Tradiciones

La viga de madera con cuatro siglos de historia emblema de la España rural que quiere resurgir

Este madero se colocará en el techo de un refugio de un pueblo casi despoblado como colofón a la recreación de la Ruta Carreteril que impulsaron los Reyes Católicos para garantizar el abastecimiento del reino y las necesidades de la propia corona

La Cabaña Real de Carreteros impulsa la Ruta Carreteril que concluirá con la colocación de la viga en El Refugio de Sarnago
La Cabaña Real de Carreteros impulsa la Ruta Carreteril que concluirá con la colocación de la viga en El Refugio de SarnagoCabaña Real de CarreterosLa Razón

España y Castilla y León, en general, y la provincia de Soria, en particular, sufren desde hace décadas una despoblación ruralque parece no tener fin, a pesar de las numerosas medidas e incentivos existentes para que las familias y los jóvenes puedan quedarse emn su tierra y las empresas asentarse en ellas.

Un problema de Estado en forma de éxodo rural hacia las ciudades que afecta también a la Europa de la Unión y que amenaza con dar la puntilla a un modo de vido de siglos y tradiciones.

Pero no todo esta perdido mientras lo que queda de la sociedad civil rural esté dispuesta a dar la batalla y a no arrojar la toalla tan fácilmente en defensa de la calidad de vida y el futuro de nuestros pueblos.

Es el caso de la Asociación de Amigos de Sarnago y de la Cabaña Real de Carreteros, ambas sorianas, que pelean cada día por mantener viva la historia y las tradiciones de los pueblos de las Tierras Altas de la provincia de Soria así como por tender puentes entre territorios.

Ambas entidades promueven el próximo 14 de junio en el municipio soriano de Sarnago -uno de los muchos pueblos deshabitados tras el éxodo rural del siglo XX debido a la expropiación forzosa de sus tierras por parte del ICONA en los años 60 lo que acabó de precipitar su vaciamiento-, una nueva edición de una curiosa iniciativa que busca el resurgir y la recuperación de la memoria de una comarca que está casi despoblada, recorriendo con las yuntas de las vacas serranas, una raza autóctona de las montañas sorianas, los tradicionales itinerarios de los carreteros y otros de importancia histórica como el Camino de Santiago o el Sepelio de Felipe el Hermoso.

Ese día, según informan desde la Cabaña Real de Carreteros, se romperá el silencio de la comarca de Tierras Altas para dejar paso al sonido de los cencerros, el traqueteo de las ruedas de madera y el paso firme de las vacas serranas.

Es la Ruta Carreteril, un homenaje al transporte tradicional de madera en la que participan entidades y personas comprometidas con la memoria, el medio rural y las formas de vida tradicionales, que arrancará en San Pedro de Manrique hasta su destino en Sarnago, pero que este año viene cargado de simbolismo de la mano de una viga de madera fechada en el siglo XVI procedente del antiguo Hospital de la Concepción de Burgos.

Dicho madero se integrará en El Refugio, una construcción de Sarnago levantada en comunidad en madera y piedra, que aspira a convertirse en coliving rural, centro de actividades y espacio de acogida para nuevas formas de habitar lo rural, y con la que se pretende dar nueva vida a este pueblo, hoy sin vecinos permanentes.

Tras recorrer antiguos caminos de trashumancia y monte, la comitiva llegará a Sarnago una hora y media después para protagonizar un acto de bienvenida y entrega simbólica de la viga.

cartel anunciador de la Ruta Carreteril 2025
cartel anunciador de la Ruta Carreteril 2025Cabaña Real de CarreterosLa Razón

Cinco siglos de historia

La Cabaña Real de Carreteros es una institución con más de 500 años de historia, que impulsaron los Reyes Católicos con el nombre de Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros, Trajineros, Cabañiles y sus Derramas, y cuya finalidad era organizar el transporte que garantizaba el abastecimiento del reino y las necesidades de la propia corona.

La carretas formaban trenes de carretería de más de treinta carros, al frente de los cuales se situaba el mayoral seguido de aperadores, carpinteros, carreteros, conductores, pasteros, gañanes y mozos de carga; que trajinaban todo el año, salvo en el invierno, cuando dejaban bueyes y carros a cargo de los mozos pasteros en las dehesas del Duero, Pisuerga, Benavente, o incluso en Extremadura.

Estaba dotada de una organización jurídica y jerarquizada tanto a nivel nacional (juez protector), como regional y local (alcaldes de cabaña), y gozaba de algunos privilegios como el paso y pasto de ganados o maderas para el arreglo de carros, además de exenciones de portazgos y del servicio militar, según se apunta en la web de la actual Cabaña Real de Carreteros.

Canicosa, Hontoria, Palacios, Quintanar, Regumiel y Vilviestre de la Sierra, en la provincia de Burgos; y Casarejos, Covaleda, Duruelo, Molinos, Navaleno, Salduero y San Leonardo de Yagüe, en la provincia de Soria, eran los pueblos que formaban parte de la hermandad, a los que posteriormente se unieron las derramas de Abejar, Cabrejas, Herreros y Villaverde del Monte.

Además, según el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1753, la hermandad estaba compuesta por 1.112 carreteros, sobre un total de 1.912 vecinos, poseedores de 8.642 carretas de las que 6.000 eran de “puerto a puerto”, es decir, capaces de ir de Santander a Sevilla con 22.331 bueyes y vacas serranas negras, como se extrae del libro “Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros” de Pedro Gil.

Los carreteros se tornaron madereros, elaboraban sus suertes de pinos comunales, fabricaban trillos, gamellas o taburetes en invierno y serraban pinos para recorrer los pueblos de Castilla en primavera, bajando por el Arlanza, Lerma, El Cerrato, Valladolid, Astudillo, Villalpando, Valderas o Benavente, que aún hoy siguen celebrando en junio ferias en torno a la madera.

Ya en los años 50 y 60 del pasado siglo se introducen en los macizos forestales de pino silvestre en Segovia, Cuenca y Guadalajara, y se expanden al pino insigne del País Vasco y al pino landas de Francia, por lo que la sierra pinariega soriano-burgalesa hace de nexo de unión entre el macizo forestal más productor de Europa, el Arco Atlántico hispano-francés, con el gran mercado maderero del Mediterráneo y Andalucía.

Hoy en día, si se sale de los pueblos pinariegos en dirección a la estepa castellana es fácil encontrarse en el camino alguno de los varios cientos de camiones que día a día realizan el trasiego maderero que en tiempos hicieron sus antepasados.