Medio ambiente
Las plantas que dejará morir Barcelona por la sequía
El Ayuntamiento ha elaborado una lista de prioridades florales en caso de que persista la falta de lluvias
El Ayuntamiento de Barcelona se ha encontrado en una situación, por la sequía, en la que tiene que priorizar el riego. Y, por lo tanto, la supervivencia de unas plantas por encima de otras. Esta situación, si nada cambia, empezará a notarse a mediados de enero. No obstante, su intención es salvar el máximo número de plantas una vez entren en vigor las restricciones de agua por emergencia. Para ello, ha movilizado un plan de 250 operarios que trabajarán en tres turnos -mañana, tarde y noche, que se dedicarán a regar a mano y con agua freática algunos de los espacios verdes que hasta ahora se regaban con agua potable, que representan el 80% del total.
Sin embargo, el riego manual y el agua freática no llegarán a todas partes. Por eso, el consistorio priorizará aquellos “espacios más sensibles” y el arbolado, que es “el que más preocupa en estos momentos”. Así, prevalecerá el riego del arbolado viario y las palmeras por motivos tanto de seguridad como de paisaje y de valor ambiental; también las calles y las grandes avenidas arboladas como la Diagonal o el paseo de Sant Joan; y el arbolado de parques emblemáticos e históricos como la Rosaleda de Cervantes, los Jardines de Costa y Llobera o el Laberinto de Horta.
Pero el consistorio recuerda que se trata de un riego de supervivencia y que, por tanto, la afectación al verde de la ciudad será global. «Todos los espacios tendrán menos agua y, en algunos casos, dependerán exclusivamente de la lluvia», alertan. Lo que sí se está estudiando es una distribución equitativa del riego para preservar espacios verdes en todo el territorio.
El Ayuntamiento toma esta decisión porque el riego con agua potable quedará prohibido al entrar en fase de emergencia. Sin embargo, la Generalitat anunció a mediados de diciembre que se permitiría que se siguieran regando los árboles públicos con agua freática para que no mueran. Además, la Agencia Catalana del Agua (ACA) considera no potable y no potabilizable el agua freática de Barcelona, por lo que no es aprovechable como agua de boca.
Por lo que respecta al consumo doméstico de agua, la entrada en la fase de emergencia no implicará ningún cambio en Barcelona. El consumo en la fase 1 y 2 de emergencia queda limitado a 200 litros y 180 litros por habitante y día, cifra superior al consumo actual en la ciudad, que es de 173 litros por habitante y día. En cambio, si se llega a la fase 3 de emergencia, cuando el consumo queda limitado a 160 litros, sí se tendrá que tomar medidas en los domicilios.
El Ayuntamiento también ha anunciado que trabaja en la elaboración de una ordenanza para que en las viviendas de nueva construcción y en las grandes rehabilitaciones se aprovechen las aguas grises (es decir, el agua del fregadero y de las duchas) para la cisterna del lavabo. El consistorio prevé empezar a tramitar la ordenanza en el segundo semestre de este año y poder aprobarla de forma inicial.
Se calcula que este sistema de aprovechamiento de aguas grises permitiría ahorrar un 30% del consumo de agua potable en los edificios. Barcelona tuvo de enero a noviembre una dotación en alta media de 173 litros por habitante y día: si entra en la fase de emergencia 1, el consumo queda limitado a 200 litros, en fase de emergencia 2 a 180 litros, y en la fase de emergencia 3 a 160 litros, cuando se deberán tomar medidas en los domicilios.
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