Opinión

Con los funcionarios de prisiones

Una reflexión sobre la crisis que se vive en la prisiones catalanas

Funcionarios de prisiones protestan durante una concentración frente al Centro Penitenciario Brians 2, a 25 de marzo de 2024, en Sant Esteve de Sesrovires, Barcelona, Catalunya (España). Los funcionarios continúan las concentraciones en protesta por la muerte de una cocinera la semana pasada presuntamente a manos de un preso que después se suicidó en la cárcel Mas d'Enric de El Catllar (Tarragona). Los funcionarios se han concentrado frente a la prisión en la que se encuentra el futbolista Da...
Concentración de funcionarios de prisiones frente a la cárcel de Brians 2Alberto ParedesEuropa Press

Saben mis pacientes lectores que me gusta alejarme de la actualidad y analizar las cosas cuando procede. Pues bien, seguramente serán ustedes conocedores de lo sucedido con los funcionarios de prisiones a raíz del asesinato de una señora que prestaba servicios en la cocina de una prisión catalana en manos de un interno.Verán, hace algo más de dos años me llamó un funcionario de prisiones para contarme que habían montado una asociación, con la finalidad de defenderse de las arbitrariedades de la Administración y las acusaciones por parte de internos.

La historia se parecía a lo que sucede con los Mossos d´Esquadra. Los políticos llevados del rollo del falso progresismo, lejos de apoyar a los funcionarios, tienden a creerse a los que están bajo su custodia y les acusan muchas veces interesadamente.

La cuestión es sencilla de explicar: quienes detienen a los delincuentes son los policías, quienes los custodian los funcionarios de prisiones. Son estos dos colectivos los que tienen contacto directo con ellos, no los políticos que por intereses propios viven de cara a la galería y a veces utilizan a las propias unidades de asuntos internos o a responsables administrativos, para hacer ver ante la opinión pública lo malos que son los mossos o los funcionarios de prisiones, y como son ellos quienes velan por los derechos de todo el mundo.

Por si esto fuera poco, hay organizaciones teóricamente dedicadas a la defensa de los derechos humanos, debidamente subvencionadas, cuya actividad principal consiste en acusar a funcionarios y policías. Tienen contactos en prisiones, manejan muy bien las redes sociales y al más mínimo teórico incidente, contactan y acusan a los defensores del orden público o de los centros penitenciarios.

Luego, abogados, jueces y fiscales que no tenemos contacto directo con los delincuentes ni en la calle, ni en prisiones, contribuimos a decidir si se envía a prisión o se trunca la vida profesional de aquel que defiende a la sociedad.

No me quejo de eso. Me quejo de que muchas veces no se tiene en cuenta lo que es enfrentarse cara a cara con quien no tiene reglas, teniéndolas tú, que no se tiene en cuenta que no es fácil decidir en décimas de segundo cómo reaccionamos ante un sujeto que nadie sabe lo que está dispuesto a hacer. Si abogados, jueces y fiscales muchas veces nos sentimos olvidados por aquellos que nos representan y dejados de la mano de Dios por las instituciones, eso no es nada comparado a tener a tus propios políticos como claros, concretos y evidentes enemigos y a compañeros dispuestos a servirles a ellos aunque sea jorobándote a ti.

No lo negaré. Soy parcial, pero no miento. Sigo en pie defendiendo a los que nos defienden. Es parte de mi trabajo voluntariamente aceptado.