Mujeres científicas

Nerea Luis, ingeniera: “Se debería enseñar informática en el colegio”

La experta en inteligencia artificial, profesora y divulgadora protagoniza una calculadora CASIO con la que espera fomentar debates sobre ciencia entre adolescentes

Nerea Luis sonriendo y sosteniendo una calculadora con una ilustración de ella
Nerea Luis está “ultracontenta” con su calculadoraNerea Luis / CASIO División Educativa

Nerea Luis nunca se imaginó que se iba a ver ilustrada en una calculadora como la que usaba en el instituto. Cuando le llamó el representante de CASIO, ella le preguntó, “¿Estás seguro?”. Pero se convenció pronto del proyecto y ahora, meses más tarde, la experta en inteligencia artificial, profesora y divulgadora científica está “ultracontenta” con el resultado.

Ha sido muy gratificante, comenta, “ver cómo una ilustradora coge tus ideas, va leyendo y se va informando… y poder discutir con ella” sobre los detalles del dibujo. El resultado, obra de Ana Belén Rivero, es un retrato de Luis con un vestido como los de la serie manga Sailor Moon (su serie favorita en la adolescencia), un teléfono colgado y un robot blanco a su lado.

“La ilustradora pintó un robot genérico y yo le dije, “Este fue el primero que usé, igual podemos poner este””, relata. “Que el móvil estuviese colgado era una referencia a la generación Z”, continúa, “y el vestido tiene ceros y unos” como en el código binario que subyace a toda la informática: “ha habido detalles muy bonitos”.

Fomentando el debate

¿Por qué una calculadora ilustrada? “La calculadora complementa un material que hay online, pósters, pegatinas…”, explica, y el objetivo es preguntarse “por qué tienes a esa persona en esa calculadora y por qué aparecen todos esos detalles en las ilustraciones”. Incluso se proponen ejercicios para realizar en clase destinados a fomentar el debate entre estudiantes acerca de la ciencia, la tecnología y el papel de las mujeres en estas áreas. “Tiene mucho valor que la campaña vaya más allá de la marca CASIO”, afirma Luis.

La ingeniera está convencida, desde su propia experiencia, de que los referentes contribuyen a moldear las vocaciones profesionales en la infancia y la adolescencia. “Cuando voy al instituto de mi barrio en Villaverde, yo que me he movido mucho y he viajado… estoy normalizando que “tú también puedes””, comenta Luis. Pero, además, cualquier detalle puede servir para generar afinidad: “cuando digo que me gusta el manga y dibujar, siempre están los que les gusta el manga o les gusta dibujar [y piensan]: “yo puedo ser ella””.

Por este motivo, en la página web asociada a Luis se comentan detalles como este sobre su biografía e inquietudes, y lo mismo sucede con las otras dos científicas que forman parte de esta tercera edición de calculadoras ilustradas: la matemática y maestra Maria Antònia Canals y la física y química Irène Joliot-Curie.

Derribando mitos

En la misma línea, Luis agradece que este tipo de iniciativas contribuyan a “desmitificar la figura del hombre con bata científico”. “Que la ilustradora decidiese poner el traje de Sailor Moon hizo que saliera con un vestido, una falda, botas bonitas… Independientemente de si conoces la referencia o no, se aleja mucho de esa imagen friki de informático”, relata Luis.

Sin embargo, la ingeniera considera que aún queda mucho camino por recorrer en cuanto a la promoción de la ciencia y la ingeniería en los colegios e institutos. La transversalidad actual de la informática supone una oportunidad, según Luis, para incluirla “como algo natural” en todas las asignaturas, por ejemplo acercándose a la realidad aumentada en clase de historia. O bien se podría introducir una asignatura de programación o pensamiento computacional en el currículum.

La informática como materia obligatoria

Lo que Luis tiene claro es que “se debería enseñar informática en el colegio”. Es más, la ingeniera aboga por que sea una materia obligatoria, ya que, de ser optativa, la elegirían principalmente aquellos adolescentes que ya se han expuesto a actividades extraescolares en la infancia. “La persona que va a extraescolares tiene un tipo de familia bastante estructurado, con recursos, con tiempo para dedicarle a ese tipo de actividades”, comenta Luis, que ha observado la falta de diversidad de las familias que asisten a los talleres que ella imparte. “¿Quién es el tipo de estudiante que con doce años ha pasado ya por cinco cursos de robótica y tres de programación? Yo me encuentro siempre al mismo tipo de persona”, remarca.

Estas diferencias, argumenta Luis, se amplifican a medida que crecen estos adolescentes. Las personas que han estado menos expuestas a la programación no eligen estudiar informática más adelante, “y ser programador es un trabajo de paro cero”, afirma la ingeniera. Que las clases sociales con menos recursos no consideren este tipo de salidas, añade, “me entristece por el cambio de carrera que podrían dar”.

Precisamente por eso, Luis tiene muy presente su propio papel como embajadora de las mujeres en la ciencia y en la ingeniería, y visita colegios e institutos con frecuencia. En las próximas visitas llevará calculadoras para regalar, y quiere elegir bien a quiénes destinarlas: “mi idea es buscar colectivos que tengan problemas económicos, no gente que se la puede comprar en Amazon”. Luis se propone: “Piensa qué puedes hacer con esto, puedes ayudar a mucha gente”.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El valor de los referentes también está avalado por estudios científicos. Un estudio realizado en 16 institutos españoles mostró que hablar con mujeres científicas tiene un efecto “positivo y significativo” en el disfrute de las matemáticas y la importancia que se asocia a esta materia, las expectativas de éxito en matemáticas y las aspiraciones de las niñas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocidas como materias STEM, por sus siglas en inglés). Es más, cuanto menos estereotípicas sean las sesiones de contacto con las mujeres científicas, más relación hay entre las expectativas de éxito en matemáticas y la elección de materias STEM.

REFERENCIAS (MLA):