Así será el mercado más polémico de Barcelona

Barcelona impulsará la reforma del Mercado de l'Abaceria de Gràcia, el último recinto histórico que queda por restaurar, tal como estaba previsto y en contra de las peticiones de los vecinos de la zona, que reclamaban un pulmón verde en uno de los barrios más poblados de la ciudad.

Según adelantó esta semana Betevé, el organismo municipal ha desestimado las peticiones de la asociación de vecinos de convertirlo en una zona ajardinada y el Consistorio llevará a cabo la obra según sus planes. La remodelación supondrá un desembolso de unos 25,7 millones de euros, 3,7 más que los que se calculaban en un inicio, y no estará lista hasta mediados de 2025, como muy pronto.

De hecho, los comerciantes del mercado abandonaron el recinto antiguo y se trasladaron a uno provisional ubicado en el paseo de Sant Joan en verano 2018, hace ya cuatro años. En diciembre del año pasado, cuando el Consistorio presentó el proyecto definitivo, reconoció también que la estructura metálica se tendría que renovar entera al estar en tan mal estado que no aguantaría la cubierta ni las paredes del nuevo edificio.

Ahora, la antigua Abaceria de Gràcia es una especie de mercado fantasma en medio de Barcelona, un esqueleto de hierro que aguarda -ya sin amianto en su cubierta, repleta hasta el año pasado- la construcción de la nueva obra dependiente del Ayuntamiento. Lo curioso del caso es que el enorme solar donde se encuentra está vallado y con suciedad acumulada en una suerte de plaza dura de más de 14.000 metros cuadrados entre la Travessera de Gràcia y la calle de Puigmartí.

Está previsto que el nuevo edificio albergue 43 paradas interiores y 14 exteriores, que venderán otro tipo de productos. Todas estarán en la planta baja, en un espacio en el que también habrá cooperativas de productores. A diferencia de lo previsto en el proyecto inicial, el supermercado se ubicará en el sótano.

Ni rastro quedará de las numerosas iniciativas vecinales a través de la Plataforma d’Afectats de l’Abaceriapara que la zona deje de ser una plaza dura y se convierta en un recinto ajardinado.