Opinión
Salvar a la soldado Yolanda
Ayer fue un día aciago para Pere Aragonés, presidente de la Generalitat de Cataluña. Un día más en su semana negra. El viernes pasado sacó el partido alfa a pasturar para “liderar” los Juegos Olímpicos de Invierno 2030. Todos le dieron collejas porque el liderazgo es del COE, y puestos a liderar le dijeron gobierne y no convoque consultas que no han gustado ni al COE ni al COI. Unanimidad plena.
El lunes, Laura Borràs, teórica aliada que ERC puso de presidenta del Parlament decidió cerrar la cámara catalana para “desobedecer” a la Junta Electoral. Aragonés no se opuso sino que puso a su partido alfa a arrastrar los pies tras Borràs, la peor presidenta del Parlament de la democracia, no fuera ser que lo criticaran por poco ardor patriótico.
Para ayer, el ufano Aragonés tenía convocada una cumbre independentista para afinar la estrategia. Primer convocado: la CUP. Sin embargo, un desalojo con cuatro detenidos hizo que la CUP le plantara. Dicho de otra forma, más de proverbio castellano, le comió la merienda y le cagó en el zurrón.
No se había recuperado Aragonés de la afrenta cuando los Comunes le dan la espalda hartos del partido alfa, que se ha empecinado en poner a Yolanda Díaz contra las cuerdas en su proyecto estrella: la reforma laboral. Si ERC no la vota le retiran apoyo parlamentario. Aragonés se quedó “pasmao”, compuesto y sin novia. Descubrió ayer que el principal afán de los Comunes es salvar al soldado Yolanda. Lo que fue su éxito puede ser su primer gran fracaso por culpa de una ERC que quiere ponerla de rodillas ante Pedro Sánchez para mermar sus posibilidades en Cataluña porque es rival directo. Conclusión, el partido alfa se ha metido de nuevo en un lío porque quiere ser el más independentista y el más de izquierdas. Estar en el gobierno implica gobernar y estar en un proyecto implica no traicionar.
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