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El pianista manco que perdió el brazo en la batalla del Ebro

El periodista Toni Orensanz se adentra en la peculiar biografía del músico bohemio que se enroló en las Brigadas Internacionales

La tumba de Eddie Balchowsky
La tumba de Eddie BalchowskyLa Razón

El periodista Toni Orensanz se ha adentrado en una vida propia de una novela, pero que es real. Eso es lo que puede encontrar el lector que se aproxime a las páginas de «Com vas perdre el braç, Balchowsky?», libro publicado por Columna y que nos devuelve a un autor que ya demostró su capacidad para adentrarse en historias fascinantes como ocurrió con su anterior libro «El nazi de Siurana».

En esta ocasión podría parecer que Orensanz se aleja de tierras tarraconenses al seguir la pista de un peculiar y bohemio músico de Chicago, pero no es así. Y es que este libro se inicia con una entrevista: la que mantiene el autor con el doctor Carles Hervàs para analizar la atención sanitaria que se llevó a cabo durante la batalla del Ebro, uno de los episodios más sangrientos y decisivos de la Guerra Civil. En ella le habló de que el doctor Rafael Pulido, uno de los responsables del equipo quirúrgico de aquellos días en el territorio y que cada día debía atender a decenas y decenas de heridos, tuvo que intentar salvar a alguien, a un brigadista norteamericano del que no recordaba con exactitud su nombre. Tal vez se llamaba Belchowsky o Belichowsky, pero lo que era seguro es que en la ficha redactada por Pulido sobre el paciente se advertía que era un pianista y presentaba una herida muy grave en el brazo, con posible riesgo de gangrena. Finalmente lo perdió.

En ese preciso momento, a Toni Orensanz le picó la curiosidad por saber quién fue aquel tipo que se fue a otra parte del mundo para luchar en una guerra que lo acabó convirtiendo en manco. Pronto pudo saber que el personaje se llamaba en realidad Edward Ross Balchowsky y siguió tocando el piano con un brazo. El periodista inició la búsqueda de un hombre por archivos de medio mundo, entre Estados Unidos y Europa. De esta manera pudo saber que este héroe o, mejor dicho, antihéroe era, como dice el propio autor, una especie de Forrest Gump porque «donde iba él pasaba algo gordo». El escritor, historiador y actor Studs Terkel decía que Eddie Balchowsky era «el Huck Finn de Chicago».

El protagonista de «Com vas perdre el braç, Balchowsky?» es un retrato de la historia no oficial de Estados Unidos, la de la contracultura que ha forjado muchas de las corrientes políticas y artísticas que nos han llegado hasta nuestros días. Ese es uno de los grandes retos de Orensanz: mostrarnos ese mundo olvidado de manera injusta.

Fue un derrotado al que no le importaban las victorias materiales sino las morales. Para ello Balchowsky tocó todas las teclas que pudo y no solo las del piano. Por ejemplo, se puso a cocinar droga como si se tratara de un Walter White cualquiera aunque esto lo hizo con un espíritu idealista y no de narcotraficante. Es «un héroe imperfecto», como lo define su biógrafo.

Tuvo las relaciones más peculiares y las aventuras más insólitas. Volviendo al terreno de las drogas, a Balchowsky lo pillaron consumiendo en compañía de Lila Leeds, una actriz de Hollywood que antes había sido detenida con el mítico Robert Mitchum. A raíz de todo eso, el pianista manco que estuvo en la batalla del Ebro dio con sus huesos en la cárcel coincidiendo con un tipo llamado Paul Crump, un recluso condenado a muerte. Gracias a su intervención, Crump se convirtió en un escritor reconocido gracias a su libro «Quema, asesino, quema», todo un éxito internacional.

Fue «hippie» antes de la llegada de los «hippies» y abrió la puerta a la cultura «beat» mucho antes de que empezarán a aparecer Jack Kerouac o Allen Ginsberg.

Balchowsky saboreó la vida hasta el final, sacando de ella todo lo que pudo, pero sin tener que sacrificar sus ideales, su manera de enfrentarse al día a día. Eso es lo que lo sigue haciendo un personaje interesante, un referente que sigue llamando la atención, aunque haga tres décadas de su fallecimiento.

Sin embargo, el libro de Toni Orensanz no solamente es un viaje por una vida que merece ser rescatada sino que también es un ejercicio de periodismo, una búsqueda del dato concreto, aunque este se encuentre en un archivo perdido en Chicago Washington. Esa es la gran labor del periodista que se obsesiona por ser lo más riguroso posible.

Las últimas páginas del libro son, a este respecto, una cuidadosa recapitulación de fuentes, la identificación de cada una de las afirmaciones que se realizan en los capítulos de «Com vas perder el braç, Balchowsky?». Es aquí donde queda evidente que el autor ha buscado en todas partes, que ha hablado con todos los testigos que ha podido localizar, que ha leído cada informe en el que se recopilan las andanzas de este antihéroe... Por ejemplo, en el caso de la fascinante historia de la relación del personaje con el no menos intersante Paul Crump ha andado por las páginas de la revista «Life» o «Chicago Tribune». Periodismo, investigación y paciencia para reconstruir un mundo que merece ser leído.