Elecciones catalanas
El referéndum y el modelo de financiación abren la precampaña
ERC insiste en un concierto económico «a la vasca», que los socialistas rechazan, mientras Junts pone el foco en votar la autodeterminación y los comunes marcan perfil propio
Apenas queda inaugurada la precampaña de las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo y los distintos candidatos a presidir la Generalitat ya han puesto sobre la mesa sus propuestas para Cataluña en unos comicios que todos ellos consideran plebiscitarios de una forma u otra. El primer movimiento en este sentido fue obra del actual presidente en funciones, PereAragonès, que a pesar de haber anunciado el avance electoral siguió adelante en su proyecto de «financiación singular», que ayer volvió a defender por tercera vez. Esta ocasión ante el Col·legi d’Economistes de Catalunya, tras argumentar la propuesta previamente en Madrid -siempre junto a su consejera de Economía y Hacienda, Natàlia Mas-, y camuflando cada vez menos la verdadera intención de la pretendida «singularidad»: «Un modelo como el País Vasco y Navarra, ni más ni menos», explicaba ayer Aragonès.
De este concierto económico que plantea ERC quieren desmarcarse tanto PSC como Junts. Los socialistas consideran que Cataluña merece «una financiación justa», sin embargo, «salir del marco común» no es, según la portavoz de la formación, Núria Parlon, «suficientemente sensato». La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet tuvo a bien recordar, también en la jornada de ayer, que la Generalitat «ha tenido los recursos para desplegar las políticas necesarias, pero no lo ha hecho». La formación que encabeza SalvadorIlla plantea mejorar el modelo de financiación, en cualquier caso, sin romper con el sistema que rige en la actualidad a las autonomías con las, en efecto, excepciones navarra y vasca. Junts, por su parte, se mantiene en la defensa de que «la única forma en la que Cataluña puede estar debidamente financiada es a través de la creación de una república independiente», objetivo que, aseguran, no han olvidado. Saben, no obstante, que hay margen para negociar con la Moncloa y el expresidente Artur Mas ya propuso un cambio de modelo a todas luces semejante al de ERC, por lo que no cabe descartar un cambio de opinión de los posconvergentes, ahora que están tan de moda, en lo que a esta materia concierne.
En campaña, sin embargo, no se va a escuchar nada que huela a autonomismo por parte de Junts. Con más certeza, si cabe, tras conocerse que el cabeza de cartel de la formación volverá a ser Carles Puigdemont, hasta la fecha eurodiputado, que llevará a cabo su campaña desde el sur de Francia. La elección de quien fuera presidente de la Generalitat como candidato apela a la nostalgia del procés, como el propio Puigdemont alegó: «Debemos acabar lo que un día empezamos». Será, pues, el referéndumde autodeterminación en lo que insistan los posconvergentes durante la campaña. Un resultado que permita a Junts liderar el ejecutivo habilitará a un ya amnistiado Puigdemont a exigir al presidente del Gobierno cumplir el apartado de su acuerdo de investidura por el que se compromete a explorar la negociación de una consulta o votación vinculante acerca de la relación que desean tener los catalanes con España. Una victoria que permita encabezar el ejecutivo a Illa podrá leerse, contrariamente, como una victoria de las polémicas políticas en pos de «la convivencia» que ha aplicado PedroSánchez para lograr el apoyo de Junts en el Congreso, por lo que hay voces en el seno de los posconvergentes que alertan de que puede tratarse de la última asonada secesionista.
ERC, por su parte, mantiene una posición equidistante entre PSC y Junts, que pretenden, a su vez, ningunear a los republicanos. Por momentos dirigen su discurso a las políticas sociales, haciendo gala de algunas de las leyes que han podido aprobar durante el mandato en minoría. Por otros regresan a 2017 para competir el voto independentista a la candidatura de Puigdemont. El propio líder de la formación, Oriol Junqueras, explicitó el pasado fin de semana su intención de «regresar a prisión si fuera necesario», un escenario que los socialistas no contemplan en ninguno de los casos que puedan darse tras las elecciones del próximo 12-M. También hubo en la jornada de ayer un tenso desencuentro entre uno de los nombres más relevantes de ERC, Marta Roriva, que aseguró que "ya se está negociando el referéndum", y la cúpula estatal del PSOE, que niega la mayor. Un juego a tres bandas -independentismo combativo, revolución izquierdista y moderación gubernamental- que deberá aplicar con maestría la formación de Aragonès para aglutinar apoyos y regresar con la legitimidad de las urnas al Palau de la Generalitat.
Los comunes, cada vez más cerca de entrar en la ecuación, buscan diferenciarse y apuntan de forma directa a un objetivo: el «tripartitode izquierdas». Quieren gobernar. En relación al referéndum, que siempre han defendido, la ratificada líder de la formación, JéssicaAlbiach, expuso ayer su convicción de que «no era el momento». Respecto al nuevo modelo de financiación, por el contrario, sí que mostraron mayor simpatía. No obstante, Albiach afeó el hecho de que Aragonès presentara su propuesta con las elecciones ya convocadas. En Comú se erige como "el único partido que puede garantizar una estabilidad desde la izquierda"; y el desmarque de la formación en los últimos meses de los ejecutivos autonómico y local, en el Ayuntamiento de Barcelona, es una clara estrategia electoral de los de Colau, que suman simpatizantes entre la mayoría de los encuestados hasta la fecha y podrían competir la cuarta posición con el PartidoPopular y Vox.
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