Entrevista

Daniel Sirera (PP): “Barcelona no puede ser Venezuela. Si quieres abrir un hotel, debes poder hacerlo”

Habla el candidato de los populares a la alcaldía de la capital catalana: “Dedicaría mis 100 primeros días a revertir buena parte de las políticas del binomio Colau-Collboni”

Daniel Sirera, candidato del PP a la alcaldía de Barcelona
Daniel Sirera, candidato del PP a la alcaldía de BarcelonaJoan Mateu Parra

Daniel Sirera (Badalona, 1967), vuelve a la capital catalana con la misión de recuperar las perspectivas electorales del PP en las próximas elecciones municipales.

Viene de vivir una temporada en Valencia, ¿qué tal la comparativa con Barcelona?

Valencia es una ciudad maravillosa a pesar de su alcalde. Tienen una filosofía de vida mucho más tranquila, mucho más amigable. Barcelona tiene mucho que aprender. Antes, a la gente, cuando decías que eras de Barcelona se les abría los ojos. Ahora te preguntan por la delincuencia. Hay que reconocer que Rita Barberà y Camps le dieron un vuelco tremendo a Valencia. Además, la política de grandes eventos, la Fórmula 1, la Copa América, la Ciudad de las Artes, la colocaron en el mundo. ¿En Barcelona ahora qué vendemos? Quema de contenedores, asalto a coches policiales o gente tomando el aeropuerto. Como alcalde le pondré la alfombra roja a todo aquel que quiera venir.

Usted es una de las primeras caras nuevas de este PP.

Lo que intenta hacer Alberto Núñez Feijóo es contar con todo el mundo. Yo llevo 37 años en el PP y lo conozco desde mis comienzos. Nos conocimos precisamente en una ponencia a favor del bilingüismo para utilizar la lengua común en aquellos lugares, como Cataluña, donde el español está perjudicado. Lo importante es que hay una generación de gente que responde a esa vieja política de poder hablar con todo el mundo, de ser moderado. La situación en Cataluña no es buena y la que puede venir, puede ser peor. Barcelona no puede estar al servicio de la independencia, tampoco al servicio del tándem Colau-Collboni, tiene que estar al servicio de los barceloneses.

¿Por qué ha decidido volver a la primera línea?

En primer lugar, he vuelto porque el partido me lo ha pedido. Y el partido no tiene una situación fácil. El PP tiene dos concejales en la segunda ciudad de España. Barcelona necesita una voz constitucionalista fuerte. Así que he venido vuelto recuperar un espacio central y convertir al PP en la casa común del constitucionalismo. Ya fui concejal. Me encanta estar con la gente y hablar con la gente. Me preocupan sus problemas. Soy abogado. Tuve que cambiar de profesión porque me llevaba a casa los problemas de la gente. No sé coger distancia. Me implico y los hago míos. Por eso creo que el mundo municipal encaja perfectamente con mi forma de ser.

¿A qué dedicaría los primeros 100 días como alcalde?

A revertir buena parte de mucha de las cosas que ha hecho el binomio Colau-Collboni. Básicamente, a tres cosas. Hablar con la Guardia Urbana, darles apoyo porque la seguridad es importante. Sin una Barcelona segura, la gente no quiere venir o abrir sus negocios. Miraría que está ocurriendo con la limpieza en Barcelona. Nunca había visto a la ciudad tan sucia y decadente. Y al urbanismo. Este plan de las supermanzanas hay que revisarlo. No podemos hacer de Barcelona un juego de mesa donde coloco zonas peatonales que imposibilitan la circulación. Collboni forma parte del problema de Barcelona. Es teniente de alcalde de la ciudad por mucho que intente ocultarlo.

Hablando de supermanzanas, ¿es partidario de mantenerlas o revertirlas?

Las que existen, hay que reorganizarlas. No puede ser que se hayan hecho sin hablar con los vecinos ni estudiar su afectación en el tráfico. Las supermanzanas son un invento de Trias, no hay que olvidarlo. Han hecho políticas muy similares. Por eso son los alcaldes peor valorados de la historia de Barcelona Y la del Eixample, particularmente. Yo vivo ahí. Es verdad que la gente de Consell de Cent vivirá mejor. Pero ¿y los que vivimos en la calle Valencia? Tenemos dos carriles de circulación que tienen que absorber todo el tráfico de Consell de Cent. Y eso implica un caos salvaje de tráfico y una contaminación insoportable. Barcelona es una ciudad comercial. Si yo fuera repartidor me volvería loco. Yo sé que el objetivo de Colau y Collboni es expulsar al coche de Barcelona. Mi objetivo es expulsarlos del Ayuntamiento.

¿Y sobre vivienda?

Lo importante es que haya un acuerdo entre la iniciativa privada y el Ayuntamiento. No puede ser que el gobierno municipal trate a todos los propietarios como especuladores. La vivienda es un bien escaso. No soy partidario de poner trabas, soy partidario de la libertad. Necesitamos más oferta. El Ayuntamiento, por un lado, tiene que ayudar a aquellas personas con inmuebles cerrados a ponerlos en circulación. Pero también a aquellas que no pueden pagar el alquiler. Y a los jóvenes a que puedan acceder a la compra de un piso como, por ejemplo, con microcréditos o ayudando con la entrada.

Colau restringió, con el Peuat, la apertura de hoteles en determinas zonas de la ciudad.

Barcelona no debe ser Venezuela. Si alguien tiene un edificio que puede ser utilizado como hotel no entiendo que no lo pueda utilizar como tal. O una tienda de vinos. No soy partidario de la hiperregulación o de que una administración te diga lo que puedes hacer con tu dinero. Barcelona o es turística o no será. Cada vez que abres un hotel estás creando puestos de trabajo.

¿Daría sus votos a Colau o a Collboni para que Barcelona no tenga un alcalde independentista?

No me pueden dar a elegir entre susto o muerte. Ernest Maragall no puede ser alcalde de Barcelona. Y Ada Colau, tampoco. Yo lo que aspiro es a que los barceloneses se den cuenta de que entre la Barcelona de Colau y Collboni y el independentismo hay una alternativa sensata. Una alternativa que se debe a sus ciudadanos.