Entrevista
Albert Soler: «Un botifler es lo más digno que se puede ser hoy en Cataluña »
El periodista gerundense publica su nuevo libro «Un botifler en la villa y corte»
Madrid ha sido el último destino de las andanzas de Albert Soler. Desde un punto de vista irónico, muy irónico, el periodista se acerca a la ciudad en «Un botifler en la villa y corte», publicado por Península. Con su autor pudo hablar la pasada semana este diario.
Al ver el título de su nuevo libro es inevitable pensar en el que escribió Manuel Vázquez Montalbán y que se titula «Un polaco en la corte del Rey Juan Carlos».
La idea era poner «Un botifler en la corte del rey Felipe». Me dijeron que sí, pero la editorial ya hizo un título parecido. Mi intención era que este título, en efecto, fuera un homenaje al libro de Vázquez Montalbán.
¿Por qué botifler? ¿Es usted un botifler?
Un botifler es lo más digno que se puede ser hoy en Cataluña. Al comienzo, pensaba que era algo malo, pero cuando vi que se lo decían a gente como Joan Manuel Serrat, Albert Boadella, Montserat Caballé, Juan Marsé o Javier Cercas, pensé que entonces yo quiero ser como ellos. Es una medalla más valiosa que la Creu de Sant Jordi. El botifler es el que cuestiona lo que le dicen. A mí me gusta eso: dudar de lo que le dicen los demás.
¿Y es un facha, una definición que emplean sus enemigos con usted?
(Risas) Me hace gracia lo de facha. Vinieron a hacerme un escrache durante la presentación de mi libro en Barcelona. Eran unos que venían a apoyar a un tal Pablo Hasél, que no sé quién es. Bueno, sí, creo que es alguien a quien hicieron una colonoscopia. Resulta que Vox, partido al que jamás he votado, nunca ha ido a reventar actos. Esto es algo que solamente lo he visto aquí, con los lacistas. Nunca he ido a reventar un acto. En todo caso si no me gusta no voy. Eso es lo que hago.
No le voy a preguntar si el mundo nos mira, pero, ya que ha estado allí, ¿Madrid nos mira?
Madrid no nos mira. Hablé con dos taxistas y no me preguntaron nada cuando les dije que venía de Cataluña. Han engañado a Pedro Sánchez porque no hay ningún conflicto en Cataluña. No creo que haga falta jugarse las elecciones por eso.
En las páginas de «Un botifler en la villa y corte» no esconde su admiración por Julio Camba.
Julio Camba se está ahora comenzado a reivindicar. Sus artículos están vigentes en la actualidad. Es un autor muy divertido que te confirma que se puede hacer crítica política con humor, algo con lo que puedes enfadar al poder. Que te rías de las cosas sagradas no se soporta en Cataluña. Camba pertenece a una generación en la que también están Gaziel, Chaves Nogales, Pla, Fernández Flórez... Esa era una gente con veinte y tantos años que eran brillantes, no del periodismo sino de la literatura. Vivían como escribían. Volviendo a Camba visité en el Hotel Palace un salón que lleva su nombre, un buen homenaje porque era un gran gastrónomo. Esta decorado con frases suyas y todas son buenas.
En el Palace, precisamente, se encontró con una gran fotografía de Dalí y Pla, quienes reivindicaban que lo ultralocal podía ser universal. ¿Pasa lo mismo con el «procés»?
Con el proceso lo ultralocal ha sido provinciano. Es algo que hoy no le importa a nadie. Dalí, Pla y Xavier Cugat, que también habría que añadir en esta lista, se hubieran reído mucho con todo lo que ha pasado.
Entonces, ¿para qué cree que ha servido el «procés»?
Para lo que ha servido es para que algunos puedan vivir bien. Creo que ellos veían que era imposible la republiqueta, pero hay mucha gente, cargos y cargos gracias al «procés». Lo han conseguido. Veo en el tren gente por la que no daba un duro, como Comín, y vienen a Barcelona a trabajar. Les ha ido muy bien.
Con sus ataques al independentismo y sus líderes ha tenido muchas críticas. Un mosso d’esquadra lo llevó a los tribunales.
(Risas) Sí, Donaire. Pobre desgraciado. Me denunció acusándome de haber escrito un tuit homófobo porque él considera homófobo todo lo que sea criticarlo. No hubo ni juicio. El juez dijo que la crítica estaba amparada en la libertad de expresión. Así que salió de allí con la cara roja. Este tío es tonto.
Después del tiempo pasado en Madrid, ¿no ha pensado en instalarse allí?
Madrid me gusta mucho, pero soy muy gerundense y catalán y me divierto mucho. Aquí hay gente que me giran la cara. Me divierte esta gente que se siente oprimida. No puedo evitarlo. Lo que más les duele es que uso la ironía. No sé hacerlo de otra manera.
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