Turismo
Este es el pueblo de Castilla y León más buscado en Internet
Se trata de una de las villas más bonitas de España
Se acerca el verano, y con él, el momento para disfrutar de las vacaciones familiares. Con el objetivo de buscar opciones diferentes y que llamen la atención, los españoles utilizamos cada vez más Internet como herramienta para seleccionar un posible destino. Las vacaciones de sol y playa sigue siendo la opción preferida, pero cada vez gana más terreno el turismo rural, con el fin de alejarse del ruido y visitar villas espectaculares que destacan por su belleza, por su patrimonio y su gastronomía.
Por este motivo, Holidu, un portal de reservas de casas y apartamentos, ha elaborado el ranking con las diez localidades españolas con menos de 5.000 habitantes más solicitadas online por los internautas.
Para hacerlo, han evaluado 6.925 municipios y destacan diez municipios muy populares en internet. De todos ellos, se ha colado en la lista uno de Castilla y León que ha recibido 2.610 búsquedas mensuales en internet, convirtiéndose en uno de los más virales en redes sociales.
La localidad preferida de Castilla y León para los internautas es la burgalesa de Lerma, que está situada sobre un altozano que domina la vega del río Arlanza.
A finales del siglo X, que es cuando se comienza a tener constancia de este municipio, del territorio o distrito de Lerma fueron segregados varios lugares que pasaron a depender del infantado de Doña Urraca en Covarrubias. Cerca de Lerma, Almanzor vence al Conde Sancho García en las peñas de Cervera, momento en que Lerma sufre por última vez los efectos del castigo musulmán.
En el siglo XI empieza a vivir los tiempos de los señoríos, pasando a formar parte de los reinos leonés y aragonés. Tienen lugar las luchas entre los Castro y los Lara, nobles belicosos, que se enfrentarán en repetidas ocasiones a los reyes castellanos en sus luchas dinásticas.
Extinguido el linaje de los Lara, la villa pasó a formar parte de las propiedades del Rey, continuando como realenga hasta 1414, en que Fernando de Antequera hizo donación de la villa y sus propiedades con todos sus términos a Diego Gómez de Sandoval y Rojas por su apoyo en la batalla de Antequera y las luchas contra el Conde de Urgel.
Poco a poco Lerma abandona el espíritu guerrero y la vida turbulenta y agitada de sus antecesores, convirtiéndose en fiel servidora de la familia real. En 1574 Don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas recibió el mayorazgo de la Casa, como IV Conde de Lerma y V Marqués de Denia.
El primer paso fue convertir en ducado el título de Conde, llevando a segundo término el marquesado de Denia y fijando en Lerma la cabeza de sus estados. El traslado de la Corte española a Valladolid en enero de 1601 fue decisivo para que el Duque de Lerma concibiera la idea de crear una corte propia en su villa, para restringir aún más el núcleo cortesano alrededor de Felipe III, que mostraba escaso interés y poca capacidad por los asuntos políticos y de gobierno. Veinte años se mantuvo el Duque de Lerma como privado del rey. Durante este período Lerma se vio engrandecida y favorecida.
Bajo su patrocinio, entre 1600 y 1617, se erigió uno de los conjuntos histórico-artísticos mejor conservados de España, de estilo herreriano. En él intervinieron los mejores arquitectos reales de la época, Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora y Fray Alberto de la Madre de Dios. Lerma se convirtió en Corte de Recreo, adonde acudían personajes relevantes y artistas (Góngora, Lope de Vega, etc.), y se celebraban fiestas y banquetes en honor de los Reyes de España.
Durante la Guerra de la Independencia fue ocupada por las tropas francesas, al ser paso obligado y punto de apoyo necesario en las rutas de correos y convoyes, y, a pesar de la casi continua guarnición extranjera, centro de operaciones de grupos guerrilleros. La retirada de las tropas imperiales trajo consecuencias nefastas: incendiaron el Palacio y saquearon los conventos, perdiéndose joyas y obras de arte de un valor incalculable.
En la actualidad la villa cuenta con una población cercana a los 2.600 habitantes que viven del sector servicios, cada vez menos de la agricultura y de las empresas del polígono industrial existente.
Principales monumentos
- Puente medieval: La villa ducal da la bienvenida a sus visitantes a través de un espectacular puente medieval construido durante la fortificación de la localidad y una vez asegurada su firme posición amurallada. Se construyó con recios sillares de piedra y estaba provisto de sus correspondientes pilares tajamares y estribos.
El Duque creó en la vega del río un precioso jardín, con huerta y coto privado de caza. Los jardines lo componían estanques con cisnes, cenadores, fuentes de alabastro, paseos cubiertos… Además el Duque construyó siete ermitas que añadían devoción a la hermosura del parque. El Papa Paulo V en 1609 concedió a los fieles que orasen en cada una de estas ermitas, las mismas indulgencias que gozaban los que visitaban las siete Iglesias de Roma. En la actualidad se puede contemplar la del Humilladero, como único vestigio de la fastuosidad de los jardines.
- Palacio Ducal: Aprovechando el emplazamiento del antiguo castillo del siglo XV y realizado según las trazas de Francisco de Mora, fue concebido como morada ducal. Al mismo tiempo debía cumplir como regio aposento para la corte de Felipe III, asiduo invitado del Duque de Lerma.
La disposición busca las características de los palacios castellanos: un patio central rodeado de galerías columnadas, alternando dos cuerpos; el primero, de 20 columnas de orden toscano con arcos de medio punto y el segundo de 20 columnas de orden jónico; siendo las columnas de una sola pieza. Arranca de este patio una suntuosa y amplia escalera claustral.
La fachada principal está fabricada con recios sillares, portada sobre pedestal, columna y capitel a cada lado, que soportan un frontispicio semicircular, con labores de arquitrabe. Toda la fachada queda rematada por una fuerte cornisa de piedra y por encima se elevan las cubiertas de pizarra, con sus buhardillas. Sobre aquellas cornisas y en las cuatro esquinas, arrancan los cuatro torreones rematados por chapiteles también cubiertos de pizarra, con gran bola, veleta y cruz.
Todo el Palacio estaba compuesto por 210 balcones de hierro y 135 ventanas entre buhardas y rejas. El Palacio fue utilizado como cuartel general durante la invasión napoleónica e incendiado en su huida, perdiendo sus cuatro chapiteles. Ha sido rehabilitado como Parador de Turismo, inaugurado en 2003, recobrando su aspecto original y el encanto perdido en siglos pasados.
- Plaza Mayor: Se trata de un espacio de planta trapezoidal, cerrada en sus otros lados por tres «cuerpos de edificios». Tiene 75 columnas de trozos de cantería con sus pedestales. Sobre las columnas, edificado en ladrillo, corre el segundo cuerpo con 72 balcones.
La plaza era el marco ideal para las fiestas privadas, no en vano está diseñada como escenario festivo; corral de comedias, lidia de toros a caballo, juego de cañas, luminarias, mogigangas…. Lope de Vega o Góngora acudieron a Lerma a representar sus obras teatrales en la Plaza. Una de las actividades más celebradas, fue una variante taurina consistente en, una vez cansado el animal, era incitado hacia un balcón volado, el cual, viéndose libre, corría hacia el precipicio que al otro lado se encuentra, cayendo por él hasta el canal inferior.
De 6.862 metros cuadrados, sin contar el espacio de los soportales, es una de las plazas más grandes de España, siendo el orgullo del Duque en la época.
- Plaza de Santa Clara: Recoleta plaza, entre los Monasterios de Santa Teresa y Monasterio de la Ascensión del Señor. En el centro de sus jardines, se encuentra el sepulcro-monumento del famoso héroe y guerrillero de la Guerra de la Independencia, D. Jerónimo Merino Cob: «El Cura Merino».
En 1808 los ejércitos franceses saqueaban los pueblos de la comarca para aprovisionarse de víveres; él, perfecto conocedor de toda la zona, les hizo frente con una partida de 2.000 hombres, controlando el Camino Real, apresando convoyes y correos de los franceses. Por sus acciones victoriosas fue nombrado Capitán y Teniente Coronel sucesivamente. Ganó 58 batallas a las tropas franceses destacando la toma de Roa, el rescate de Burgos, Ezcaray, Hontoria del Pinar, Quintana del Puente y la brillantísima intervención en la batalla de Vitoria. De él dijo Napoleón que «prefería la cabeza de ese cura a la conquista de cinco ciudades españolas». Fue nombrado Mariscal de Campo por Fernando VII. Posteriormente luchó al lado del bando carlista al mando de 11.000 hombres. Falleció exiliado en Alençon (Francia) en 1844; y desde mayo de 1968 descansan sus restos junto al «Balcón de Arlanza».
Además, en el siglo XVIII fue restaurado por el Duque del Infantado, Don Pedro de Alcántara y de Toledo, cuyo escudo en piedra aparece en el centro. Estos arcos abren una magnífica perspectiva visual sobre la vega del río Arlanza. Actualmente el pasadizo ducal está rehabilitado y abierto a las visitas.