Historia
Lo que dice este documento fundacional del catalanismo político no gustará nada a los independentistas de Junts o ERC
Su contenido choca con muchas de las aspiraciones del actual movimiento secesionista, que hoy reclama competencias que los padres del catalanismo político asignaban al Estado
El Memorial de Greuges, redactado en 1885, es considerado el documento fundacional del catalanismo político. Sin embargo, siete años después lo que solo habían sido unas reivindicaciones autonomistas derivaron en un programa político más concreto: las Bases de Manresa, aprobadas en 1892. A pesar de que muchos independentistas catalanes se remontan hacia ese momento para justificar que el independentismo lleva vigente ya desde el siglo XIX, cuando uno lee las Bases se da cuenta de que, nada más lejos de la realidad, son únicamente otro documento autonomista, muy alejado del independentismo, parecido a otras reivindicaciones que históricamente ya había tenido Cataluña. Sería, por así decirlo, como una especie de estatuto de autonomía.
Lo curioso es que, a pesar de que muchos nacionalistas catalanes las reivindican, cuando uno las lee, al menos su primera parte, se da cuenta de que hoy por hoy partidos como Junts o ERC no darían por válida ninguna de las tesis.
Origen y contexto de las Bases de Manresa
Las Bases de Manresa fueron elaboradas en el marco de la Unió Catalanista, una organización fundada en 1891 con el objetivo de estructurar políticamente el catalanismo. Sus redactores principales fueron el obispo tradicionalista Josep Torras i Bages, Enric Prat de la Riba y otras figuras del catalanismo conservador y católico, quienes buscaban dotar a Cataluña de una organización política propia dentro del conjunto español.
En el contexto de la Restauración borbónica, el sistema político español estaba dominado por el turnismo entre liberales y conservadores, lo que dejaba poco espacio para las reivindicaciones regionalistas. Ante ello, las Bases de Manresa plantearon un marco de autogobierno para Cataluña con un claro componente tradicionalista y foralista.
Un autonomismo con límites
El documento dividía las competencias entre el poder central español y el poder regional catalán. A diferencia de los planteamientos actuales del independentismo, las Bases de Manresa reconocían la autoridad del Estado en varias materias clave que, como se decía antes, hoy los secesionistas reclaman para una hipotética Cataluña independiente. Además, aunque sí que planteaba algunas reformas a nivel estatal, no se pronunciaba sobre si España debía ser una monarquía o una república.
Estas eran las potestades que tenía que tener el Estado según las Bases de Manresa, en su primera parte, llamada "Poder central":
- Relaciones internacionales: el documento otorgaba al Estado la exclusividad de representar a España en el exterior. En contraste, el independentismo actual busca internacionalizar el conflicto con España al margen de Madrid y ha impulsado delegaciones en el extranjero para promover su causa.
- Ejército y defensa: las Bases de Manresa reconocían que el ejército, la enseñanza militar y las obras de defensa eran competencia exclusiva del Estado. Hoy en día, aunque el independentismo no plantea un ejército catalán propio, sí pretende que los Mossos d'Esquadra asuman funciones de Estado como la gestión de puertos, aeropuertos, fronteras e inmigración.
- Política económica y arancelaria: según las Bases, el Estado tenía el control exclusivo sobre las relaciones económicas con el exterior, incluyendo los aranceles y el comercio internacional. En la actualidad, el independentismo reclama una financiación singular y una Hacienda propia para que Cataluña recaude y gestione sus impuestos.
- Infraestructuras y comunicaciones: la construcción y mantenimiento de carreteras, ferrocarriles, canales y puertos de interés general eran potestad del Estado, aunque las regiones podían gestionar aquellas de interés interregional o local. En este sentido, el debate sobre Rodalies y el control de las infraestructuras de transporte sigue siendo un punto de fricción entre la Generalitat y el Gobierno central.
- Resolución de conflictos interregionales: las Bases consideraban a Cataluña como una región dentro de España, en igualdad con otras como Navarra o Andalucía. Hoy, en cambio, el independentismo busca que se la reconozca como una nación soberana, desligada de su condición de región histórica dentro de la nación española.
- Presupuestos y fiscalidad: el poder central se encargaba de la elaboración del presupuesto anual, distribuyendo los recursos entre las regiones en función de su riqueza. Actualmente, el independentismo exige un modelo de financiación que le permita una mayor autonomía fiscal.
Sin embargo, cabe decir que la segunda parte de las bases, tituladas "Poder regional", sí que se centraban en las funciones de autogobierno que debía tener Cataluña, y comprendían cuestiones de lengua, de leyes propias, de trabajo, de administración y de seguridad. Sin embargo, como se ha dicho, no van más allá de las potestades que tendría cualquier autonomista contemporáneo.
Lejos de ser un antecedente del independentismo moderno, las Bases de Manresa defendían un modelo de autonomía regional dentro de España, igual que lo había hecho el Memorial de Greuges siete años antes. Su contenido choca con muchas de las aspiraciones del actual movimiento secesionista, que hoy reclama competencias que los padres del catalanismo político asignaban al Estado. En definitiva, este documento fundacional del catalanismo político no gustará nada a quienes defienden una Cataluña independiente.