Sociedad

Los vallisoletanos honran con entusiasmo a su patrona, la Virgen de San Lorenzo

Miles de personas celebran con júbilo su día grande de las fiestas patronales y con fervor la Natividad de la Virgen María en las calles y en una abarrotada Catedral

Los vallisoletanos honran con entusiasmo a su patrona, la Virgen de San Lorenzo
Salida hombros por costeleros de la imagen de la Virgen de San Lorenzo de la parroquia bajo los acordes del himno de EspañaMiriam ChacónIcal

Llegó el día más esperado para los fieles vallisoletanos, que a estas horas siguen celebrando con júbilo y entusiasmo a su patrona, la Virgen de San Lorenzo, en el día grande de las fiestas patronales en su honor en Valladolid en una jornada importante para los cristianos por cuanto se festeja la Natividad de la Virgen María.

«¡Hoy nace una clara estrella, tan divina y celestial, que, con ser estrella, es tal, que el mismo Sol nace de ella!»

Miles de personas, entre vallisoletanos, turistas y devotos han acompañado desde las diez y media de esta mañana a la imagen de la patrona en su recorrido por el centro de la capital del Pisuerga con sus labras de plata del siglo XVIII y portada a hombros por miembros de la Real y Venerable Hermandad de Nuestra Señora de San Lorenzo, desde su salida en la iglesia parroquial de San Lorenzo al son de los tambores y cornetas de la banda de música de Valladolid y gritos de Viva de la Virgen de San Lorenzo hasta la Santa Catedral.

Allí, a las doce del mediodía, daba comienzo la ceremonia religiosa presidida por el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, junto a varios presbíteros concelebrantes de la eucaristía y ante la presencia también del cardenal y arzobispo emérito, Ricardo Blázquez, además de autoridades civiles y políticas de la ciudad o de la Comunidad, entre ellas el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo; el presidente de las Cortes, Carlos Pollán; el consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago; el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar; o el propio alcalde Jesús Julio Carnero, que debutaba como tal en este gran día del que participó otros años como presidente de la institución provincial o consejero de la Junta, junto al resto de la corporación municipal.

Un día especial para los vallisoletanos con una temperatura agradable y el sol brillando en todo lo alto que anima a salir a la calle a disfrutar de este momento y del antepenúltimo día festivo en la ciudad que sigue celebrando además el Año Jubilar del Corazón de Jesús otorgado por el Papa Francisco.

Ya en la Seo abarrotada de fieles, y tras la entrada en la Catedral de la Virgen con los hermanos costaleros y tras escuchar el Himno Nacional, la imagen, recibida en modo Gloria y con aplausos del pueblo fiel mostrando así su cariño y respeto la patrona de Valladolid, se colocaba en el lugar de honor de la Catedral mientras sonaban los acorde del himno a la patrona escrito por el periodista Jesús Fonseca.

Después, Carnero, como manda la tradición, entregaba el bastón de mando de forma simbólica a la Virgen de San Lorenzo como alcaldesa perpetua de Valladolidse celebraba la Misa de Pontificado previa al regreso de la procesión a su parroquia previo paso por la espectacular alfombra floral situada en la Plaza Mayor de Valladolid. Durante la homilía, el arzobispo vallisoletano de Meneses de Campos arrancaba su sermón saludando a todos pero especialmente a la Policía Municipal, caballeros de la Virgen de San Lorenzo, por su servicio a la ciudad, y sobre todo en estas últimas semanas con varios sucesos que han conmocionado a la ciudad, como la explosión de gas que se llevó la vida de una mujer hace apenas medio mes, o por su labor en estas fiestas patronales velando por la seguridad de todos.

Argüello invitaba a disfrutar de estos días festivos con alegría y entusiasmo y "para abrir brechas en los muros vitales, personales, familiares o ciudadanos que parecen encajonar la vida humana", y para hacer frente también a la falta de vínculos, "al muro e la libertad sin amor o de la autonomía sin verdad". En este sentido, el prelado advertía de los males que azotan a la sociedad de hoy como es el progresivo aislamiento, la creciente soledad y desigualdad y una "violencia inexplicable".

"Las fiestas -proseguía- son un homenaje a la amistad social y de cómo la danza y el juego, como el pan y el vino compartidos, pueden renovar nuestras relaciones".

Finalmente, Monseñor Argüello llamaba en este año Año Jubilar a renovar el encuentro con Jesús y aprovechar la misericordia de su amor para hacer frente al odio, la polarización y el enfrentamiento actuales en la sociedad de hoy.