"Procés"

Puigdemont desafía a Aragonès y llama a las bases independentistas a romper con los partidos

Organiza una investidura “fake” en el sur de Francia para renovar su mandato al frente del Consell per la República. Desprecia la mesa de diálogo y pide “reagrupar fuerzas” ante el Estado

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont
El expresidente de la Generalitat Carles PuigdemontDavid BorratAgencia EFE

Carles Puigdemont ha organizado este fin de semana una investidura “fake” en el sur de Francia para su renovar su mandato al frente del Consell per la República, el órgano que él mismo fundó y que seguirá dirigiendo sin oposición tras ser reelegido con el 86,44% de los votos.

Su objetivo es acaparar foco, coger las riendas del “procés” y presentarse como una suerte de contrapoder ante el Estado y especialmente frente a la propia Generalitat de Pere Aragonès (ERC). Un Ejecutivo “autonómico”, con las “alas cortadas” y bajo un “155 persistente, permanente”, ha repetido el expresident en varias ocasiones sobre un gabinete en el que está su partido, Junts per Catalunya.

Y es que Puigdemont ha aprovechado el acto de este sábado para renovar el desafío y llamar a las bases del independentismo a separarse de los partidos, a romper y “no depender” de las formaciones. “A emanciparse”. De hecho, el expresident ha revelado este sábado que sus planes para culminar el “procés” pasan por impulsarlo desde el Consell per la República “reduciendo su dependencia” de ERC y la CUP, al margen de Junts. Un reto en toda regla especialmente ante los republicanos y Pere Aragonès que busca minorizar su apuesta por el diálogo y la vía pactada.

En concreto, y después de constatar que ahora mismo no es posible la “unidad” entre las facciones independentistas, Puigdemont ha avisado que esto no puede seguir bloqueando los avances en el “procés”: “Nuestra relación con los partidos tiene que cambiar, porque la que hemos tenido hasta ahora no ha funcionado, y no será por falta de paciencia. Les hemos dado muchas oportunidades, pero el tiempo ya se ha acabado”.

“El Consejo debe tomar la iniciativa, sin esperar a un consenso entre los partidos, porque ya se ha visto que no es posible en las actuales circunstancias”, ha insistido el expresident, que ha prometido “privilegiar” su “compromiso con el organismo, por encima” del cargo que pueda ostentar en las estructuras de JxCat.

Puigdemont, por tanto, se ha querido presentar ante sus bases como un dirigente visiblemente molesto con los partidos y sus estructuras, situado prácticamente en un extremo de la oficialidad política y dispuesto a abrir un nuevo camino para relanzar el “procés” aprovechando los “puntos de inflexión” que se puedan dar. Así se ha referido de forma velada a la posición que debe tomar la justicia europea sobre su situación.

Hay que tener en cuenta que la vista sobre la cuestión prejudicial que el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena elevó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para saber los motivos por los que se puede rechazar una euroorden se celebrará el próximo 5 de abril.

En su discurso, Puigdemont también ha despreciado la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat -un compromiso arrancado por Esquerra a cambio de la investidura de Pedro Sánchez- al asegurar que es “un intento de reducir conflicto a un problema entre dos gobiernos por cuestiones administrativas y financieras” y ha apostado por una “cadena de desbordamientos democráticos”.

La última iniciativa que ha presentado el Consell per la República es la creación de una red de representantes en todo el mundo que complemente y no sustituya la acción exterior del Govern y que actúe como “un ministerio libre de exteriores”, según afirmó el comisionado de Acción Internacional del órgano, Adrià Alsina.