Cáncer
Los JEDI que luchan contra el cáncer de mama triple negativo
Un estudio en ratones JEDI permite observar las diferentes regiones en el interior de los tumores para comprender cómo escapan a los tratamientos.
Existen diferentes técnicas para combatir el cáncer. En caso de los tumores sólidos, la simple extirpación del tumor puede no ser suficiente para acabar con él, porque al retirarlo pueden desprenderse células que se desplacen por el cuerpo y lleguen a colonizar otros órganos, dificultado el tratamiento posterior. Por ello son necesarios diferentes tratamientos para minimizar este riesgo. Entre las técnicas utilizadas habitualmente encontramos la aplicación de químicos agresivos contra las células, que responde al nombre de quimioterapia, la utilización de radiación focalizada se denomina radioterapia, y conocemos como inmunoterapia a entrenar al sistema inmunitario para que reconozca a las células cancerígenas y las destruya. Utilizar las técnicas combinadas permite maximizar las posibilidades de éxito y evitar que puedan haber recaídas, sin embargo, el método no es infalible y el cáncer puede volver a afectar la vida del paciente.
Las células escapistas
Comprender por qué estas células escapan a los tratamientos es clave para asegurarnos que la victoria ante el cáncer es completa, pero claro, realizar estos estudios es harto complejo y requiere del desarrollo de nuevas técnicas biológicas. Y este es precisamente el campo de estudio de la investigadora valenciana Pilar Baldominos (@Pbaldominos en redes), que actualmente se encuentra realizando su tesis doctoral en la universidad de Harvard, concretamente en el Dana Farber Cancer Institute con una beca de La Caixa. En su investigación, Pilar utiliza unos ratones modificados genéticamente llamados ratones JEDI (Just eGFP Death Inducer) cuyo sistema inmunitario está entrenado para que reconozca y ataque la proteína GFP; una proteína fluorescente verde.
En estos ratones inyectan células tumorales modificadas genéticamente para que produzcan constantemente la proteína GFP y así pueden comprobar cómo evoluciona el tumor, cómo el sistema inmunitario ataca al tumor y, sobre todo, qué células sobreviven este ataque. Gracias a su estudio, han descubierto que existen grupos de células que utilizan una técnica para escapar con éxito del sistema inmunitario. En vez de reproducirse de forma incontrolada, aplican la técnica contraria, quedándose en un estado denominado “quiescente”. Las células quiescentes no se dividen y, por tanto, el sistema inmunitario no las considera una amenaza, por lo que concentra sus esfuerzos en acabar con el resto del tumor. Que un grupo de células estén quiescentes no quiere decir que no sean peligrosas. Pueden despertar y volver a dividirse de forma descontrolada en cualquier momento, lo que provocaría la reaparición del cáncer.
Viendo lo invisible
Para detectar las células, la investigadora ha desarrollado una nueva tecnología denominada PADMEseq, (Photoconverstion of areas to Determine Micro-Environments) que funciona modificando el color que presentan las células tumorales y permite distinguir entre las diferentes subpoblaciones de células que conviven dentro del tumor. Una vez localizadas las que se encuentran en estado de quiescencia, pueden analizarlas genéticamente para comprender cómo se han modificado y escapan del sistema inmunitario.
El análisis reveló que estas regiones del tumor disminuyen de forma significativa el oxígeno disponible, provocando el fenómeno conocido como hipoxia y se envuelven con fibroblastos, células que, entre muchas otras funciones, se encargan de suprimir al sistema inmunitario para evitar que dañe regiones delicadas. Por tanto, los linfocitos T que llegan a esta región pobre en oxígeno y con células que actúan como una capa de invisibilidad, no se activan y, como resultado, no destruyen las células cancerígenas. Es decir, estas regiones constituyen reservorios resistentes a la inmunoterapia al orquestar un entorno inmunosupresor local hipóxico que bloquea la función de los linfocitos T.
Conseguir eliminar las subpoblaciones de células quiescentes promete contrarrestar la resistencia a la inmunoterapia de algunos tumores y prevenir la reaparición de la enfermedad en el cáncer de mama triple negativo.
Unos resultados muy prometedores
Estos resultados tan prometedores han sido publicados en la revista Cell, una de las más prestigiosas del campo y no es para menos, porque en palabras de la propia Pilar: “En nuestro artículo estudiamos cómo son y cómo se comportan las células cancerígenas que son capaces de resistir el ataque del sistema inmunitario. Este sería el primer paso para poder entender por qué la inmunoterapia podría fracasar en algunos pacientes y poder así pensar en futuras alternativas que puedan mejorarla”.
Los nombres de las técnicas utilizadas en el laboratorio donde trabaja Pilar son guiños a la popular saga Star Wars, que han servido de inspiración al grupo de investigación. En la saga, los Jedi son los portadores de “la luz” y la bondad y combaten contra los Sith, el “lado oscuro”. En este caso los Jedi actúan para acabar con un “lado oscuro” que sería el cáncer, una enfermedad terrible que asola la vida de millones de personas que lo padecen y de los que acompañan a los pacientes. Paso a paso vamos cada vez encontrando más y más formas de acabar con los diferentes tipos de cánceres y lo que antes era una sentencia segura de muerte, ahora puede llegar a solucionarse manteniendo una alta calidad de vida. Que la ciencia os acompañe.
QUE NO TE LA CUELEN
- No podemos considerar el cáncer como una enfermedad única. Las características del mismo varían enormemente entre pacientes o incluso pueden llegar a variar dentro del mismo paciente. Esta es una de las razones por las que es tan difícil combatirlo, porque no se está luchando contra un único enemigo, sino contra cientos o miles diferentes. Pequeños avances en el conocimiento del cáncer nos ayudan a aprender cómo combatirlo.
REFERENCIAS (MLA)
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