El PP se proyecta en el cinturón de Barcelona en busca del voto de PSC y Cs

A dos meses de las elecciones municipales, el PP ve en Barcelona y su provincia una de las plataformas para absorber definitivamente el voto de Ciudadanos y captar a los socialistas más moderados. Una estrategia que ayer puso sobre el terreno aprovechando la visita del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, para inaugurar su oficina en la capital catalana con la delegada Esperanza García. Un centro andaluz para atraer al empresariado y captar inversiones.

Barón territorial y uno de los principales activos de la formación, el dirigente estuvo con los alcaldables de Castelldefels y L’Hospitalet, dos de las ciudades metropolitanas que los populares han marcado en rojo en el mapa ante la cita electoral del 28-M. La primera es un antiguo feudo del partido, que llegó a gobernar de la mano de Manu Reyes –ahora vuelve a presentarse– y en la que solo un pacto del resto le apartó de revalidar el poder hace cuatro años y pese a ser la lista más votada.

«El 28 de mayo me presento siguiendo el modelo de Juanma, el modelo del PP, modelo de cercanía, donde se bajan los impuestos y se trabaja para que la gente tenga una oportunidad», reivindicó ayer el propio Reyes tras reunirse con Juanma Moreno en la localidad barcelonesa.

L’Hospitalet, por su parte, es el gran feudo del PSC en el área metropolitana, una localidad en la que el PP y su candidata Sonia Esplugas buscan erigirse como la alternativa para aquellos votantes descontentos con los pactos de los socialistas y ERC. «A veces se piensa que no hay alternativa al socialismo, y desde aquí quiero trasladar el mensaje de que sí que hay alternativa al socialismo; además, con unas políticas que son mejores de las que ellos practican», aseguró el presidente andaluz desde el barrio de Pubilla Cases, donde Moreno vivió los tres primeros meses de vida. «En Andalucía ese cambio se produjo hace cuatro años, y Andalucía es una de las grandes locomotoras de España», zanjó ante el 28-M.

En esta lucha por el centro del tablero, se da la circunstancia de que el PP puede dar un golpe sobre la mesa y atraer definitivamente a los votantes que en su día se decantaron por Ciudadanos. El partido naranja, en permanente descomposición también en Cataluña –en las elecciones del Parlament pasaron de 36 a 6 escaños y todas las encuestas le sitúan al borde de la desaparición– se juega su última bala en L’Hospitalet con el candidato Miquel García, quien hace pocos meses coqueteó con dejar la política.

Santa Coloma, Sant Adrià y Cornellà –donde Cs sudará para mantener sus escaños– son otros tres municipios del cinturón metropolitano en los que el PP busca su caladero de votos. De hecho, el conocido como «cinturón rojo» metropolitano por la influencia del PSC se tiñó de «naranja» durante el «procés», un color que volvió al rojo en 2019. Todo al margen del objetivo de volver a la alcaldía en Badalona de la mano de Albiol y lograr un buen resultado en Barcelona con Sirera.