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Mark O’Connell, un autor en la mente de un asesino

El escritor presenta «Un rastre de violència», su indagación en un crimen que impactó a Irlanda

Una imagen del autor Mark O’Connell
Una imagen del autor Mark O’ConnellRich Gilligan

Nos atrae el mal. Nos fascina saber sobre esas mentes que son capaces de lo peor. Malcolm Macarthur es un buen ejemplo de eso. Hablamos de un hombre procedente de una acomodada familia que vio como su mundo se venía abajo por motivos económicos, algo que trató de resolver atracando un banco. No lo llegó a hacer, pero por el camino mató a dos inocentes.

Al escritor Mark O’Connell le fascinó esa historia y, sobre todo, el impacto que tiene todavía en la sociedad irlandesa. De sus numerosas conversaciones con Macarthur surgió un impactante libro que ha publicado Comanegra bajo el título de «Un rastre de violència».

O’Connell, que se encuentra estos días en Barcelona para participar en la Setmana del Llibre en Català, habló ayer con este diario. Al ser preguntado por su interés por su aproximación por el tema en un libro que, pese a las apariencias, no es un «true crime». «Me interesan las partes más oscuras del ser humano, aquellas que quedan por resolver. Haciendo un trabajo como este intento buscar respuestas», comentó.

Pese al mucho tiempo pasado junto a Malcolm Macarthur, O’Connell consiguió no caer en la tentación de ser apresado por una suerte de síndrome de Estocolmo. «Tuve una relación complicada, y aún la tengo con Malcolm Macarthur. Es una posición de sentimientos difíciles, pero no he caído en el síndrome de Estocolmo porque supondría querer a alguien como él. Por otro lado debo decir que a Macarthur le gusta más él que los demás. Piense que fueron muchas horas de entrevista. La mayoría de las reuniones acababan con mis ganas desesperadas por marcharme. Me resultaba difícil acabar y encontrar salida.», añadió el autor.

El libro no ha sido del agrado del propio asesino, aunque Mark O’Connell que «al principio pensaba que se había equivocado, pero seguía hablando conmigo por dos razones. Por un lado, le gustaba tener compañía, que lo escuchara, un público, alguien que fuera una suerte de igual intelectual. Por otra parte, le gustaba ser protagonista de un libro. Así que había razones narcisistas. Pese a que se arrepiente, lo disfruta. No se puede olvidar que este es un caso que vive en la cultura. Macarthur forma parte de la memoria de la ciudad. El libro ha vuelto a ponerlo sobre la mesa y él todavía está en la ciudad, te lo puedes encontrar por la calle».

John Balville convirtió el caso en una novela, pero el autor irlandés considera ahora que lo hecho por Mark O’Connell en «Un rastre de violència» es «una obra maestra». Igualmente O’Connell no parece que deje la crónica negra por el momento. Acaba de realizar una serie de entrevistas con John Hinckley, el hombre que disparó contra el presidente Ronald Reagan, «alguien que llevó a cabo lo más loco que puede hacer una persona», concluyó.