Sociedad
El sol brilla en el Domingo de Pascua para recibir a Cristo Resucitado
El momento culmen fue el encuentro entre madre e hijo en la Plaza Mayor de Valladolid, con la bendición y la suelta de palomas
Tras una Semana Santa, marcada por las lluvias y el tiempo desapacible en Valladolid, el sol brilló en el Domingo de Pascua para recibir a Cristo Resucitado, que se encontró con la Virgen de la Alegría en la Plaza Mayor de la capital, ante el fervor de los fieles. De esta manera, se pone el epílogo a las procesiones vallisoletanas de los últimos diez días y que han permitido a la ciudad del Pisuerga vivir con intensidad estos días de Pasión, pese a la suspensión de numerosos desfiles por la meteorología adversa o la amenaza de chubascos como ocurrió con la Procesión General del Viernes Santo.
Aunque hasta minutos antes de las 13.30 horas ambas tallas no se encontraron, las procesiones se iniciaron mucho antes. Primero lo hizo, a las 10.30 horas y desde la Iglesia Conventual de Nuestra Señora de Porta Coeli, el paso de Nuestro Padre Jesús Resucitado (Ricardo Flecha, 1994), que se dirigió hasta la Catedral Metropolitana, donde confluyó con los pasos la Virgen de la Alegría (Miguen Ángel Tapia, 1997) y el Santo Sepulcro Vacío (Alonso y José de Rozas, último cuarto del siglo XVII), que habían partido a la misma hora de la Iglesia de San Benito.
Ya en el interior de la seo se celebró una misa solemne a las 11 horas, presidida por el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, que pronunció un fervorín e impartió la correspondiente bendición apostólica para, posteriormente, dirigirse la procesión hacia la Plaza Mayor, acompañada por representaciones de otras cofradías. Lo hicieron por Cascajares, Plaza del Portugalete, Arzobispo Gandásegui, Angustias, Bajada de la Libertad, Plaza de la Fuente Dorada y Ferrari, hasta situarse delante del Ayuntamiento, donde se produjo el esperado momento con el encuentro de la Virgen de la Alegría y el Cristo y que concluyó, además de con el fervorín, con la bendición apostólica por parte de Argüello, quien proclamó alto y claro: “Jesucristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado”.
El arzobispo deseó que la alegría de la Pascua llegue a quienes tienen lágrimas en los ojos, a los que han perdido a seres queridos en el último año, que están en el “futuro del cielo” y a quienes hayan vivido un dolor, un fracaso, una enfermedad, una separación, un conflicto o una crisis. “Que la alegría de la Pascua os permita vivir la reconciliación y la comunión y poder llevar la cruz de cada día, por que Jesucristo resucitado nos ayuda a llevarla”, añadió. También tuvo palabras para María la Virgen de la Alegría, que ayudará a “guardar todo lo vivido en esta semana en el corazón para que sigamos gritando por el camino de la vida”. Por último, se procedió a la simbólica suelta de palomas en un cielo con nubes que volvía a amenazar lluvia. Fue la manera de celebrar el encuentro glorioso entre madre e hijo.
Al finalizar el acto, las cofradías regresaron a sus respectivas sedes. En San Benito se pudo entonar el último canto de la salve de esta Semana Santa, para dar por concluida la procesión y la Pasión, informa Ical.