Cultura
Este es el Parador en el que Napoleón pasó una noche en España
Se trata de uno de los Palacios más impresionantes de nuestro país que esconde muchos secretos entre sus paredes
Napoleón ha vuelto a salir a escena, nunca mejor dicho. Y es que el pasado viernes 24 de noviembre se estrenó en todos los cines de nuestro país la película "Napoleón", protagonizada por el oscarizado Joaquin Phoenix, y dirigida por Ridley Scott. Mucho se está hablando de este personaje, incluso se están haciendo numerosas crísticas de las falsedades que aparecen en el filme. Pues hay una cosa que es cierta, y es que pasó una noche en un impresionante Palacio del siglo XVII de nuestro país.
Napoleón Bonaparte se autoproclamó cónsul de la Primera República Francesa el 18 de febrero de 1799, y en 1804 fue coronado emperador. Desde ese año se empeña en conquistar el mundo, y como no podía ser de otra manera, España, también, a través de la Guerra de la Independencia, entre los años 1808-1813. Durante este período, en la parte de España ocupada por los ejércitos franceses se estableció un Estado satélite del primer Imperio francés encabezado por el rey José I, hermano del emperador Napoleón.
Más de 20 000 soldados franceses entraron a España comandados por Junot en noviembre de 1807, con la misión de reforzar al ejército hispano para atacar Portugal y entraron en Lisboa el día treinta de ese mismo mes. Los españoles no opusieron resistencia y permitieron su libre tránsito. Hacia febrero de 1808, los auténticos planes de Napoleón comenzaron a saberse y hubo pequeños brotes de rebeldía en varias partes de España, como Zaragoza.
Godoy encarcela al príncipe Fernando pero es forzado a liberarlo ante la llegada de Murat para apoyar a Junot ante un eventual ataque de Inglaterra. Joaquín Murat, comandante de las fuerzas francesas, creía que España reaccionaría mejor bajo el mando de José I de Nápoles, hermano de Napoleón, que gobernada por Carlos IV o por su hijo Fernando. Así lo expresó al emperador en una carta del 1 de marzo de 1808.
En marzo se produce el motín de Aranjuez. Carlos IV debe destituir a Godoy y este tiene que salir del país por temor a morir linchado a manos del pueblo. Obligado por la penosa situación, el rey abdica y Fernando se convierte en el nuevo monarca español. Al conocer los sucesos en España, Napoleón se precipita y aprehende a Fernando VII, que debe devolver la corona a su padre y este la pone en manos del francés. El dos de mayo las autoridades francesas decretaron la salida de los últimos miembros de la familia real, entre ellos los infantes María Luisa y Francisco de Paula.
Tras la salida de España de Carlos IV y Fernando VII, y después de producirse las abdicaciones de Bayona, el 25 de mayo Napoleón realizó una proclama a los españoles en la que indicaba que no iba a reinar en España y confirmaba la convocatoria de una asamblea de notables en Bayona. Finalmente, José Bonaparte fue proclamado Rey de España el 6 de junio. La firma del Tratado de Valençay el 11 de diciembre de 1813 en el que Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España puso fin formalmente al reinado de José I.
Durante este periodo, sobre todo en el tiempo de más hostilidad Napoleón tuvo que trasladarse a España en varias ocasiones para dirigir a sus tropas. Uno de los episodios más sangriento fue la “Batalla de Gamonal”, en Burgos, que tuvo lugar el 10 de noviembre de 1808. Allí Napoleón consiguió la primera victoria en España, lo que supuso la conquista de Burgos, un lugar estratégico en el centro del sistema español, lo que permitió a Napoleón aniquilar a las últimas fuerzas españolas y obligar a las tropas británicas a evacuar la península.
Durante su estancia en estas tierras el Emperador hizo su fortín en el Palacio Ducal de Lerma, hoy sede del Parador de la localidad burgalesa. Asimismo, tomó una serie de decisiones como fue la sustitución del Ayuntamiento por la Junta de Municipalidad y Gobierno, que tomó posesión el 24 de noviembre, decretó la suspensión del culto en los templos y vendió los bienes de los conventos y monasterios para pagar a sus tropas. Como medida para garantizar la seguridad del avance hacia el sur, ordenó la ocupación de Aranda, Lerma, Palencia y Valladolid.
Tras su estancia en Burgos, el 22 de noviembre Napoleón continúa el camino hacia el sur, sin producirse más batallas importantes hasta la frontera de Segovia con Madrid, en el puerto de Somosierra, con excepción de un pequeño enfrentamiento en Sepúlveda, el 28 de noviembre, donde un batallón español logró retrasar unas horas el avance de Bonaparte.
Por este motivo, cada año, entre los últimos días de mayo y los primeros de junio, Lerma viaja en el tiempo para recordar el combate que tuvo lugar en la ciudad al comienzo de la Guerra de la Independencia. En esta "francesada", los ciudadanos se disfrazan como las tropas ocupantes francesas, que tomaron el Palacio Ducal, y como los habitantes de la villa, que intentaron evitarlo con las armas que tenían en sus casas. La toma de rehenes, el motín del pueblo y los ataques de los guerrilleros españoles para intentar recuperar la plaza y el palacio son recreados con mimo para que todos los asistentes crean de verdad que están en 1808.
Antes de que llegara Napoleón, el Palacio Ducal primero fue un castillo medieval, después un palacio gracias al empeño de uno de los hombres más poderosos de España, el valido de Felipe III, Francisco Sandoval y Rojas “El Duque de Lerma”, que propició que este municipio se convirtiera en el siglo XVII en el epicentro del reino.
Esto propició que sus muros hayan sido testigos de algunos de los acontecimientos más importantes de la Historia de España como fueron como los estrenos de las obras de Lope de Vega, el nacimiento de la Infanta Margarita en el año 1610 o la adolescente boda entre Luis I de Borbón, hijo de Felipe V y Luisa Isabel de Orleans en 1722.
En la actualidad el Parador del Lerma se puede disfrutar a decenas de kilómetros de distancia. El Palacio Ducal de Lerma se erige en lo alto de la villa, elegante y sobrio, con sus muros de piedra, sus más de 200 balcones de hierro y sus cuatro torres con tejado de pizarra.
Este Palacio del siglo XVII, que el Duque de Lerma mandó construir sobre un castillo medieval, fue la envidia de la corte. Además de la imponente fachada, destacan el claustro y su patio interior, lugar en el que Lope de Vega estrenaba sus obras hace 500 años. Ahora e visitante lo utiliza para descansar y tomarte un café bajo su cristalera y admirar las columnas y los arcos de medio punto.
El Parador se encuentra en plena Plaza Mayor de Lerma, que es una de las más grandes de España con casi 7.000 metros cuadrados. La villa cuenta además con una importante red de conventos y monasterios como la Colegiata de San Pedro o el Convento de San Blas.
Las habitaciones de Paradores combinan a la perfección el diseño y los servicios modernos. En cada una de ellas el visitante puede disfrutar de la comodidad, elegancia del diseño y el mobiliario y las mejores vistas en destinos a los que querrás volver una y otra vez.
Gastronomía
Además de sus estancias, uno de los atractivos del Parador de Lerma es su oferta gastronómica, a través del Restaurante Mayorazgo. La autenticidad y la sencillez de la cocina tradicional castellana tiene fiel reflejo su propuesta. Una singular oferta que presenta sabrosos platos basados en productos naturales propios de la tierra como el lechazo asado, el queso de Burgos o la morcilla de arroz.
Ubicado junto al Patio de Bolaños, ocupando una palaciega estancia abovedada, espera al visitante este establecimiento. Sus inquilinos podrán probar ricos embutidos y carnes rojas, junto a guisos tradicionales como las migas del pastor o la sopa de ajo Castellana. De obligada degustación son los asados de lechazo, acompañados de la Torta de Aranda y de vinos del Arlanza y de la Ribera del Duero, además de los postres artesanales de recetario palaciego.
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