"Procés"
La consellera de Puigdemont que asume muertos por la independencia de Cataluña
“He tenido claro siempre que los españoles estaban dispuestos a todo y que Europa, de entrada, no nos ayudaría”, afirma
Parece que las crueles imágenes de la invasión de Rusia en Ucrania han sensibilizado poco a algunos de los sectores más radicales del independentismo. Es el caso de la consellera de Educación en el Govern de Carles Puigdemont, Clara Ponsatí, quien muy a menudo nos tiene acostumbrados a exhibir sus muestras de odio hacia España o su independentismo más radical. Ahora lo ha vuelto hacer rescatando el debate de la posibilidad de que haya muertos para conseguir la independencia de Cataluña.
Con motivo de la publicación del libro “Molts i ningú. Embastat de memòries i altres històries”(Editorial La Campana), Ponsatí, que ahora está como diputada en el Parlamento Europeo (tras huir de la Justicia), ha mostrado la disposición a asumir la posibilidad de que haya muertos. “Con el planteamiento de no hacer nada si hay riesgo de muertos, no haríamos nunca nada. No es necesario que todo el mundo esté dispuesto a arriesgarse, simplemente es un riesgo que debe correrse”, aseguró el miércoles en el acto de presentación del libro.
Y, ayer mismo, en otro acto, ahondó sobre esta misma idea: “Si queremos ser independientes, ¿qué debemos hacer para serlo? Si Europa no nos quiere proteger y los españoles nos quieren apalizar, ¿debemos de dejar de querer ser independientes? Si la respuesta es que sí, que me lo sigan; pero, mi respuesta es que no”. “Lo que ha cambiado en los últimos años es cómo vemos los costes de la independencia. Quizás no éramos conscientes. Yo, la verdad, es que he tenido claro siempre que los españoles estaban dispuestos a todo y que Europa, de entrada, no nos ayudaría”, añadió.
Y es que el independentismo puso a circular la posibilidad de que hubiera habido muertos durante la fase más álgida del “procés” en octubre de 2017 como vía de escape al callejón sin salida en el que se adentraban. Ante la frustración generada por la imposibilidad de obtener nada concreto, más allá del simbólico desafío de organizar un referéndum ilegal y declarar una independencia con más dudas que convicción, los dirigentes separatistas trataron de construir el relato de que tenían que pisar el freno para evitar consecuencias mayores.
En este sentido, Marta Rovira (ERC), tan solo semanas después, aseguró que el Gobierno había amenazado con “muertos en las calles”. “Directamente nos decían esto: que habría sangre y que teníamos que parar porque no dudarían esta vez, y que esta vez no serían pelotas de goma”, señaló, aunque remitiéndose a Puigdemont y Oriol Junqueras como fuentes. Lo cierto es que esas acusaciones nunca han sido demostradas con pruebas y más bien se pueden interpretar como una vía de escape al callejón sin salida al que se dirigían los independentistas.
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