Turismo

Esta es la mejor ciudad de España para viajar en verano

Se trata de una capital con un patrimonio impresionante, poco masificada y sin temperaturas extremas

Vista de la Catedral de Zamora desde el puente de hierro
Vista nocturna de ZamoraJose Luis Leal

Llega el periodo veraniego y la gente está deseando salir a conocer mundo. Pero en este momento de temperaturas muy altas no vale cualquier lugar, sobre todo cuando estamos hablando de zonas que no tienen playa. De entre todos los rincones de nuestro país, hay uno que destaca por encima de todos, ya que está considerado como un auténtico paraiso, por sus características: Contar con un patrimonio monumental impresionante, no estar muy masificada, no tener temperaturas extremas y disfrutar de una gastronomía maravillosa y de primer nivel.

Esta capital a la que nos estamos refiriendo no es otra que Zamora, también conocida como la "Ciudad del Románico". La ciudad fue fundada a inicios de la Edad del Bronce, siendo posteriormente ocupada durante la Edad de Hierro por el pueblo celta de los vacceos, que la denominaron Ocalam. El asentamiento inicial se produjo en la almendra delimitada por el Castillo y la costanilla de San Ildefonso, un emplazamiento estratégico al tratarse de una meseta rocosa defendida por el río Duero, en la que se ubicó un castro, según asegura Wikipedia.

El poblamiento se mantuvo durante el Imperio romano. De hecho, con frecuencia se la ha identificado con la importante mansio y civitas de Ocelo Durii («Ojo del Duero»). La primera referencia documental que se tiene de la ciudad aparece en el Parrochiale Suevum del año 569, en el que se la cita con el nombre de Senimure, incluida en la diócesis de Asturica, perteneciente al Reino Suevo.

Durante la Edad Media, Zamora volvió a ser tomada y destruida por los musulmanes al mando del emir Mohamed y después reconquistada por los cristianos en el reinado del rey Alfonso II de Asturias, el Casto, siendo de nuevo fortificada.

El periodo comprendido entre los siglos X y XIII es el de mayor relevancia de Zamora dentro del contexto hispánico. La batalla de Simancas (939) dio a Ramiro II de León el control de los valles del Duero y del Tormes, convirtiéndose la capital zamorana (por su posición y su ventajoso emplazamiento, en lo alto de una meseta rocosa al borde del río) en una de las principales plazas fuertes que aseguraban la frontera.

Zamora fue una de las plazas más importantes del Reino de León. Uno de sus hitos fue la conferencia de paz entre el rey Alfonso VII de León y Alfonso I de Portugal. Como resultado, el 5 de octubre de 1143 fue reconocida la independencia del nuevo reino, que quedó reflejada en el Tratado de Zamora, que marca de manera oficial el nacimiento de Portugal como estado independiente.

A lo largo del siglo XVIII la ciudad vivió una fuerte recuperación, que se vio favorecida por la protección de que gozó por parte de la Corona, proceso que se vio interrumpido abruptamente por la invasión napoleónica. En la segunda mitad del XIX Zamora empieza a vivir un resurgir económico, que se acentúa en el final del siglo y el principio del xx, estimulado por una cierta industrialización, la llegada del ferrocarril en 1864, la electrificación y el desarrollo de la agricultura.

En la actualidad la ciudad alberga instituciones autonómicas e internacionales, tales como el Museo Etnográfico de Castilla y León, el Consejo Consultivo de Castilla y León y la organización de cooperación hispano-lusa Fundación Rei Afonso Henriques (FRAH). Fue la primera ciudad del mundo con cobertura global WiFi, recibiendo el proyecto, llamado «Zamora Hot City», el «Nobel» de la informática, el Computerworld Honors.

En cuanto a su patrimonio, Zamora cuenta con un total de 23 templos románicos del término municipal y las 14 iglesias del casco histórico, por eso la denominación que tiene. Entre este conjunto monumental resalta la Catedral, una de las más antiguas, ya que los expertos atribuyen su origen al siglo XII, más concretamente, al año 1174 coincidiendo con el reinado de Alfonso VII. Situada en el punto más alto de la ciudad, es una de las catedrales más pequeñas y más antiguas de Castilla y León, siendo declarada Monumento Nacional por la Real Orden el 5 de septiembre de 1889.

Su seña de identidad es su espectacular cimborrio de influencia bizantina y con escamas de piedra. Se trata de un tambor perforado con 16 ventanas con vidrieras sobre el que se elevan dos cúpulas: una interna semicircular, gallonada y otra externa ligeramente apuntada. Su exterior se ameniza con cuatro cupulillas que sirven para reforzar las esquinas y cuatro frontones hacia los puntos cardinales que apuntalan la bóveda.

También destaca la Iglesia de Santa María la Nueva, del siglo XII. Este templo fue incendiado por el pueblo zamorano durante el Motín de la Trucha (en el año 1158), para quemar a los nobles que había reunidos en su interior. Fue reconstruida por orden real, cambiando su nombre por el actual de Santa María la Nueva, estando catalogada como Bien de Interés Cultural.

Por otra parte, está la Iglesia de Santa María la Magdalena, que está considerada como la iglesia románica más bonita y elegante de Zamora (también está declarada Monumento Nacional), y se la denomina como “La Perla del Duero”. Se trata de un templo de una única nave reforzada por numerosos contrafuertes, que cuenta con una torre (inconclusa) a los pies y con un ábside semicircular que alberga la capilla mayor. Lo más destacable de esta iglesia es su gran esbeltez y la esmerada decoración de la portada sur (sobre la Rúa de los Francos). Está ornamentada con motivos vegetales y con una curiosa orla en la que aparecen 46 cabezas sonrientes representando el paraíso celestial.

Pero no solo de iglesias vive el hombre, y Zamora tampoco, ya que la ciudad cuenta con otros espectaculares monumentos:

- Puente de Piedra o Puente Nuevo: Construido en el siglo XII sobre el río Duero, el Puente de Piedra es uno de los cinco que posee la ciudad, aunque en su época era el único paso posible para comunicar los barrios del arrabal con el centro histórico. De estilo románico, este puente consta de dieciséis arcos apuntados y una longitud de 250 metros. Fue levantado para sustituir el destruido puente romano, por ello también es conocido como “Puente Nuevo”. Inicialmente tenía dos torres en sus extremos, que cumplían una triple función: elemento de vigilancia, control de mercancías y cobro tributario del portazgo.

- Castillo de Zamora: Una de las obras más importantes de esa primera cerca de murallas fue la construcción del Castillo de Zamora, a mediados del siglo XI. Situado en la parte más alta de la ciudad, se asienta sobre roca y se adapta de forma natural a la superficie irregular del terreno. Tiene planta romboidal, sobre la que destacan tres torres (dos pentagonales y una heptagonal), además de la Torre del Homenaje, la más alta, que servía de último reducto de defensa. El castillo está flanqueado por un foso de gran profundidad, al que se accedía a través de un puente levadizo. Tras varios años de reformas, actualmente alberga el Museo Baltasar Lobo. El castillo y su parque anexo son un excelente mirador sobre el río Duero y el conjunto catedralicio.

- El Parque de La Marina Española. Este espacio verde, situado junto al río Duero, es perfecto para relajarse y disfrutar de la naturaleza en pleno centro urbano. Sus amplios paseos arbolados, estanques y áreas de descanso ofrecen un respiro del calor y el bullicio, haciendo de este parque un lugar ideal para un picnic o una tarde tranquila. Además, el parque alberga varios monumentos y esculturas que añaden un toque cultural.

- Museo de Zamora: Este centro, ubicado en el Palacio del Cordón, ofrece una fascinante colección de arte y objetos históricos que abarcan desde la prehistoria hasta la actualidad, proporcionando una visión completa de la rica historia de la región. Destacan especialmente las piezas de arte sacro y los restos arqueológicos que narran la evolución de Zamora a lo largo de los siglos.

Además de su patrimonio, la capital zamorana destaca por su tranquilidad. Además, no cuenta con temperaturas extremas, ya que lo habitual son días soleados, pero tardes frescas, y uno se puede pegar un chapuzón en el río Duero, que surca la capital zamorana.

Gastronomía

Para disfrutar al máximo de la mejor ciudad que puedes visitar este verano en España, se tiene que disfrutar de su rica y variada gastronomía. El arroz a la zamorana, el bacalao a la tranca, la ternera de Aliste y el pulpo o la trucha a la sanabresa conforman el grupo de referencia de más sólida consistencia en su afamado recetario.

En general se caracteriza por la mezcla de la sencillez en los ingredientes y la abundancia y variedad de carnes. Los platos suelen tener un fuerte carácter artesanal y un origen humilde, mezcla de cocina pastoril y agricultora. El sello de identidad de la cocina zamorana se ve respaldada con la presencia de una amplia y variada carta de vinos de calidad, algunos de ellos amparados por alguna de las tres denominaciones de origen existentes en la provincia: Arribes, Tierra del Vino de Zamora y Toro.