Entrevista

Juan Carlos Cerdá: «Con formación se evitarían accidentes en el colegio por reacciones alérgicas»

«El papel del entorno escolar en lo que se refiere a la gestión de las alergias de sus estudiantes es muy importante»

Juan Carlos Cerdá
Juan Carlos CerdáLa Razón

Ante el inicio del nuevo curso, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) insiste en la necesidad de instaurar un protocolo común de actuación y prevención en alergias en los colegios para garantizar la seguridad de los alumnos con enfermedades alérgicas, asma o inmunodeficiencias primarias.

–¿Las alergias infantiles van en aumento? ¿Se conoce el por qué?

–Se calcula que aproximadamente el 30% de la población mundial es alérgica, sobre todo en los países más desarrollados. Según la teoría higienista, parece que el sistema inmunológico en estos países está ocioso ya que no hay tantos parásitos ni infecciones y entonces se produce una alteración del sistema inmune que nos permite reconocer proteínas e identificarlas como amigas o enemigas. Hay muchos ejemplos de poblaciones que viven en países poco desarrollados que, al incorporarse a Europa, sufren más reacciones alérgicas que en su país de origen, donde hay mucho parásito e infecciones bacterianas. Por lo tanto, hay una base genética y luego hay una serie de condicionantes externos, que son los que activan la respuesta inmune anormal.

–¿Cuáles son las alergias más frecuentes?

–Hay enfermedades alérgicas respiratorias, de la piel, las alergias a medicamentos y alimentos, las reacciones al veneno de los himenópteros... Prácticamente, cualquier proteína puede ser interpretada por el organismo como un alérgeno y entonces tener una respuesta. El órgano que se pone enfermo depende de la vía de entrada del antígeno. En edad infantil, el 10% de los niños en edad escolar tienen asma y el 80% de estos niños es de tipo alérgico, así que hay una prevalencia muy elevada. La alergia alimentaria no es tan frecuente en la infancia. Se estima que aproximadamente el 5% de las visitas en las unidades de alergia son por problemas de alergias a alimentos. Y éstas, la alergia respiratoria y la alimentaria, son las más frecuentes.

–¿La mayoría de ellas son leves? ¿Qué porcentaje son severas y qué consecuencias pueden acarrear?

–En general no son reacciones graves, pero existen las reacciones anafilácticas para alérgenos muy potentes que pueden ser muy peligrosas y poner en riesgo al vida del niño, como la alergia a las proteínas de la leche y del huevo o a otros alimentos como los frutos secos. Pequeñas cantidades pueden producir reacciones alérgicas muy graves, potencialmente fatales. Las reacciones anafilácticas, que pueden acabar en un shock, son bastante poco frecuentes.

–En este sentido, ¿qué papel juega el entorno escolar en lo que se refiere a la gestión de las alergias?

–Es muy importante, porque los niños alérgicos han de asistir al colegio y hay que tener muchísimo cuidado para no exponerles a lo que les causa alergia y, en el caso en el que eso suceda, se ha de estar preparado para atender una reacción. Todo eso está contemplado en los programas de alerta escolar, en los que se incluyen aquellas patologías alérgicas que pueden provocar una reacción grave en el colegio. Estos programas contemplan la formación del profesorado y del personal de cocina, el contacto y coordinación entre el centro de salud más próximo y los centros escolares que tienen niños de riesgo y, en definitiva, establece un programa de formación y actuación rápida en el momento de la reacción. Todo esto hace que, si surge una emergencia, se pueda actuar con rapidez y de forma eficaz, dándole al niño el tratamiento urgente. Estos programas de alerta escolar ya están en la Comunidad Valenciana, en Baleares o Galicia muy bien implantados, pero debería ser a nivel nacional, aunque por ahora no es así.

–¿Qué iniciativas debería poner en marcha el centro escolar para garantizar la seguridad de los alumnos con alergias?

–Es la formación, sobre todo, El centro escolar, por un lado, debería evitar todas esas situaciones en las que se ponga en riesgo al niño alérgico. Además, todo el personal de comedor ha de tener identificado al niño alérgico y todo ello, junto con la comunicación entre el profesorado, los padres, el niño y los compañeros, evita los accidentes. La prevención es lo más importante, pero además también hay que estar preparado para un accidente, una emergencia. En general, la mayoría de los centros y profesores, así como las empresas que preparan la comida para los centros, están muy interesados en evitar los accidentes, pero ha de estar en la mentalidad de todo el mundo el que hay un niño alérgico en ese colegio y todo ello forma parte de la formación, una formación que deben hacer, en primera instancia, los pediatras alergólos a los pediatras de primaria y, en segunda instancia, éstos últimos deben transmitir a su vez a los centros escolares. En la Comunidad Valenciana, cada centro de salud tiene asignados varios colegios perimetrales y es el responsable de la salud de los niños escolares. Todo eso es una red de mucho esfuerzo y trabajo, pero que es fácil de organizar cuando se tienen las ideas claras. Alguien que no venga de la rama sanitaria, con una formación básica, podría salvar la vida de un niño. Con formación se evitarían accidentes en el colegio.

–¿Nos podría dar algún consejo más de cara al inicio del nuevo curso?

–Estamos en un momento de pandemia. Por tanto, es importante recordar que hay que mantener las medidas de seguridad para reducri al máximo el riesgo de contagio: uso de mascarilla, lavado de manos, distancia, ventilación y vacunación a los mayores de doce años.