Electoralismo

¿A quién votan los inmigrantes en Cataluña?

En países como Estados Unidos la inmigración constituye un factor decisivo para decantar elecciones

Cataluña facilitará papeles a los inmigrantes que estudien catalán
Cataluña facilitará papeles a los inmigrantes que estudien catalánlarazon

El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) se ha consolidado como la fuerza política que más apoyo recibe entre los votantes de origen extranjero en Cataluña. Así lo indican los últimos datos del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), que muestran una clara preferencia de este segmento del electorado por el socialismo constitucionalista, en detrimento de las opciones independentistas, que no logran conectar con esta parte creciente de la población catalana.

Según el CEO, el 48% de las personas migradas nacionalizadas que tienen derecho a voto optan por el PSC, una cifra muy superior al 25% que obtiene este partido entre el conjunto de la sociedad catalana. En contraste, los partidos independentistas, ERC, Junts y la CUP, suman apenas un 18% del voto entre el electorado de origen extranjero, menos de la mitad del apoyo que reciben entre la población general. También destaca el caso del Partido Popular, que alcanza un 13% de apoyo entre los migrantes nacionalizados, un porcentaje significativamente más alto que su media entre el conjunto del electorado catalán.

Estas cifras ponen sobre la mesa una tendencia electoral significativa, aunque todavía incipiente. El peso demográfico de las personas migradas nacionalizadas con derecho a voto ha crecido de forma constante en los últimos años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 representaban ya un 6% de la población catalana. Sin embargo, este grupo sigue siendo una minoría electoral, ya que solo una de cada cuatro personas migradas ha obtenido la nacionalidad y puede votar.

¿Un nuevo actor político en Cataluña?

En países como Estados Unidos, el análisis del voto migrante se ha convertido en un componente clave de cualquier estrategia electoral. En estados como California, Texas o Florida, la movilización del electorado latino, asiático o afroamericano ha sido determinante en las últimas elecciones presidenciales y legislativas. Aunque Cataluña aún no ha alcanzado ese punto, el cambio sociodemográfico invita a una reflexión similar: ¿podrá el voto de los migrantes convertirse en un factor clave para alterar los equilibrios políticos de Cataluña?

Lo cierto es que, al igual que ocurre con las nuevas generaciones, que poco a poco se incorporan al espacio político con sus propios códigos y prioridades, también resulta fundamental comprender cómo se comportan los nuevos ciudadanos, aquellos que han llegado de otros países y se han convertido en parte del cuerpo electoral. En este sentido, el electorado migrante empieza a tener un peso que, aunque limitado por ahora, será cada vez más relevante.

Independentismo: simpatía sin traducción electoral

En relación al proceso soberanista catalán, el comportamiento del electorado migrante es significativamente distinto al de la población autóctona. Mientras que fuera del área metropolitana de Barcelona el apoyo a la independencia alcanza el 53% entre la población general, entre los migrantes nacionalizados este respaldo se reduce al 40%. En la propia área metropolitana, el contraste es aún más pronunciado: solo el 25% de los votantes de origen extranjero se declaran a favor de un estado propio, frente al 40% del total de ciudadanos.

De media, apenas el 27% de los migrantes con derecho a voto apuesta por la independencia, según los datos acumulados en los seis últimos barómetros del CEO. Esta diferencia de entre 10 y 15 puntos porcentuales respecto al resto de la sociedad revela una brecha ideológica significativa, aunque no necesariamente definitiva.

Porque una cosa es la adhesión ideológica y otra, el voto efectivo. Algunos estudios del CEO indican que una parte del electorado migrante simpatiza con la idea de la independencia, pero no se traduce en un apoyo concreto a las fuerzas que la impulsan. Las razones de esta distancia pueden ser varias: la falta de una estrategia específica por parte del independentismo para interpelar a estos votantes, la ausencia de referentes o candidaturas cercanas, o la primacía de preocupaciones más inmediatas, como la situación económica, la vivienda, el empleo o la calidad de los servicios públicos.

Un voto condicionado por el territorio y lo local

Pese a las tendencias generales, los expertos advierten que no se puede hablar de un "voto migrante" como un bloque homogéneo. Al igual que ocurre con otros sectores de la sociedad, el comportamiento electoral de las personas migradas nacionalizadas está condicionado por múltiples factores: la zona donde viven, su nivel de integración, sus condiciones laborales, el tipo de comunidad a la que pertenecen y la experiencia política previa en sus países de origen.

En general, se observa que los migrantes tienden a reproducir las dinámicas electorales de su entorno inmediato. Así, en zonas de mayoría independentista, el apoyo al soberanismo entre los migrantes es algo mayor, aunque sigue siendo sensiblemente inferior al de la media local. Y en los feudos del constitucionalismo, como el área metropolitana de Barcelona, el voto migrante refuerza el peso de partidos como el PSC o el PP.

Un terreno por explorar para el independentismo

El independentismo, hasta ahora, no ha conseguido conectar con el electorado migrante. Sus mensajes, su simbología y su marco discursivo siguen siendo percibidos, por buena parte de este colectivo, como ajenos o incluso excluyentes. Aunque hay excepciones —concejales y activistas migrantes integrados en candidaturas independentistas—, estos casos siguen siendo escasos y con escasa proyección mediática o institucional.

Frente a ello, el PSC ha sabido articular una oferta política más reconocible para este segmento de la población. Su vinculación con el municipalismo, su retórica integradora, su peso histórico en los barrios obreros y su imagen de partido de gestión lo han convertido en una opción natural para muchos votantes de origen extranjero. El PP, por su parte, también ha encontrado un cierto nicho entre votantes de comunidades migrantes más conservadoras o alineadas con valores tradicionales.

A día de hoy, el peso del voto migrante sigue siendo limitado en Cataluña. Pero si la tendencia de nacionalizaciones se mantiene, y si las generaciones nacidas en el extranjero pero socializadas políticamente en Cataluña empiezan a votar en masa, el panorama podría cambiar. En ese escenario, el mapa electoral catalán estaría obligado a incorporar un nuevo actor, con sus propios códigos, prioridades y expectativas.

Lo que está claro, por ahora, es que el PSC ha tomado la delantera. Mientras el independentismo continúa buscando fórmulas para ensanchar su base, el socialismo catalán ya capitaliza un segmento del electorado que, poco a poco, empieza a dejar su huella en las urnas.