayor es, además, el principal lugar de socialización, ya que está rodeado de cafeterías, restaurantes y terrazas. Y durante las fiestas de carnaval instalan una gigantesca plaza de toros móvil con una capacidad de 3.800 personas. También aquí se ubicaban las mazmorras.

Palacio de los Águila

Es el mayor palacio de Ciudad Rodrigo y perteneció a una de las familias con más solera de la ciudad. Fue construido entre los siglos XVI y XVII. Es mayoritariamente renacentista, aunque también presenta influencias góticas. Además, uno de los dos patios interiores es de estilo plateresco. Este patio está rodeado de arcos coronados con escudos de linajes emparentados con los Águila.

En este palacio se llegó a hospedar la mismísima reina de Inglaterra en 1692, en su viaje hacia Portugal. En 2000 fue rehabilitado y en la actualidad alberga un centro de exposiciones.

El Verraco

Frente al castillo el visitante se encuentro con otro de los emblemas de la ciudad. Se trata de una escultura de piedra de unos dos metros de longitud y que representa un cerdo. Fue realizado por los vetones, un pueblo prerromano de origen celta que se habitó estas tierras desde el siglo V a.C.