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¿Qué histórica parroquia de Barcelona se despide tras la Semana Santa?

La Misa de ayer, Domingo de Resurrección, marca el final de los servicios religiosos de esta iglesia que será demolida para construir una facultad de Medicina

Varias personas durante la eucaristía del Domingo de Pascua de Resurrección, en la Iglesia Concepción Real de Calatrava, a 31 de marzo de 2024, en Madrid (España). La Iglesia católica y sus fieles celebran hoy el Domingo de Pascua de Resurrección tras celebrar la Semana Santa. Jesús Hellín / Europa Press 31/03/2024
Eucaristía de Domingo de Pascua de Resurrección en la Iglesia Concepción Real de CalatravaJesús Hellín Europa Press

Ayer, con motivo de la Misa de Domingo de Resurrección, terminó el servicio de una histórica parroquia de la ciudad de Barcelona, que será demolida de forma inminente para dar lugar a la construcción de una facultad de Medicina. Se trata de la parroquia del Espíritu Santo, que opera en el barrio del Baix Guinardó desde 1967 y que ha cumplido, según expresan los vecinos a este periódico, con su función no únicamente religiosa sino también integradora, pues, el barrio, comentan, "ha tenido en muchas ocasiones a la iglesia como núcleo y como seña de identidad". Son estos mismos lugareños quienes han aunado esfuerzos para detener la demolición a través de la recogida de miles de firmas y de la formación de la Asociación de Amigos del Templo Parroquial del Espíritu Santo de Barcelona.

La nueva facultad de Medicina que se instalará en el espacio cuenta con el respaldo del Arzobispado de Barcelona y la Fundación Blanquerna, que mostraron su apoyo al proyecto ya en 2022. La comunidad parroquial del Espíritu Santo podrá seguir manteniendo su actividad religiosa en la iglesia del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en el mismo distrito, mientras se ejecutan las obras de un nuevo complejo educativo que tendrá en sus instalaciones una pequeña capilla y un espacio parroquial. El emblemático vitral de 200 metros cuadrados de la actual construcción, diseñado por el taller Raventós en 1965, según explican -y lamentan- los vecinos, se perderá, por su parte, con la demolición.