Opinión

Los cambios

Las glaciaciones huronianas, que afectaron a la Tierra entre hace 2400 y 2200 millones de años, pudieron ser tan severas que los glaciares llegaran prácticamente hasta el ecuador, convirtiendo a nuestro planeta en una “bola de nieve”.
El planeta TierraOleg Kuznetsov (Wikimedia)

Vivimos en una sociedad cambiante, que los optimistas aun pensamos puede ir a mejor y los pesimistas son del todo agoreros.

El ejemplo más claro es la tecnología. Todo parece anticuado nada más crearse. Si ya complejo puede parecerle a un carcamal como yo lo de los emails, no les digo nada cuando empiezan a liarte con que te lo han enviado por un sistema o por otro y no se puede abrir, y entonces hay que hacer no se qué. Es decir líos. Ahí no quedan más que dos soluciones: o estás en permanente evolución y a mí me coge mayor e inútil para eso; o, te rodeas de gente que te lo soluciona como mis pacientes mujer e hijos o mi inigualable Marisa.

Otro cambio en alerta permanente es el cambio climático. Yo, la verdad, no sé muy bien en qué consiste, pero al parecer nos estamos cargando el planeta. Vale, así es, pero resulta que los países más contaminantes, como China o La India, no quieren firmar los pactos, y nos dicen, vosotros habéis contaminado durante años o sea que ahora nos toca a nosotros industrializarnos y contaminar. Es decir, nosotros haremos lo que podamos tirando basura en containers de distintos colores, pero ya veremos si esto al final sirve de algo o como dicen los agoreros acabaremos extinguiéndonos como los dinosaurios.

Hay otros cambios que uno desearía: por ejemplo, en la política. Empezando por pedir que no vayan poniendo parches a las cosas importantes mientras nos entretienen con debates estériles, inútiles y retrógrados.

Hoy me ha dado por los cambios, simple y burda escusa para acabar confesando el cambio que me tiene amargado estos días que es el cambio de armario, una de las dos torturas anuales que hay que padecer, con ropa que uno soñaba en ponerse y no se encuentra o tratando de razonar que hacer con ese pingo que ha aparecido que no sabes ni de donde ha salido, ni en que maldita hora te lo compraste.

Me preocupan las tecnologías, el cambio climático, la finalidad de la política y todo lo que ustedes quieran, pero en este momento, en este preciso instante, no hago más que preguntarme ¿de dónde habrán salido estos pantalones?, ¿Qué hago con tantas camisas?, ¿es hora de tirar a la basura ese jersey que me acompañó al primer concierto que dio Loquillo?. Toda una serie de dilemas que me tienen frito.