
Polémica
Hablan los técnicos de Aragón: «Las pinturas pueden viajar a Sijena sin problema»
La conservadora-restauradora aragonesa, Natalia Martínez de Pisón, quien ha dirigido los trabajos en el Mnac durante tres días, habla con este diario

Los técnicos enviados el Gobierno de Aragón para analizar las pinturas del monasterio de Sijena, hoy guardadas en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (Mnac), ya están en casa. Con ellos van todas las informaciones recogidas durante tres días y que permitirán fijar el destino final de una controversia que se ha ido haciendo cada vez más grande con el paso del tiempo, en ocasiones por motivos que no tienen nada que ver con la cultura sino con la política.
La conservadora-restauradora y autora del cronograma avalado para la ejecución de la sentencia de Sijena, Natalia Martínez de Pisón, ha sido quien ha dirigido durante tres días estos trabajos. En conversación con este diario, al ser preguntada por el balance que hacía sobre estas jornadas, aseguró que «hemos recabado una gran cantidad de información. Vamos a poder generar datos de mucha utilidad a lo más inmediato desmontaje y para la operación posterior de traslado y restitución en el espacio, algo que veo, gracias a esta información, cada vez más próxima».
A lo largo de la semana la polémica ha perseguido el trabajo de los técnicos, especialmente desde el Gobierno de Aragón que llegó a afirmar que el museo catalán no estaba por la labor de ayudar. Martínez de Pisón reconoció que «hemos podido trabajar bien. El principal problema que teníamos era el del desembarco allí. Cuando supimos que había una concentración [la organizada por la ANC] naturalmente íbamos con una preocupación morrocotuda porque íbamos con muchísimo material nada discreto. No íbamos con una carpeta y las manos en los bolsillos. En este sentido, la colaboración del Mnac fue fundamental: nos facilitaron una entrada lateral y nos ayudaron a meter el material de manera rápida. No era agradable. Lógicamente al principio había mucha tensión y estaban las prisas y las urgencia. Luego ya, todo se ha ido relajando y ha habido colaboración». Al preguntarle si hubo algún momento especialmente tenso, la conservadora-restauradora explicó que fue «cuando se pidió la documentación y no teníamos una respuesta especialmente clara. Los técnicos del museo, especialmente el último día, fueron encantadores de nosotros».
Hace unas semanas, el director del Mnac, Pepe Serra, en un encuentro con los medios, calificó la sentencia que obliga al museo a entregar las pinturas a Aragón como «inejecutable» por su frágil estado de conservación. ¿Comparte este punto de vista Natalia Martínez de Pisón? «¿Inejecutable? Para nada. Están argumentando una fragilidad intrínseca por los materiales y un impedimento, una barrera, que si se sacan de ese ambiente controlado, están apuntando a una especie de destrucción inmediata. Eso es de broma. Eso es absurdo. Es verdad que son conjuntos murales frágiles y, es verdad también, que tienen determinadas fragilidades o deficiencias de estabilidad porque las integraciones de restauración son bastante anticuadas».
Por todo ello, la especialista no duda en afirmar que se puede hacer el traslado de las pinturas desde Barcelona a Sijena sin peligro de que se pierdan para siempre. «Evidentemente que se puede. Hay que tomar una serie de medidas. Si a mediados del siglo pasado se pudo con menos medios, ahora se puede. Estamos hablando de algo frágil. Hay una serie de medidas completamente homologadas y completamente establecidas para los muchísimos movimientos de obras de arte que se hacen. No es algo sencillo, eso sí es verdad. Debe tener una programación muy completa con una serie de fases específicas de protección, pero no es nada inalcanzable. No lo era al principio y ahora no lo será».
Cuando se le interroga sobre el estado de conservación de las pinturas de la sala capitular del monasterio de Sijena tras su estudio, Martínez de Pisón reconoce tras haberlas estudiado y analizado que «están demandando una intervención general, aunque no fueran a ser trasladadas». La restauradora considera que todo esto es consecuencia de que «las pinturas se arrancaron en 1936. La restauración se fue haciendo en los años sucesivos, después de la guerra, en los 50. En términos de metodología de restauración, es verdad que los hermanos Gudiol desarrollaron una metodología afinadísima para lo que son los arranques de pintura mural, pero no se trabajó como ahora. Todo era mucho más parco». Por ello añade que «muchos de los conjuntos murales que tiene el Mnac y que fueron intervenidos y traspasados en aquellas fechas, luego se han intervenido globalmente. Uno de los dos de la sala capital, las profanas, una vez que se traspasaron en los años 40, 50 y los otros en el 60, después no han tenido una intervención integral, simplemente algunas soluciones muy puntuales de consolidación».
Igualmente, siempre según esta especialista, el proceso empleado por Josep Gudiol en el otoño de 1936 para arrancar las pinturas del monasterio, no fue el más adecuado. Estamos hablando de la llamada técnica de strappo que separa la pintura del muro. Hoy, por ejemplo, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) la califica como «operaciones peligrosas, drásticas e irreversibles que afectan gravemente a la composición física, la estructura material y las características estéticas de las pinturas murales».
Natalia Martínez de Pisón no se atreve a fijar un calendario sobre el destino de las pinturas que «pueden ir a Sijena». Esos murales son, desde su punto de vista, «absolutamente inigualables».
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