Patrimonio

La autobiografía de una institución de Barcelona

Via Veneto, el mítico restaurante de la capital catalana, aborda por primera vez su historia completa en un libro

Via Veneto es una de las instituciones gastronómicas de la capital catalana
Via Veneto es una de las instituciones gastronómicas de la capital catalanaPlaneta Gastro

Es un símbolo de Barcelona, como lo puede ser también uno de los edificios de Gaudí o el monumento de Cristóbal Colón en la Rambla. Via Veneto ejemplifica la gastronomía en la capital catalana, tanto por la calidad de sus fogones como por lo mucho que se ha vivido y comido en sus salas. No se puede olvidar que el restaurante en España más antiguo con una estrella Michelin y de manera ininterrumpida, desde 1974, junto con Arzak. Su cocina ha sido degustada por nombres como Salvador Dalí, Richard Nixon o Gabriel García Márquez, por citar unos pocos de una lista ingente que cada semana crece y crece. Pero a Via Veneto le faltaba un documento que recogiera todo lo que ha dejado a la ciudad. Eso es lo que ha hecho la familia Monje, los propietarios del establecimiento, en un libro publicado por Planeta Gastro. Se trata de «Via Veneto. El gran restaurante de Barcelona», con textos de Trinitat Gilbert Martínez y fotografías de Jordi Play.

Este centro de la ciudad arrancó el 30 de abril de 1967, en un primer momento con sus ojos puestos en una restauración de corte italiana, pero de allí pasó a una búsqueda de la modernidad cuando el país también buscaba eso mismo. Aún la dictadura seguía respirando, pero en la calle Ganduxer empezaba a correr aire fresco de la mano del histórico promotor Oriol Regàs, el mismo que puso en pie la discoteca Bocaccio. Fue su hermano Xavier el encargado de firmar la decoración de Via Veneto. Tantas décadas después, el restaurante sigue conservando la entrada y el comedor principal tal y como se vieron en la inauguración, con su celebrada elipse que separa y permite ver, al igual que sus desniveles, sus sofás, sus palcos, su alfombra, sus cortinas y sus lámparas.

Oriol Regàs explicó en sus memorias su relación con los amigos y los clientes apuntando que «no éramos un grupo de pijos, sino de profesionales con ganas de hacer cosas, comprometidos con nuestro trabajo. Había un amor por el progreso vocacional, no por ganar dinero. Nos entregábamos al simple hecho de hacer bien nuestro trabajo y abrir caminos. Al final de la jornada, siempre tarde, toda esa gente daba un toque frívolo a sus actividades acudiendo a Bocaccio para tomar copas. Allí se hablaba de cine, de literatura, de política, de cultura».

Regàs encontró continuador a su labor en José Monje y, más tarde, su hijo Pere Monje. A diferencia de otros locales emblemáticos, Via Veneto no ha girado alrededor de un chef sino que sido siempre un restaurante en el que el eje ha sido su director, su gestor. Como se comenta en el libro, no es un restaurante con una etiqueta concreta porque no es el de los políticos o el de la burguesía, aunque acudan a sus salas. Está abierto a todo el mundo. «Solo hay que ir para que todos los prejuicios se caigan uno tras de otro», se subraya en esta autobiografía.

Además de la sala y la bodega, José Monje entendió que una de las claves para que Via Veneto triunfara era poder tener una buena cocina. Eso es lo que ha hecho que en todo este tiempo hayan pasado grandes equipos de cocineros por esta institución, chefs que luego han triunfado en otros locales. En la actualidad, esa responsabilidad recae en David Andrés, quien ha sabido navegar entre la modernidad de los tiempos que vivimos y comemos, así como con sus valores personales, exponiendo una gran creatividad en el empleo de las técnicas culinarias.

El libro también incluye una selección de los platos que han definido los fogones de esta casa de Barcelona.