Cultura

Homo Antecessor llega a la treintena

En 1994 la arqueóloga Aurora Martín descubrió los primeros restos de Homo Antecessor, una especie por aquel entonces desconocida, y que supuso un antes y un después para el proyecto Atapuerca

Aurora Martín, científica que encontro los primeros restos de Antecesor en Atapuerca
Aurora Martín, científica que encontro los primeros restos de Antecesor en AtapuercaRicardo Ordóñez / ICAL

La arqueóloga palentina Aurora Martín solo tiene buenas palabras para describir el 8 de julio de 1994, una fecha que quedará siempre marcada en su recuerdo y en el de toda la sociedad científica. Ese día, el descubrimiento de los primeros restos de Homo Antecessor marcó un antes y un después en la historia de la evolución humana y de la sierra de Atapuerca, y 30 años después este yacimiento continúa sorprendiendo a aquellos que durante décadas han dedicado su vida a investigarlo.

“Recuerdo aquel día como un momento de emoción muy especial”, afirma Martín. Todo empezó en el nivel 6 del yacimiento de Gran Dolina, cuando la investigadora, que por aquel entonces trabajaba en museos de Extremadura y disfrutaba de sus vacaciones en las excavaciones de Atapuerca, encontró lo que parecían tres dientes humanos. En aquel momento no había ningún paeloantropólogo excavando en el sondeo, por lo que no estaban seguros del descubrimiento, y no fue hasta la confirmación de José María Bermúdez de Castro cuando se atrevieron a celebrar y pensar en lo que aquel hallazgo podría suponer.

“La cara que puso José María al verlos sin sacarlos de la bolsa….era de libro”, recuerda Martín. Fue entonces cuando el paleoantropólogo confirmó las palabras que todos lo que allí se encontraban esperaban oír: “Efectivamente, es humano”. La segunda reacción llegó de manos de otro de los codirectores de Atapuerca, Eudald Carbonell. “En un momento se le pasó por la cabeza todo lo que podía suponer Antecessor y creo que se quedó corto”, afirma Martín, que señala que este hallazgo supuso no solo una nueva especie sino también “avaló el proyecto Atapuerca de forma exponencial”.

Para Aurora Martín, algo “fundamental” en este descubrimiento es que fue una “alegría compartida” con el resto del equipo que la acompañaba aquel día en Dolina. “Fue un momento de exaltación en el que puedes reír y llorar al mismo tiempo, pero nunca sola. Esa alegría compartida para mí es algo esencial”, añade.

Su hallazgo permitió avalar el proyecto ante la Junta de Castilla y León, que intensificó su apoyo a partir de aquel momento, consciente de la “importancia” de estos yacimientos. Además, tres años después se concedió al Equipo de Investigación de Atapuerca el Premio Príncipe de Asturias, y en el 2000 los yacimientos de Atapuerca y todo lo que se extraía de ellos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

“Hemos ido escalando montañitas. Ha habido años oscuros, momentos buenos y otros buenísimos”, afirma la arqueóloga, que señala que los investigadores de Atapuerca son conscientes de que cada nuevo hallazgo “abre las puertas a la investigación y a nuevas perspectivas”. En este sentido, recuerda que Atapuerca “ha ocupado y ocupa un lugar fundamental tanto como proyecto de investigación como de divulgación científica”. De hecho, empezó como un proyecto de investigación y ha acabado convirtiéndose en un proyecto turístico, divulgativo y cultural y en un modelo de gestión patrimonial.

Antecessor

Tras el descubrimiento llegó uno de los momentos más importantes: la denominación de esta nueva especie. Era la primera vez que los españoles ponían nombre a una especie, y los investigadores de Atapuerca sopesaron esta designación con mucho detenimiento. “Hasta ese momento todo tenía una denominación localista, que significaba que la cuna de esa especie estaba allí. Nosotros no sabíamos dónde estaba la cuna de Antecessor pero sí que, en aquel momento, era el primer europeo que había prosperado en Eurasia y que habíamos tenido la suerte de encontrarlo en Atapuerca, pero seguramente no era el único grupo humano que llegó al continente euroasiático”, explica la investigadora. Por ello, querían que el nombre de esta especie no fuese localista, sino darle un nombre “más universal”.

Homo Antecessor fue una sugerencia de José María Bermúdez de Castro, y todos estuvieron de acuerdo en que era el nombre adecuado. “En un momento determinado este tipo de denominaciones podían incluir a más restos que se encontraran”, apunta. Estos restos no fueron los únicos que recibieron un nombre, también lo hizo el estrato donde aparecieron los dientes, que pasó a llamarse ‘Estrato Aurora’ en honor a la arqueóloga que los descubrió. “Es un privilegio que se acordaran de mí. Es un recuerdo de que estuve allí y lo viví”, afirma.

El inicio de un cambio de paradigma

“El hallazgo de Homo Antecessor significa un antes y un después en Atapuerca no solo por el reconocimiento científico y técnico y el apoyo de la Junta, sino también a niveles de la población”, afirma Aurora Martín. Tal y como recuerda, aquel día se encontraban trabajando en el yacimiento de Gran Dolina, realizando un sondeo de 6 metros cuadrados para comprender la sedimentología y así poder acometer mejor la excavación en extensión en los niveles superiores de ese yacimiento, que estaba “proporcionando una cantidad ingente de material”.

“En ningún momento habíamos visto nada que pareciera humano, pero Atapuerca siempre nos sorprende”, afirma la investigadora, haciendo referencia a las palabras del codirector Juan Luis Arsuaga. “En este caso, no estábamos preparados para semejante descubrimiento”, asegura.

Los primeros restos de Antecessor fueron de hecho los primeros restos humanos que se encontraron en la Trinchera del Ferrocarril, según explica la ahora directora gerente del Museo de la Evolución Humana (MEH). “Hicimos un nuevo paradigma. Con este descubrimiento corroboramos que la ocupación europea había tenido lugar en épocas más antiguas a lo que los grandes popes de la prehistoria y la paleoantropología europea y americana decían”, añade. En aquel momento, Antecessor se convirtió en el primer europeo, el más antiguo, aunque diez años después, en la Sima del Elefante apareció una mandíbula con cronología más antigua y en 2022 en el mismo yacimiento fue el turno de ‘Pink’ que, con una cronología en torno a los 1,3 o 1,4 millones de años, se convirtió en el fósil de más antigüedad encontrado en Atapuerca.

Este aniversario de Antecessor coincidirá también con una nueva campaña de excavaciones en Atapuerca, en un año en el que los propios codirectores auguran buenos resultados. “Atapuerca siempre da sorpresas”, reitera Aurora Martín al respecto, que explica que en las próximas excavaciones de este nivel puede que encuentren “la misma cantidad de fósiles que se encontraron en TD6 en los años 90”, y con ello “volver a retomar Antecessor y su lugar en la evolución humana”.