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Los volcanes extraterrestres que escupían metal fundido

Conocemos volcanes y críovolcanes, pero podría haber existido una variante más exótica: los «ferrovolcanes».

Fragmento del meteorito metálico Campo del Cielo, caído en Argentina hace entre 4000 y 5000 años.
Fragmento del meteorito metálico Campo del Cielo, caído en Argentina hace entre 4000 y 5000 años.Howardites Meteorites

Aunque la mayoría de los mortales no hemos visto un volcán en erupción en primera persona, todos sabemos que la lava es un batiburrillo líquido de diferentes sustancias que se convierte en roca cuando se solidifica. Es cierto que la composición exacta de esa mezcla varía de un lugar a otro, pero, en resumidas cuentas, se puede decir que la lava de los volcanes de nuestro planeta está hecha de roca fundida.

Ahora bien, nuestro sistema solar contiene objetos muy variados con condiciones geológicas muy distintas a las que estamos acostumbrados en la Tierra. De hecho, un estudio de 2019 sugirió que podría haber existido una época en la que en nuestro sistema solar aparecieron volcanes que no escupían roca, sino metal fundido.

Pequeños mundos de metal

Si fuéramos capaces de aterrizar sobre todos los cuerpos celestes sólidos de nuestro sistema solar, nos encontraríamos con tres tipos diferentes de superficies. Los planetas interiores, algunos satélites y muchos asteroides están cubiertos principalmente de material rocoso. En cambio, en cuanto pisáramos muchas de las lunas de los planetas gigantes gaseosos o los cuerpos celestes más lejanos, notaríamos que su fría corteza está hecha de sustancias volátiles congeladas como el agua, el amoníaco o el metano.

Sin embargo, una de las cosas que más nos llamaría la atención durante estas visitas es que algunos asteroides no tienen una superficie rocosa ni congelada, sino metálica. Esos asteroides de metal son los protagonistas de nuestra historia.

Hace 4.600 millones de años, los planetas del sistema solar estaban tomando forma en el interior del disco de gas y polvo giraba en torno al Sol. La cantidad de objetos de tamaño planetario que aparecieron en esta época probablemente rondaba las decenas, pero la mayoría de estos protoplanetas fueron expulsados del sistema solar, colisionaron con nuestra estrella o chocaron entre ellos a lo largo de los siguientes millones de años. Los 8 planetas que sobrevivieron a esta «criba» son los que siguen dando vueltas alrededor del Sol en la actualidad.

Recreación artística de los procesos de formación planetaria en los albores del sistema solar.
Recreación artística de los procesos de formación planetaria en los albores del sistema solar.NASA

Estos protoplanetas primigenios tenían una particularidad que los distinguía de los objetos más pequeños que estaban tomando forma en aquella época: su gravedad era la bastante intensa como para que los elementos pesados que contenían se hundieran hacia el núcleo. Como resultado, estos cuerpos tenían un interior diferenciado, lo que significa que poseían un núcleo metálico y denso rodeado de un manto de material rocoso más ligero.

De vez en cuando, estos protoplanetas colisionaban y se aniquilaban mutuamente. Muchos de los fragmentos de «metralla» planetaria que salían despedidos tras el impacto terminaban precipitándose hacia el Sol o escapando del sistema solar, pero algunos adoptaron órbitas estables y siguen orbitando alrededor de nuestra estrella hoy en día en forma de asteroides. Esta es la razón por la que algunos asteroides actuales están hechos completamente de metal: se trata de fragmentos del núcleo metálico de alguno de esos protoplanetas destruidos hace tiempo.

Volcanes metálicos

Pese a tratarse de fragmentos de los núcleos de protoplanetas, estos mazacotes de metal pueden llegar a ser enormes. De hecho, el asteroide metálico más grande conocido, 16 Psyche, mide unos 200 kilómetros de diámetro.

El asteroide metálico 16 Psyche, de unos 200 kilómetros de diámetro, fotografiado desde diferentes ángulos por el Very Large Telescope (VLT).
El asteroide metálico 16 Psyche, de unos 200 kilómetros de diámetro, fotografiado desde diferentes ángulos por el Very Large Telescope (VLT).ESO/LAM

Pues, bien, resulta que un estudio de 2019 exploró una posibilidad muy curiosa: dado que muchos de estos pequeños mundos de metal habrían estado completamente fundidos cuando salieron despedidos del núcleo desmigajado de sus protoplanetas, existe la posibilidad de que experimentaran algún tipo de volcanismo metálico mientras se solidificaban.

Una vez expulsadas al espacio, esas masas de metal fundido se habrían empezado a enfriar y a desarrollar fina corteza metálica sólida. Esa capa sólida habría aislado del espacio el material fundido del interior, reduciendo su ritmo de enfriamiento y demorando su solidificación hasta el punto de que se cree que los grandes asteroides metálicos podrían haber tardado millones de años en disipar todo su calor al espacio. Durante todo ese tiempo, el groso de la capa exterior sólida habría aumentado lentamente y el asteroide se habría solidificado «de fuera hacia dentro».

Ahora bien, como el metal se contrae cuando se solidifica, esa capa sólida que rodeaba la masa de metal fundido habría experimentado tensiones internas que podrían haber formado grietas en ella. Cada vez que esto ocurría, el material líquido del interior del asteroide se habría colado a través de las grietas y habría salido a la superficie en forma de una lava metálica mucho más densa y menos viscosa que la lava «rocosa» de los volcanes terrestres. Eso sí, como la expulsión de metal fundido habría producido una disminución de la presión en el interior del asteroide, la corteza sólida fragmentada probablemente se derrumbaba bajo su propio peso y la grieta se volvía a sellar.

Este tipo de actividad volcánica pasada e hipotética se llama ferrovulcanismo, pero esos «ferrovolcanes» ya no estarían activos en la actualidad porque los asteroides metálicos se enfriaron y solidificaron por completo hace miles de millones de años. Identificar los restos de las «coladas de lava metálica» sobre la superficie también metálica de estos objetos podría ser complicado, por lo que probablemente la manera más barata de verificar la existencia del ferrovulcanismo es analizar los meteoritos metálicos que se han recuperado en la Tierra en busca de señales de enfriamiento rápido en su estructura cristalina... Y, de momento, no se han encontrado señales de esa actividad volcánica exótica.

En cualquier caso, no importa si estamos hablando del pasado o del presente: el sistema solar no deja de sorprendernos.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Si alguna vez habéis encontrado un objeto que os da la impresión de que es un meteorito metálico, os aconsejo que no os hagáis demasiadas ilusiones: lo más probable es que se trate de un trozo de escoria de fundición o de metal viejo y erosionado.

REFERENCIAS (MLA):