En Europa, exceptuando las islas británicas, es difícil encontrar muchas conexiones entre cineastas y músicos, pero en Estados unidos es mucho más facil. Se han rodado películas sobre artistas de rock, jazz, country y soul, entre otros estilos, y ambos mundos están en general bastante conectados, como el ejemplo que nos ocupa, Mickey Rourke.

La carrera y personalidad del Motorcycle Boy de “La Ley de la Calle” ha sido tan peculiar y con tantos altibajos que de él se puede esperar cualquier cosa. En casi ninguna entrevista ha hablado de música, pero las conexiones existen. Seguramente la mayoría de gente lo descubrió el estreno de “El Luchador”, pero las hay anteriores.

Estamos hablando de un actor que fue uno de los reyes del cine de los años 80, rodando maravillas como la citada “La Ley de la Calle”, “El Corazón del Ángel” y “Manhattan Sur”, aparte de otros muy buenos trabajos como “Diner” y “Barfly”. Tenía el magnetismo y la garra de los mejores Marlon Brando y Robert de Niro, y lo demostró rodando a las órdenes de Francis Ford Coppola, Alan Parker y Michael Cimino.

El estreno de su mayor éxito comercial, “Nueve semanas y medio”, supuso el inicio de su declive, que duraría casi dos décadas. “Orquídea Salvaje” ya pasó desapercibida, y a partir de aquí, el vacío, que terminó en 2005, con “Sin City”, y la película más rockera, “El Luchador”, su última hazaña. Una especie de recorrido por sus años de boxeador, pero situado en la escena del “wrestling”.

Viendo la película, uno tiene la sensación de que Ram, su personaje, es fan de casi todo lo que suena en la banda sonora. Un tributo por todo lo alto al hard rock de los años 80, época en la que este estilo alcanzó su cúspide. Los mismos años en los que reinó Mickey Rourke en la gran pantalla. Podría no ser casualidad.

Son varias escenas que ayudan a tener esta sensación. La del bar, en la que The Ram y la preciosa Cassidy (Marisa Tomei) toman una copa hablando de música. Rourke critica con pasión a Nirvana (banda que acabó, en parte, con la escena hard rockera de los 80), y elogia a Ratt. Por su parte, ella comenta que “nada puede con Def Leppard y Motley Crue”.

También tenemos a Cassidy bailando en el club de striptease donde trabaja a ritmo de “Animal magnetism”, tema de Scorpions. Otro gran momento es cuando Mickey va conduciendo su 4X4 escuchando el himno metálico “Balls to the wall”, de los también germanos Accept “Bang your head” de los festivos Quiet Riot. Otros iconos de esa época que suenan son Ratt, Cinderella, Slaughter y Firehouse, toda una pesadilla para los “indies” que acudieron a ver la película.

Otra conexión musical entre Mickey y el rock está relacionada con la película de Kenny Aaronoff. En enero de 2009 se grabó un videoclip para el tema “The wrestler”, del mismo nombre que el film. Fue un encargo personal del director a Bruce Springsteen, y suena al final, en los títulos de crédito. Se incluyó en el álbum “Working on a dream del Boss. En el videoclip se mostraban imágenes de Springsteen con el pelo peinado hacia atrás en un ring de boxeo y halterofilia intercaladas con otras escenas de la película.

En la escena final de la película, cuando The Ram quiere entrar en combate pese a que le puede costar la vida por sus graves problemas de corazón”, suena otro himno. Nada menos que “Sweet child o’mine”, de Guns N’Roses, con el emblemático y único riff de Slash. Fue Rourke quien le pidió personalmente a Axl Rose que pudiera sonar en el film. Ello demuestra que el actor ya era fan de la banda desde hacía tiempo. Además, en 2018, ambos acudieron juntos al Staple Center de los Angeles, con un aspecto irreconocible que generó docenas de memes.

Finalmente, Mickey rodó la seguramente cochambrosa película “Spun”, junto a nada menos que una de las voces definitivas del heavy metal, Rob Halford, líder de Judas Priest.