Patrimonio

¿Qué es el esgrafiado segoviano y qué le hace tan especial?

Se trata de una de las señas de identidad de la capital y la provincia

Ejemplo de esgrfiado de Segovia en el Palacio de Cascales
Ejemplo de esgrfiado de Segovia en el Palacio de CascalesTwitterTwitter

La capital y provincia segoviana son muy especial por muchas cosas. Su riqueza patrimonial artística, histórica y natural, con monumentos del renombre del Acueducto, el Alcázar, la Sierra de Guadarrama o su particular forma de colocar los tejados, así como su variedad gastronómica, con el cochinillo asado como bandera, le hacen ser un referente y uno de los territorios más visitados de toda España. Pues mucha gente no sabe que también es especial por el esgrafiado segoviano. ¿Qué es? Es una técnica ornamental arquitectónica utilizada para la decoración en el enlucido y revestimiento de muros, tanto en el exterior como en el interior de edificios.

El término, de origen italiano (sgraffiare) -hacer incisiones o rascar con una herramienta especial llamada grafio-, ​ se aplica tanto a la acción artesana como al producto resultante. En materia de albañilería, puede considerarse como una variedad o tipo de grabado realizado sobre una superficie estofada, a partir de dos capas o colores superpuestos que permiten revelar formas o dibujos al retirar o rallar la capa exterior. En los revestimientos de fachadas y decoración de algunos interiores suelen utilizarse plantillas con motivos geométricos seriados.

En la Península Ibérica, este oficio, de algún modo heredero del arte decorativo parietal, tuvo su origen en el trabajo del estuco y los revestimientos interiores utilizados por los romanos e hispanorromanos en Hispania, esta tradición pasó al arte paleocristiano y prerrománico, con la conquista islámica de Hispania pasó al arte andalusí como tantos otros elementos, los alarifes mudéjares dejaron diferentes ejemplos en Extremadura, Andalucía, Aragón, Castilla, Cataluña, Levante y Portugal. El esgrafiado, además de su aplicación arquitectónica, se ha documentado en restos arqueológicos de distinta antigüedad en su aplicación sobre objetos de cerámica y, en la Edad Media, sobre manuscritos en las ilustraciones en oro.

En España el oficio del artesano del esgrafiado está documentado desde la mitad del siglo XII en Cataluña, dentro de las cofradías que reunían a "esgrafiadores, estofadores y doradores". En Castilla, estos maestros albañiles pertenecían al círculo de revocadores o estucadores. En algunas de sus provincias como Segovia,​ Toledo o Guadalajara han dejado abundantes ejemplos, algunos de ellos bien conservados o restaurados.

 

Es más algunos historiadores se atreven a decir que el esgrafiado es un invento segoviano. Así lo afirma Rafael Ruiz, quien indica que hasta la fecha siempre se había identificado el esgrafiado con lo mudéjar “pero nunca se había encontrado dentro del arte islámico sus antecedentes y nunca se había cuestionado si realmente se trataba de una creación mudéjar o, por el contrario, de una herencia del mundo hispanomusulmán que se había desarrollado en Segovia“.

Precisamente esta es la tesis que viene a defender Ruiz en su libro sobre este icono segoviano, "Esgrafiado: historia de un revestimiento mural. De la Antigüedad al Renacimiento". Según Ruiz, Segovia no fue un mero receptor, sino que durante la Edad Media se convirtió en un gran campo de experimentación del esgrafiado y foco de su desarrollo.

Otra tesis es que durante el siglo XIX, más conretamente en 1855, el Ayuntamiento de Segovia lanzó el «proyecto de revoque general de edificios y enlucidos» en la que se obligaba a los propietarios de las casas del recinto amurallado a mejorar el aspecto exterior de sus viviendas para dotar a la ciudad de una buena imagen. Es por ello que recorriendo calles como Muerte y Vida, San Francisco, las céntricas Calle Real y Fernández Ladreda o la Plaza de San Martín, observaremos numerosos ejemplos del Esgrafiado Segoviano que datan aproximandamente del siglo XIX.

 

Los restos más anitguos que se conservan del esgrafiado en la capital serían los del Alcázar (siglo XIV), el Torreón de Lozoya (siglo XV), el Palacio del Conde Alpuente (siglo XV), el Palacio del Conde Cheste (siglo XV). También hay que destacar la Torre de Arias Dávila, situada cerca de la Plaza Mayor, en la que se puede encontrar una división horizontal de la misma decorada con diferentes tipos de esgrafiado. Sobre el futuro del esgrafiado, evidentemente es una técnica que se está perdiendo pese a que muchas construcciones modernas la utilizan para decorar sus fachadas y en rehabilitaciones de casas antiguas se sigue utilizando.