Universidad
Pinares, foco europeo para el desarrollo rural
La UBU coordina el proyecto europeo ESIRA que implanta 9 proyectos piloto en áreas rurales de la Unión Europea con el fin de “facilitar” el emprendimiento económico y la dinamización social
La lucha contra la despoblación en las zonas rurales es uno de los grandes retos a los que se enfrentan hoy en día Europa, y para ello buscan el desarrollo de iniciativas que ayuden a paliar esta situación. Un ejemplo es el proyecto ESIRA ‘Impulso a la Innovación Social en Áreas Rurales’ que coordina la Universidad de Burgos (UBU) y que consiste en la implantación de nueve casos de estudio en diferentes áreas rurales de la Unión Europea, que permitan conocer la situación de estos entornos rurales y de qué manera la innovación social puede ayudarles a salir adelante.
Este proyecto, seleccionado por la Comisión Europea, busca lo “desarrollar acciones que impulsen la innovación social en áreas rurales”, tal y como explica el profesor de la UBU e investigador principal de este proyecto, Luis Marcos, que señala que esta innovación social puede verse desde muchas perspectivas, como la transición verde, la lucha contra el reto demográfico, la inclusión de colectivos en riesgo de vulnerabilidad, así como a través de la creación de iniciativas de emprendimiento o el aprovechamiento de recursos del propio territorio.
Marcos es el encargado de coordinar este proyecto, que conforma un Consorcio de Socios Europeos integrado por 15 entidades, entre las que se encuentran universidades, centros de investigación, instituciones, empresas o fundaciones de ocho países europeos, como son España, Francia, Hungría, Italia, Lituania, Noruega, Polonia y Serbia.
“La Comisión Europea tiene una perspectiva de que se está dedicando mucho dinero a las áreas rurales, y sin embargo, los resultados no son tan satisfactorios como se pensaba”, explica. Por ello, considera que se deben enfocar “desde otro punto de vista”, uno que tenga más en cuenta a las personas y agentes que están en el propio territorio rural. “Entienden que hay que hacer proyectos de mucha más cercanía y proximidad”, apunta.
Para lograrlo, se están desarrollando nueve experiencias practicas en diferentes áreas rurales de la Unión Europea, y en el caso de España, este piloto experimental se sitúa en la comarca de Pinares, entre las provincias de Burgos y Soria. Según explica Marcos, todos los territorios seleccionados tiene “particularidades similares”: son zonas aisladas respecto a las grandes capitales, en zonas de montaña o de altura, y además tienen un riesgo de “vulnerabilidad muy clara”.
En este punto, el profesor explica que esta comarca es un espacio “envejecido”, que además se encuentra en riesgo de despoblación, y cuenta con un “tejido social activo” y “gran potencial” para la implementación de proyectos sociales innovadores.
“Es un territorio lleno de oportunidades, con una personalidad bastante marcada y un muchos proyectos vinculados con la realidad del propio territorio”, afirma Marcos. El proyecto fue seleccionado por la Comisión Europea en diciembre de 2023, y se empezó a trabajar en él en enero de este mismo año. Desde entonces, se han llevado a cabo varias presentaciones públicas en municipios de la comarca, a fin de dar a conocer a los vecinos los principales objetivos del proyecto y exponer casos de éxito que pueden ser replicados en estas zonas rurales.
El festival DemandaFolk, el proyecto de recuperación de Sad Hill o la Feria de la Tierra son algunos de los ejemplos que se han dado a conocer durante estos encuentros, aunque Marcos avanza que ya han “surgido ideas”, tanto como proyectos que tienen en mente ayuntamientos o empresas que ya funcionan en la zona como otras ideas novedosas de jóvenes de la zona que buscan continuar la actividad de sus mayores o incluso retornar al pueblo. “No es un lugar en el que la gente no sepa qué hacer. Hay ganas de hacer cosas e ilusión” ,afirma el coordinador.
“Hemos detectado que, aunque ha habido experiencias que no han salido bien y han generado cierta frustración, hay confianza en la Universidad”, añade Luis Marcos, que se muestra convencido de su éxito, dado que no se trata de un proyecto corto, sino que tiene una duración hasta diciembre de 2027, tiempo en el que considera que dará tiempo a poner en marcha algunos de estos proyectos, y que pasen a ser “realidades”.
“No llegamos de nuevo, hay mucha gente trabajando que ya tienen ideas o esbozos, pero que no han tenido la oportunidad de sacarlos adelante”, explica, a la vez que pone en valor la labor de los ayuntamientos, grupos de acción local, diputaciones y empresas que llevan ya unos años luchando por fortalecer sus entornos rurales.
“Nuestro papel estos meses será recoger ideas, proponer otras y trabajar conjuntamente con la gente para definir cuáles tienen más oportunidades de salir”, indica. Para ello, el primer paso será constituir formalmente la Plataforma Participativa de personas y entidades, que desarrollará el proyecto ESIRA en el territorio de Pinares. La fecha elegida será el 14 de junio, y el resto de países seguirán una “metodología y calendario similar”. En la implementación de este caso de estudio en el territorio de Pinares-Soria colaborarán otros dos socios españoles, como son la Sociedad para el Desarrollo de la Provincia de Burgos (Sodebur) Y la Fundación Oxígeno.
Además, tal y como avanzó Marcos, en verano tienes planteado realizar actividades de divulgación del proyecto, con el fin de llegar a otros perfiles que pueden encontrarse en los pueblos durante el periodo estival y que pueden también “ser actores colaboradores” del proyecto. El periodo entre septiembre y finales de año servirá para analizar y completar los proyectos que les hayan ido presentando, con el objetivo de empezar, a principios de 2025, a estudiar el camino a seguir para adaptarlos y convertirlos en “propuestas innovadoras”.
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