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Los diarios personales sobre el coronavirus llenan la red de testimonios escalofriantes

Desde personajes públicos como Chris Cuomo o Lorenzo Silva a cuentas como la de enfermera-saturada en instagram, todos estos documentos son joyas para futuros historiadores

La estafa se produce a través de una llamada de teléfono
La estafa se produce a través de una llamada de teléfonoArchivo

Quien quiera saber qué es lo que se siente cuando comienzas a notar los síntomas del coronavirus, cuando la fiebre empieza a afectar al cuerpo o la tos seca se convierte en un ataque de pánico, existen centenares de diarios y cuadernos publicados día a día en las redes sociales, tanto de personas anónimas como populares. El presentador de la CNN, Chris Cuomo, hermano del gobernador de Nueva York, fue uno de los primeros en reconocer que había contraído la enfermedad. Desde entonces, ha continuado trabajando pero haciendo un recuento constante de lo que iba experimentando. “El bicho sobre todo trabaja de noche. Acabo exhausto. La fiebre es tan alta que a veces hasta tengo alucinaciones. Juro que ayer tuve la impresión de estar hablando con mi padre que falleció hace muchos años”, comentaba en directo.

La fiebre alta es un síntoma habitual, no tanto así los delirios, pero lo que dejan claro todos estos diarios que transcriben síntomas y sentimientos es la gran variedad de efectos asociada a la enfermedad. Parece que todos sufren a su manera. La única pauta que existe en todos estos testimonios es que acaban por convertirse en una necesidad, en una especie de alivio, una forma de sacar fuera lo que nos preocupa y al verlo escrito, sentirnos más livianos y seguros. Además, quien lee estos testimonios en primera persona pueden sentir una sensación confort y empatía que le ayudará después si empieza a sentir síntomas.

En cierta forma, escribir lo que nos pasa es darle valor, y este sentimiento es muy importante en psicología. “La satisfacción de la necesidad de autoestima conduce a sentimientos de autoconfianza, valía, fuerza, capacidad y suficiencia, de ser útil y necesario en el mundo”, aseguraba Abraham Maslow, máximo exponente de la psicología humanista.

Pero los diarios sobre estos días no se limitan a los afectados directos por la enfermedad, sino a todos los que nos hemos visto obligados a enclaustrarnos en nuestras casas. Televisión Española acaba de estrenar la serie “Diarios de cuarentena”, una ficción cómica sobre lo que nos pasa encerrados en casa durante estos días, basado en los miles de testimonios dejados en la red. En twitter numerosas cuentas lo reflejan, así como en otras redes sociales como Reddit, Facebook o Instagram.

Por ejemplo, el escritor Lorenzo Silva apunta cada día sus reflexiones en su “Diario de alarma”, recogido en su página web. “He estado tres veces en Pompeya y si alguna vez me desconfinan y vuelven a abrirse las fronteras viajaré tan pronto como tenga ocasión para ver el mosaico de Orión, que se me antoja un símbolo rotundo y conmovedor de esta humanidad escarmentada y afligida por su imprevisión y sus excesos”, escribía el 15 de abril, su día 32 de encierro.

Estos diarios nos ayudan a interpretar mejor el estrés y la ansiedad asociada con el confinamiento. El narrador consigue convertirse en protagonista de su propia historia, dando relevancia a unos acontecimientos en principio anodinos consiguiendo darles valor, y por tanto convirtiendo el encierro en una experiencia, no en una imposibilidad. “La verdad tiene estructura de ficción”, aseguraba Lacan, demostrando que la sublimación es la estrategia más sana para enfrentarse a este encierro.

Desde hace 35 días, Monsterrat Espanyol y Carlos Sala realizan en este mismo periódico un diario de cuarentena con niños describiendo minuciosamente lo que les ocurre a los pequeños durante este interminable encierro. Lo que empezó como un proyecto de dos semanas, tiene visos de alargarse un mes más, lo que convierte este diario en un documento de gran valor. “La historia puede parecer que siempre le pasa a otras personas, pero todos estos testimonios certifican que nada nos es ajeno y que es necesario escribir siempre tu propia historia”, asegura el historiador Kevin M. Levin.

Esto se puede ver estos días con la popularización y el estudio de las numerosas cartas que se conservan de personas que vivieron en sus propias carnes la gripe española de 1918. Gracias a ellas, hemos podido comprobar los paralelismos entre la última gran pandemia mundial, que mató a cerca de 50 millones de personas, con nuestra crisis del coronavirus. " A las doce de la noche empecé a sentir calor. Tenía una fiebre tan alta que tenía miedo que mi ropa empezase a arder. MI tos era tan fuerte que creía que me iba a partir por dos. Estaba oscuro. Sabía que tenía neumonía, No había estado tan mal en toda mi vida. Respiraba como si fuera un diluvio de transpiración. Nunca me he sentido más miserable", escribía en enero de 1919 el doctor Franklin Martin. Este médico fue uno de los sanitarios contagiados por la gripe después de tratar a numerosos pacientes y en su convalecencia decidió escribir un diario a su mujer por si acaso no volvía a verla.

Muchos sanitarios también reflejan lo que están viviendo estos días. En instagram, por ejemplo, cuentas como enfermera-saturada tienen multitud de seguidores al hablar sin embudos de lo que está sucediendo. En twitter hay otras muchas similares. Cuando esto acabe, porque acabará, todo este archivo de textos nos ayudará a comprender mejor lo que sucedió en este arranque de 2020. Así que si cree que necesita expresar lo que siente en estos momentos, no lo piense dos veces, siempre es importante.

Y no sólo para un futuro. En enero, el Instituto de Predicciones Tecnológicas de la Universidad de California estudió el movimiento en redes de China cuando el virus comenzó a extenderse. Ahí se pudo comprobar un aumento de tráfico asociado con el contagio del virus. Esto demostró que el bigdata también puede predecir los ratios de transmisión de la enfermedad. Ahora, con el mismo programa, se quiere rastrear todos estos diarios para predecir ratios de hospitalización y así saber de antemano cuándo un hospital puede quedar desbordado.