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Coronavirus: ¿Estás bebiendo demasiado durante el aislamiento?

La venta de alcohol ha subido prácticamente un 30 por ciento desde el inicio del confinamiento y hay signos a tener en cuenta para determinar si es momento de frenar un poco

Mujer bebiendo una copa
Mujer bebiendo una copalarazon

Desde que está aislada, Maribel, bebe al menos tres cervezas antes de las ocho de la tarde y un poco de vino para cenar. A veces sigue la noche con un gin tonic o dos en una videollamada con sus amigas que se prolonga hasta la madrugada. No son todos los días, pero tampoco sabe decir cuántos no bebe nada. Y luego están las madrugadas del sábado, que no puede renunciar a realizar simulacros de aquellas noches locas anteriores al confinamiento. Maribel tiene 26 años y ha tenido que confinarse con una compañera en un pequeño piso de 40 metros cuadrados, en un viejo edificio de Gracia que por alguna razón hace extraños ruidos por la noche. Y cada mañana, al despertar, se pregunta si no estará bebiendo más de la cuenta durante esta cuarentena.

Lo cierto es que los índices de venta de alcohol están por las nubes. Desde la primera semana de confinamiento, los datos indican que las ventas han subido un 30 por ciento y las cervezas llegaron a picos del 70 por ciento. En Estados Unidos, las ventas de alcohol subieron un 55 por ciento, cifra similar que se repitió en Francia y Gran Bretaña. ¿Estamos creando con el confinamiento una nueva generación de borrachos? Sin caer en el alarmismo, hay que estar alerta y aquí van algunas señales de que quizá la copita de vino que necesitas para relajarte quizá lo único que sirve es para servirte una copita más.

Según las estimaciones, un consumo natural de alcohol equivaldría a una copa diaria para la mujer y dos para el hombre, siempre teniendo en cuenta esta medida como media y que siempre dependerá del peso y condicionantes de cada uno. Por supuesto, esto no quiere decir que si no bebes el jueves y el viernes puedas tomar tres copas el sábado. Siempre son estimaciones diarias. En confinamiento, con la población aburrida y angustiada, el refugio en el alcohol puede ser señal de alarma. Porque siempre está bien justificar una copita de vino aquí y allí, pero no hay que caer en la autocomplacencia.

Lo cierto es que la comunidad científica desaconseja siempre el uso del alcohol en momentos de estrés, pues el cerebro puede confundir las causas y no beber se convierta en generadora de estrés. Lo mismo ocurre para quien bebe para no aburrirse, puesto que pronto el cerebro creerá que no beber es aburrido, por lo que el uso de alcohol se convertirá en constante, como si fuese la única forma de conseguir un poco de alegría.

Otro de los problemas es la falta de horarios fijos cuando el teletrabajo entra en escena. A pocos se les ocurriría abrir una cerveza a las doce de la mañana en su puesto de trabajo, pero si estás en casa, nadie te está controlando, y te entra esa cierta sed, la tentación es grande. Si esto te ocurre, quizá podrías empezar a pensar que es una señal de alarma.

Las ventas de alcohol han subido no por miedo al desabastecimiento, sino por la necesidad de tener lo suficiente en casa para no tener que salir a comprar expresamente alcohol, momento en que la psique ya avisa de que tal vez tengas un problema. Así que si tienes un miedo extra de quedarte sin cervezas, empieza a pensar que tal vez bebes demasiado.

Si a pesar de confinamiento y del tiempo extra para realizar todo tipo de actividades, ves que tu ocupación principal es beber, quizá ya es evidente que tienes un problema. Antes hacías telebirras con tus amigos y ahora te aburre porque no te añaden nada al hecho de beber, así que empiezas a beber solo, Y los problemas empiezan cuando en esos momentos comienzas a tomar decisiones importantes, ya sea en tus relaciones con tu familia, amigos o trabajo.

Los últimos grados para saber si definitivamente has caído en las redes del alcohol es si sientes que.ya no puedes funcionar sin él, si tu cuerpo lo necesita y sientas cierta obligación en cumplir sus deseos. Dejas de beber y tus manos sudorosas no dejan de temblar, notas cierta taquicardia, y la ansiedad que combatías antes con alcohol se ha transformado en ansiedad por consumir alcohol. Quieres dejar de beber, pero no puedes. Si es así, no podrás dejar de beber solo, con lo que el aislamiento será un agravante del problema. Así que brindemos por el fin del confinamiento, pero sólo una vez.