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La vida en Marte pudo estar condenada desde el principio

Un nuevo estudio apunta que la falta de agua en Marte puede deberse a su reducido tamaño, por lo que los planetas habitables deberían superar un radio concreto

Interpretación artística de un Marte con agua superficial similar a la de la Tierra.NASA EARTH OBSERVATORY/JOSHUA ST21/09/2021
Interpretación artística de un Marte con agua superficial similar a la de la Tierra.NASA EARTH OBSERVATORY/JOSHUA ST21/09/2021NASA EARTH OBSERVATORY/JOSHUA STEVENSNASA EARTH OBSERVATORY/JOSHUA ST

Marte es un planeta inhóspito, está algo más lejos del Sol de lo que estamos nosotros, pero es suficiente para haber convertido su superficie en un helado desierto rojo. Sin embargo, la aridez de su paisaje pudo no haber sido siempre así. Cada vez estamos más seguros de que, en el pasado, la superficie marciana fue recorrida por ríos de agua que erosionaban y araban sus lomas. Flujos de los que ahora tan solo quedan los cauces y dos casquetes polares permanentemente helados. De hecho, no es ninguna novedad que existe agua (sólida) en Marte y que en el pasado pudo ser una hermana gemela de la Tierra incluso más húmeda que nuestro hogar. Pero, si esto fue así, Marte es una suerte de versión biológica fracasada de nuestro planeta, un ejemplo de lo que podría haber sucedido si todo hubiera ocurrido de una forma ligeramente diferente. La pregunta ya no es tanto si pasó, sino cómo pudo haber perdido su agua.

Hasta ahora las especulaciones más robustas señalaban que la sospechosa falta de agua de Marte pudo deberse a la pérdida de su campo magnético. En otras palabas ¿cuál fue el verdadero origen para que desapareciera de su superficie el agua líquida? Pues bien, en este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington, en San Luis, ha planteado la posibilidad de que Marte perdiera su humedad por ser demasiado pequeño. Podría ser que esta característica sea, indirectamente, una condición importante para la aparición de vida, el tamaño del planeta.

Casi como nosotros

Cuando los astrónomos llaman a Marte “nuestro hermano rojo”, no lo hacen a la ligera. Por un lado, es un planeta rocoso, como el nuestro, algo que no es trivial teniendo en cuento que la relativamente baja resolución de nuestros telescopios solo nos permite detectar planetas realmente enormes (y gaseosos, por lo tanto) en otros sistemas solares. Tal vez, la mayor diferencia entre la Tierra y Marte se deba al tamaño y algunos aspectos derivados. Su gravedad, tres veces menor que la experimentada en la Tierra y su tamaño, unas dos veces más pequeño que nuestro planeta. Y es precisamente esta notable diferencia la que pudo haber supuesto una diferencia absoluta para el futuro de Marte.

Los investigadores especulaban que, posiblemente, los planetas más pequeños fueran incapaces de mantener un campo magnético. Si esto fuera cierto, sería cuestión de tiempo que el planeta terminara frenando su núcleo y que con ello perdiera su campo magnético. La hipótesis no era especialmente nueva, sino una suerte de especulación que llevaba tiempo haciéndose oír en los sectores académicos de la geología planetaria. De hecho, daba buena cuenta de la falta de agua líquida en algunos planetas y cuerpos astronómicos. Claro que tan solo con la hipótesis se puede hacer bien poco, por lo que los investigadores han buscado la forma de analizar el pasado de Marte sin tener acceso ni al planeta ni a sus tiempos más remotos, o al menos no directamente.

Se busca potasio

El primer paso para el equipo fue encontrar una sustancia suficientemente volátil, pero algo menos que el agua y que pudiera encontrarse con facilidad en Marte. El elegido fue el potasio y se estudiaron sus isótopos en muestras marcianas que han llegado hasta nosotros en forma de meteorito, subóptimas pero la única forma en que podemos analizar químicamente la composición del presente y pasado de Marte. En concreto, los expertos estudiaron 20 muestras confirmadas como genuinamente marcianas y confirmaron que Marte había perdido gran parte de su potasio a lo largo de los milenios. Esto apunta a que no fue capaz de retener tampoco el agua, pero que posiblemente, tal y como se pensaban, en algún momento estuviera presente en la superficie. Es más, comparando las muestras con las de otros cuerpos astronómicos, parece que existe una clara correlación entre la pérdida de materiales volátiles y el tamaño del objeto, teniendo la Luna menos materiales volátiles que Marte y algunos más que el asteroide 4-Vesta.

Para ser justos, aunque la ciencia rara vez demuestra algo más allá de toda duda, en este caso ya hacía tiempo que los expertos habían asumido que otrora Marte era una tierra húmeda, surcada por los riachuelos. Siguiendo estas conclusiones, podemos entender a qué se refieren los investigadores cuando dicen que Marte nació condenado por su reducido tamaño. Y, dejando a un lado el valor que tiene en sí mismo este conocimiento sobre la formación de nuestro sistema solar, también sirve para orientar la búsqueda de vida en otros planetas. Ahora podríamos priorizarla en función del tamaño del planeta en cuestión, evitando los planetas demasiado pequeños y centrándose en aquellos que, en teoría, hubieran sido capaces de mantener agua líquida en sus cuencas.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Existe un concepto denominado “zona de habitabilidad” o “zona ricitos de oro”, la cual suele definirse como la corona radiada en torno a la esfera en la que podemos encontrar agua líquida por no estar ni demasiado cerca ni demasiado lejos de la estrella. Sin embargo, la distancia debe ser corregida por otros factores como la densidad de su atmósfera, el color de su superficie, el tamaño… Solo estudiándolo en su conjunto podemos entender las posibilidades de encontrar agua líquida en la zona de habitabilidad (o fuera de ella).

REFERENCIAS (MLA):