Opinión
Fracasaron con los abogados
Como ya sabrán ustedes, el jueves pasado se celebraron elecciones en el Colegio de la Abogacía de Barcelona, que siempre se había llamado Colegio de Abogados, pero es lo que tienen los nuevos tiempos.
Pues bien, allí se enfrentaban dos conceptos diferentes de nuestro Colegio: la neutralidad, es decir un colegio profesional solo al servicio de los profesionales; o, un colegio al servicio de una causa, la independentista.
Naturalmente este último planteamiento no se expresó de forma explícita, pero sí contó con el apoyo de la prensa y todos los indepes más o menos ilustres. El estratega de esta campaña fue sin duda mi amigo Jaime Alonso Cuevillas (yo siempre le he llamado Jaime). En el pasado fuimos muy amigos, amistad que aún se mantiene, pasábamos temporadas juntos en verano con nuestros hijos de edades similares y mi mujer fue diputada con él, en los momentos difíciles le dimos todo nuestro apoyo y Roser fue uno de sus pilares. Jaime es un tipo inteligente, buen amigo de sus amigos, pero que un día abrazó de forma entusiasta la causa independentista y puso toda su inteligencia, sus dotes de estratega y su ironía al servicio de la misma. Para ello se colocó al frente de la candidatura indepe a Gonçal Oliveros, un compañero con el que he tenido menos trato, pero que resulta también simpático y con aire de bonhomía.
El plan parecía perfecto, una causa disimulada, un buen estratega detrás y alguien que no genera rechazo delante. Naturalmente, nosotros nos movilizamos para que no ganasen y su derrota ha sido aplastante, más de 2.000 votos de diferencia contando los votos de nuestra decana María Eugenia Gay, toda una Señora, educada, inteligente y buena profesional, y de la candidata buena gente e idealista que era Vanessa González.
¿Por qué hemos ganado? Por méritos de Eugenia seguro, pero además por una cosa curiosa, cuando llamaba a compañeros para pedir el voto la respuesta recurrente era, “iré a votar porque estos indepes son muy pesados politizándolo todo”. Ya se sabe que en este país se puede superar cualquier fama buena o mala menos la de pesado, por mucho que no lo sean ni Jaime ni Gonçal, el independentismo aburre ya hasta a las ovejas.
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