Coronavirus
“El último tramo es la variante británica del coronavirus”
Entrevista con el físico y experto en pandemias, Àlex Arenas, que se muestra optimista de cara al verano y prevé que será “bastante” mejor que 2020
Las predicciones de Àlex Arenas son sinónimo de acierto. Catedrático de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, Arenas es físico experto en sistemas complejos y análisis de epidemias y, desde que surgiera el Sars-Cov-2 en China, ha ido poniendo en alerta a las autoridades españolas y catalanas con anticipación: cuando nadie veía la llegada del virus a España, ya alertaba del tsunami que se avecinaba; y, cuando muchos lo daban por residualizado en verano, advirtió de la segunda ola.
El acierto en sus pronósticos se produce gracias a que, en 2018, su equipo creó unos modelos para analizar el papel de la movilidad en una epidemia y es capaz de predecir cómo evolucionará el virus. Arenas, que no ha descansado ni un día desde que empezara la pandemia, compagina las clases en la universidad con la asesoría a la Generalitat para acabar con la epidemia.
La Rt (velocidad de transmisión) ha superado esta semana el 1 en Cataluña. ¿Se tienen que encender las alarmas?
Encender alarmas, no, pero estar en alerta, sí. Si está cerca de 1, no es nada bueno. Si está por debajo, significa que los contagios descienden lentamente, mientras que, si es superior, crecerán. Es un equilibrio muy peligroso porque no nos podemos permitir un repunte porque las UCIs están demasiado llenas.
Hay quien ya vislumbra una cuarta ola. ¿Es así?
Todavía estamos en la tercera ola porque no hemos bajado suficientemente como para decir que esta ola se ha acabado ya. Se ha acabado en el sentido de que no crece, pero estamos en la bajada y en la bajada hay muchísima ocupación hospitalaria que debería seguir disminuyendo. El problema de esta cuarta ola es que todavía no tenemos la implantación completa de la variante británica y, como hemos visto en otros países, cuando empieza a ser mayoritaria, su velocidad de propagación es más fuerte y lleva a más contagios.
¿Es probable esta cuarta ola?
Yo diría que es más que probable porque esta variante británica se acabará imponiendo. Es pura biología. El tema es cómo estaremos cuando nos coja de pleno tanto en Cataluña como en el resto de España. La cuarta ola está cantada, pero no porque la gente baje la guardia y tenga actividad, sino porque haciendo las mismas cosas, esta variante británica ya hemos visto que pasa una factura dura.
En este sentido, ¿Cree que, con el punto de vacunación alcanzado ahora mismo, se ha empezado a acorralar al virus en Cataluña (casi un 10% de la población ha recibido ya una inyección, como mínimo)?
Sí que acorrala al virus y es muy útil esta vacunación. El problema de la vacunación es la distribución, que no depende de nosotros. Esto nos podría ayudar mucho: cuanto más rápido vacunemos, menos probabilidad hay que de una cuarta ola nos traiga problemas, aunque sea un tanto por ciento menor que la inmunidad de rebaño (60-70%). Veremos un descenso de mortalidad muy bestia y, espero que también, de la presión hospitalaria. En este sentido, el año mejorará mucho.
Es decir, pronto debería repercutir sobre los hospitales la vacunación en colectivos vulnerables.
No se puede obviar que en las UCI pueden ir personas de cualquier edad, pero, con las estadísticas en la mano, cuanto más elevada es la edad, más probabilidad de que las complicaciones sean mayores.
¿Cataluña dónde se encuentra?
Sí que es posible que en los próximos 2 o 3 días irá un poco de bajada, pero es una cuestión demasiado puntual. Si levantamos un poco la vista, la situación está complicada.
¿Cree que la Generalitat podría aflojar un poco más las restricciones?
Bajo mi punto de vista, las restricciones deberían haber sido muy diferentes: deberían ser territoriales de acuerdo a la heterogeneidad del territorio. No se puede aplicar lo mismo a diferentes poblaciones y contextos. Yo creo que necesitábamos una educación en la ESO telemática y teletrabajo y no cerrar todos los servicios y se debía haber apostado fuerte por la ventilación de los locales. Y esto no se ha hecho.
El Gobierno se ha abierto a salvar la Semana Santa flexibilizando medidas. ¿Cree que es un riesgo y se pueden reeditar los problemas de la post Navidad?
Ahora mismo, sería incapaz de pronunciarme sobre la Semana Santa. Las posibilidades de que esta Semana Santa tengamos problemas son elevadas porque falta un mes y las condiciones en las que estamos no son para relajar las medidas a día de hoy. La apuesta de la Semana Santa la veo muy complicada.
Es decir, todavía falta el tsunami de la variante británica.
Estamos en una implantación alrededor del 40% a día de hoy y esto significa que en un par de semanas estará implantada al 100%. Sabemos que esto cambia la transmisión notablemente y puede subir 0,2 el valor de Rt. Si nos ponemos en una Rt de 1,2 esto sería una ola fuerte y aunque su pico se pueda contener, la situación hospitalaria es tan complicada que un sobreestrés de esta manera no es soportable. Todo el país sufrirá lo mismo, igual que Francia que está al límite del confinamiento.
Es decir, la variante británica se podría implantar al 100% en dos semanas solo?
Sí, por la tasa de duplicación, esta variante en 10 días será mayoritaria. Si no es del 100%, será por encima del 80%. Es lo que ha pasado en todos los países y no esperamos una cosa diferente.
¿Y las consecuencias serían peores que en las anteriores olas?
Dependerá de cómo reaccionemos. El pico de ola es por reacción: la tercera ola no fue tan alta porque se aplicaron medidas de inmediato justo al concluir Navidad.
Muchos ciudadanos se preguntan ya por el verano y tienen la esperanza de que haya más flexibilidad y haya más movilidad. Hay expertos que prevén una mejora. ¿Cuál es su pronóstico?
Yo soy bastante optimista. Para mí, el último tramo es esta variante británica, que me sorprende que no nos haya afectado antes. La implantación ha sido relativamente lenta en el territorio, pero se acabará imponiendo. Después de esto, con vacunas, testeos y la llegada del buen tiempo, creo que tendremos un verano bastante más bueno que en 2020. No quiere decir que nos podamos quitar la mascarilla, pero sí vivir de una manera bastante más relajada, sin restricciones de movilidad y poder viajar. El verano es un buen objetivo y podemos llegar. Así como Semana Santa nos está cogiendo ya, el verano será bastante mejor que el del año pasado.
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