Economía
El lunes el cartel de Cascajares volverá al lugar que ocupó antes de las llamas
Durante el incendio del pasado mes de enero alcanzó los 1.500 grados pero quedó intacto y desde la empresa lo quieren convertir en un símbolo de supervivencia
Han pasado poco más de ocho meses desde que el pasado 26 de enero un incendio arrasara la fábrica de la industria de transformación cárnica Cascajares en Dueñas (Palencia). El camino desde entonces no ha sido fácil pero ya han marcado en rojo una fecha en el calendario: este lunes 2 de octubre. Se abrirá una nueva etapa con la puesta en marcha de una nueva planta. Su propietario, Alfonso Jiménez, ya adelantó que en aquella fatídica madrugada del mes de enero se quemó todo menos la marca. Durante el incendio, la fábrica alcanzó los 1.500 grados fruto de las llamas y lo único que sobrevivió fue el cartel con el nombre de la compañía situado en lo alto de la nave. “Aguantó a la perfección, no resultó dañado y no ha habido ni que pintarlo porque está impecable”.
Por eso, desde la empresa han decidido convertirlo en un “símbolo de fortaleza” y este lunes ese mismo cartel volverá a coronar la fábrica y será levantado en un acto simbólico que se celebrará junto a todos los trabajadores. “Lo pondremos juntos para demostrar que Cascajares está más vivo que nunca”.
Un gesto que dará paso a la inauguración de una fábrica que, tal y como adelantó Jiménez, será “mucho más moderna, productiva, cómoda y, sobre todo, segura”. Se ha construido en una parcela a escasos metros de donde se encontraba la original. Será una planta que permitirá triplicar la producción para que esta empresa de platos preparados y asados gourmet pueda continuar con su línea de exportación llevando sus productos a cada vez más países.
Estará divida en tres zonas completamente separadas por muros de hormigón que pueden actuar a modo de cortafuegos en caso de que sea necesario. Por un lado estará el núcleo de la empresa con las oficinas y las cadenas de producción y totalmente separado se ubicará el almacén. A una distancia de diez metros, que es la mínima exigida por ley, se ubicará la sala con la maquinaria, los motores y la red eléctrica.
“Esta es la zona más propensa y donde con más facilidad suelen originase los incendios. Al construirlo todo por separado se minimiza el riesgo muchísimo”, remarcó Jiménez a Ical. El objetivo es que si algún día vuelve a repetirse algo así, el fuego no alcance a la zona de producción. “Lo que queremos con esto es salvaguardar lo más importante que tenemos y eso son las personas que trabajan con nosotros”.
Además, se ha invertido en un sistema de “última generación” de autoextinción de incendios que se activa de manera instantánea rociando agua en caso de detectar fuego. Cuenta con un depósito de un millón de litros y es capaz, dice Jiménez, de apagar las llamas “en cuestión de minutos”.
La prioridad de Cascajares, una vez se estrene su nueva fábrica, es llegar a tiempo para la campaña de Navidad y poder distribuir sus famosos platos como son los capones, el cochinillo y el pavo asado tan típico de esas fechas. De hecho, confían en distribuir este año más de 600.000 cenas. “Estamos seguros de que va a ser una campaña magnífica porque la gente nos va a ayudar tras la catástrofe y podremos recuperar el empleo y devolver esos puestos de trabajo perdidos”, explica al tiempo que anuncia que su objetivo es llegar a contratar a los 74 empleados que estaban trabajando antes de que todo ardiera.
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