Opinión
Por si creían haberlo leído todo
Un individuo llega a un restaurante en Barcelona y según la noticia se encuentra con la tragedia de que la carta no está en catalán. Según el mismo digital de tendencia nacionalista, pide la hoja de reclamaciones, aquí me paro porque según se refiere no se la dan, personalmente conozco ese restaurante y yo por lo menos no me lo creo, el caso es que entonces el hombre muy enfadado llama al teléfono de emergencias el 112, es decir el mismo que se utiliza cuando entran a robar en una casa, se ve un peligro de agresión etc.
El 112 desvía la llamada a los mossos d´esquadra, quienes cometen el gran sacrilegio de no considerar la intervención urgente y no envían una patrulla. En vista de que la patrulla no llega, a los quince minutos vuelve a llamar al 112 y a pedir que aparezcan los mossos ante una situación de tal emergencia. La noticia no especifica si los mossos fueron o estaban haciendo algo menos relevante como evitar un atraco.
Más adelante un diputado de Ciutadans en el Parlament, le pregunta al Conseller d´Interior sobre el abuso de la utilización de este servicio de urgencia para algo así, el Conseller responde que de abuso nada y poco más o menos que el hombre hizo muy bien en requerir al 112.
Hasta aquí la historia, repito referida en un digital nacionalista bajo el titulo; “Revés a Ciutadans”.
Yo no se qué pensarán ustedes, pero a mí me reafirma el pensar que lo peor del “proces” no es nada de lo que sale en los periódicos, sino las secuelas que ha dejado en algunos tras el fracaso de la republiqueta, cuando ven que a los cinco años de su solemne proclamación, aquí siguen entre otros la Policía Nacional, la Guardia Civil, y la Bandera de España, que los suyos no tuvieron cataplines para arriarla ni el día que proclamaron la independencia.
Por otra parte y volviendo a la historia uno no puede por menos que preguntarse si el día que en un restaurante el cordero no esté suficientemente hecho, uno puede acabar exigiendo la presencia de los mossos, los pobres, queridos y tan maltratados mossos por sus propios políticos, que son capaces en lugar de comprarles material que necesiten para su trabajo, el día menos pensado acabar montando furgonetas cocina con servicio de traducción de carta alimentaria.
Eso sí, aquí me quedo, no sea que tenga que acabar defendiendo al mosso que no apreció con suficiente grado de sensibilidad la emergencia lingüístico/alimentaria.
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