Salud

Los pacientes con lesión medular o daño cerebral adquirido completan su rehabilitación en el huerto

Vall d’Hebron y estudiantes de 3º de la ESO de la Escuela Thau colaboran en la implementación de un proyecto que permite a los pacientes trabajar en favor de su recuperación al aire libre y en contacto con la naturaleza

Sergio (izquierda) y Carlos plantan espinacas en el huerto terapéutico de Vall d'Hebron bajo la atenta mirada de los estudiantes de 3º de la ESO de la Escuela Thau
Sergio (izquierda) y Carlos plantan espinacas en el huerto terapéutico de Vall d'Hebron bajo la atenta mirada de los estudiantes de 3º de la ESO de la Escuela ThauVall d'Hebron

Sergio, de 26 años, y Carlos de 33, se encuentran ingresados en la Unidad de Lesionados Medulares de Hospital Vall d’Hebron, el primero desde hace mes y medio y el segundo desde hace un par de semanas. Ambos realizan rehabilitación intensiva desde que sufrieran sus respectivas lesiones, uno por un accidente y el otro por una caída deportiva, para tratar de recuperar la máxima movilidad y funcionalidad posibles y hoy, por primer vez desde su ingreso, han podido salir al exterior para llevar a cabo parte de esa rehabilitación en el huerto terapéutico que el hospital ha habilitado, en colaboración con alumnos de la Escuela Thau de Barcelona, en las inmediaciones del Hospital de Traumatología, Rehabilitación y Quemados

“Llevaba casi un mes y medio sin salir del hospital y el hecho de poder estar en el exterior despeja la mente y reduce la ansiedad. Todo lo que sea salir del entorno hospitalario es bueno y he podido volver a recuperar sensaciones que no vivía desde hace tiempo ”, comenta al respecto Sergio, mientras que Carlos señala que “hacer cosas distintas a las que estamos habituados a hacer cada día en interior está genial”. “De trabajar y manipular siempre aparatos y materiales artificiales, hoy he podido tocar y sentir la tierra mojada”, añade este último.

Pero más allá del efecto mental, emocional y psicológico que puede provocar en estos pacientes el salir al exterior y llevar a cabo una actividad fuera de su monótona rutina diaria, el trabajo en el huerto tiene además un objetivo terapéutico. “Es un complemento a la rehabilitación que hacemos habitualmente en el interior”, comenta al respecto la doctora Lluïsa Montesinos, coordinadora de la Unidad de Lesionados Medulares de Vall d’Hebron, quien explica que “la actividad en el huerto permite a los pacientes trabajar manipulación fina y el aguantar de pie en aquellos casos en los que aún conservan esta capacidad”.

Fue precisamente por todos estos beneficios que el trabajo en el huerto puede aportar a los pacientes que se recuperan de un ictus, que acuden diariamente al Hospital de Día a llevar a cabo su rehabilitación, o quienes se encuentran ingresados tras haber sufrido una lesión medular, que en 2018, Sandra Ponce, supervisora de la cuarta planta de traumatología de Vall d’Hebron, impulsó la puesta en marcha de este proyecto. “La idea surgió a partir de la consulta que hicimos entre los pacientes del Hospital de Día acerca de cómo podíamos mejorar la atención”, recuerda la enfermera, quien al respecto comenta que “hacer rehabilitación fuera del entorno de hospitalización les produce bienestar y la actividad en sí favorece su autoestima y empoderamiento, ya que son personas de larga hospitalización que, además, pueden necesitar cuidar de algo y eso el huerto lo ofrece”.

Sin embargo, la pandemia obligó a suspender temporalmente la actividad, que ahora se ha retomado con un nuevo impulso. Y es que alumnos de tercero de la ESO de la Escuela Thau de Barcelona se han encargado de remodelar el huerto a partir de materiales reciclados y adaptándose siempre a las especiales circunstancias de los pacientes con movilidad reducida, y además son los responsables del desarrollo de dicha actividad, de manera que no solo guían e instruyen a la veintena de pacientes que participan a día de hoy en la misma -10 de ellos con lesión medular y 8 con daño cerebral adquirido-, sino que además interactúan, charlan y conversan con ellos, fomentando así la sociabilización de estas personas.

Una lección para los alumnos

“En la escuela creemos que hay cosas que no se pueden enseñar, sino que se han de vivir”, asegura Mireia Vallés, tutora del Thau, y entre ellas destacan aquellas que forman parte del proyecto Fem Verd, que la escuela puso en marcha hace unos 7 años. “La idea es sensibilizar a los alumnos hacia la naturaleza, hacerles entender que hay que respetarla y admirarla y, con este objetivo, llevamos a cabo cerca de 20 actividades diferentes, en las que participan en torno a 800 estudiantes de la escuela, y entre ellas figura el huerto terapéutico”, indica Marcos Martínez, profesor de Educación Física y líder del proyecto Fem Verd, quien al respecto señala que “es una actividad que une el mundo educativo y el sanitario”.

Y es que por un lado, esta iniciativa contribuye a formar a los alumnos acerca de la importancia de la naturaleza, su cuidado y respeto, y por el otro permite a los pacientes llevar a cabo su rehabilitación en un entorno y contexto que favorece su sociabilización, así como la mejora de su estado anímico y emocional, entre otras cosas porque, como señala Martínez, “se sabe que el contacto con el medio natural ayuda a reducir el estrés y la ansiedad”.

Para Pau Olivares, uno de los 34 alumnos de tercero de la ESO de la escuela Thau que, organizados en tres grupos de 11 personas cada uno, acuden semanalmente a Vall d’Hebron a cuidar y trabajar el huerto terapéutico, asegura que el poder participar en esta actividad “es muy ilusionante, ya que es gratificante el poder ayudar a gente que no está pasando por su mejor momento”. “El huerto terapéutico nos permite estar en contacto con la naturaleza, pero el valor más importante es el de ayudar a los pacientes a recuperar su sensibilidad y movilidad”, comenta este joven de 15 años, quien al respecto explica que “en una primera sesión montamos todo el huerto y hoy enseñamos a los pacientes a manipular el material y a plantar”, en esta ocasión, plantas terapéuticas, hiedra, fresas, lechugas y espinacas.

Tal está siendo el éxito del huerto terapéutico, una actividad en la que han querido participar todos los pacientes para los que está indicada, que el hospital ya estudia diversas opciones para poder ampliar el huerto y dar así impulso a esta iniciativa.