Del Govern

¿Qué separa y qué une a ERC y al PSC en la negociación de los Presupuestos?

Acuerdan una comisión de ejecución de las cuentas, aunque discrepan sobre tres grandes macroproyectos y en el calendario. Con Junts hay distancia

Salvador Illa observa al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en una sesión parlamentaria. EFE/Enric Fontcuberta
Salvador Illa observa al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en una sesión parlamentaria. EFE/Enric FontcubertaEnric FontcubertaAgencia EFE

Esquerra y el PSC cierran el año prácticamente abocados a entenderse. Tras pactar los Presupuestos del Gobierno de Pedro Sánchez y aprobar los de Barcelona, quedan por atar las cuentas del Ejecutivo de Pere Aragonès. La prueba del algodón para los republicanos, en solitario al frente de la Generalitat después de la ruptura de Junts y en clara minoría en el Parlament en un contexto de creciente crisis.

A punto de terminarse 2022, son varios los desencuentros y algunos los acuerdos entre ambos partidos: con una política fiscal similar y apalabrada una comisión de ejecución de las cuentas, queda por resolver qué hacer con los tres «macroproyectos» que exige el PSC –aeropuerto de El Prat, Hard Rock y Cuarto Cinturón– y consensuar un calendario. La presión externa de Junts y la ruptura en el seno del independentismo también pueden condicionar una negociación larga y compleja.

Avances

Los socialistas han apalabrado ya con el Govern de ERC una comisión de seguimiento paritaria sobre la ejecución de los Presupuestos de la Generalitat y los proyectos sobre los que puedan llegar a acuerdos en el marco de la negociación de las cuentas para 2023. «Nos gustaría que fuera bimensual, para ir haciendo el análisis de la ejecución presupuestaria y también de algunos proyectos que hemos pedido. Esto seguro que va a estar, porque es evidente que cuando uno acuerda no es solo para ese día», anunció la portavoz del partido, Alícia Romero, en una entrevista de Europa Press. El objetivo de la formación de Salvador Illa es exigir «garantías» a ERC si llegan a un acuerdo para evitar que lo incumplan como, a su juicio, ha ocurrido con la negativa del Govern a convocar la mesa de partidos catalanes que le pide el PSC. Otra de las garantías que los socialistas han puesto sobre la mesa es poder «decidir» conjuntamente a qué se destinan los recursos adicionales que puedan llegar durante el ejercicio de 2023, por mayor recaudación de impuestos o a través de transferencias del Gobierno central.

Prudencia fiscal

El Ejecutivo de Pere Aragonès tiene firmado un acuerdo con los Comunes que pasa por un plan de choque social de 555 millones de euros y el incremento de un mínimo de 279 millones de euros los recursos para la atención primaria sanitaria, un 20% del total de Salud. A parte, el Govern y la facción catalana de Podemos acordaron aplicar más impuestos en vivienda y patrimonio, una nueva tasa para los cruceros y otra para los alimentos ultraprocesados. Tasas que los socialistas no ven con agrado: en materia tributaria, aseguran que «no es momento de aumentar» la presión fiscal sobre familias y empresas, pero tampoco de reducirla. Romero dijo esta semana pasada que el acuerdo de los Comunes y el Govern no les condiciona y que presionarán a ERC en favor de la prudencia fiscal, una postura que coincide con la que han expresado públicamente los republicanos.

Los Comunes, ¿un escollo?

Además de los impuestos, la principal diferencia entre socialistas y morados son los tres macroproyectos que el PSC pide ejecutar cuanto antes. Los Comunes, en cambio, rechazan de plano la ampliación del aeropuerto de El Prat por su impacto medioambiental, y tampoco ven con buenos ojos el complejo de ocio del Hard Rock en Vila Seca-Salou ni el Cuarto Cinturón en el área metropolitana de Barcelona, entre Terrassa y Sabadell. De hecho, el pleno del Parlament aprobó este último jueves una moción de Junts en la que reclama acordar con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el convenio y la financiación para hacer realidad la Ronda Norte entre Terrassa Y Sabadell, conocida como el mencionado Cuarto Cinturón. Esta iniciativa prosperó con el «sí» de PSC, Junts, Cs, PP y Vox, y el «no» de ERC, CUP y los Comunes, una votación significativa que evidencia las diferencias entre ambos en las negociaciones.

Calendario y relato

Otra de las condiciones a pactar es el calendario y el relato, un aspecto nada menor dada la cercanía de las elecciones municipales de 2023. Y aquí también surgen diferencias: ERC quiere tener cuanto antes un acuerdo para poder proyectarse como un partido de gestión al frente del Govern. Los republicanos también buscan una alianza a cuatro con Junts para mantener el mensaje dentro del independentismo –ayer Aragonès volvió a pedirlo en el discurso navideño–, algo complicado teniendo en cuenta las discrepancias con los posconvergentes. Los socialistas, por su parte, piden cierta calma y negociar bien las cuentas. Sea como fuere, en el horizonte aparece la segunda mitad de enero, fecha en la que el Parlament podría iniciar la tramitación de las cuentas para aprobarlas un mes después, en febrero.