Entrevista

Charles Fefferman a la juventud matemática: “Persigue tus sueños”

Charles Fefferman ha recibido el Premio Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas de la Fundación BBVA por su investigación en diversas áreas de las matemáticas. En su extensa y prolífica carrera ha forjado vínculos estrechos con España.

Charles Fefferman en el jardín de su casa de Princeton, sentado con unos papeles y su ordenador
Charles Fefferman en su casa de PrincetonFundación BBVA

Al matemático Charles Fefferman se le iluminan los ojos cuando habla del premio que acaba de recibir: “es especialmente bonito, viniendo de España. Muchos de mis queridísimos amigos y colaboradores a lo largo de muchos años han sido españoles, e indirectamente he jugado un papel relevante en el desarrollo de las matemáticas en España, así que me siento muy orgulloso”.

El Premio Fronteras del Conocimiento se suma a una larga lista de reconocimientos que incluye la Medalla Fields (considerado el ‘Nobel’ de las matemáticas) y el Premio Wolf. Este es el primer galardón que recibe de una institución española, la Fundación BBVA. Pero sus vínculos con nuestro país se remontan a los años 70, cuando se doctoró su primer estudiante: el español Antonio Córdoba.

Desde entonces, Fefferman ha dirigido otras siete tesis de matemáticos españoles, ha realizado numerosas estancias de investigación en España y dirige un laboratorio en el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) en Madrid. Ha estado vinculado a la Universidad de Princeton durante casi toda su carrera. Pero, entre visita y visita a España, ha aprendido “el español suficiente como para leer el periódico”, y su sonrisa es testimonio del cariño que le tiene a este país.

Tendiendo puentes

Polifacético en sus contribuciones matemáticas, si tuviera que elegir se quedaría con una que conecta dos áreas aparentemente muy alejadas. “Uno de mis placeres privados es que, cuando le conté mi descubrimiento a un matemático distinguido (que creo que no debo nombrar), su reacción inmediata fue, ‘¡eso es absurdo!’ En fin, quedaba claro que el resultado era original”.

Con su explicación se puede atisbar el alcance del descubrimiento. El resultado de Fefferman parte de un conjunto de problemas sobre objetos de dos dimensiones aparentemente muy diferentes. Desde fluidos hasta cartografía pasando por electricidad, físicamente los problemas no tienen nada que ver, pero todos se describen con las mismas ecuaciones matemáticas.

“Es una idea muy potente porque lo que puede parecer obvio sobre los fluidos no es nada obvio cuando se aplica a la electricidad. Así, puedes coger lo que sabes en un terreno y aplicarlo a otro, ir saltando de problema en problema y acabar con una plétora de ideas que no son obvias en ninguno de estos escenarios, ideas que son muy profundas y muy, muy útiles”, explica con entusiasmo.

Para estudiar estos problemas, se utiliza un objeto matemático llamado el espacio H¹. Pues bien, el descubrimiento de Fefferman es que este espacio está íntimamente relacionado con otro, el espacio de oscilación media acotada, que se puede interpretar en términos de probabilidad. “Entonces, cualquier cosa que puedas decir sobre uno de los espacios se traduce en algo que puedes decir sobre el otro”, permitiendo establecer todavía más conexiones entre áreas dispares.

El resultado se publicó en 1971, y quizá lo más sorprendente es lo poco que tardó Fefferman en dar con él. “En parte por pura suerte, todo ocurrió en dos semanas. Creo que es el éxito más rápido que he tenido nunca”, relata.

De tú a tú

La suerte pudo jugar un papel, pero además Fefferman tenía predisposición para las matemáticas desde niño. Su padre le compraba libros de esta asignatura que él absorbía con fruición, y le puso en contacto con un profesor de la Universidad de Maryland. Recibió clases particulares de varios profesores de esta universidad y acabaron consiguiendo que se matriculara formalmente con 14 años, algo “estrictamente ilegal”, según recuerda. Por su experiencia, considera que “no hay cosa mejor que la formación individualizada” para niños de altas capacidades como él.

A sus 72 años, Fefferman ha sido testigo de grandes cambios en la comunidad matemática. Sin dudar un momento, el primero que menciona es que “la comunidad está más abierta a las mujeres. Así el volumen de talento es potencialmente el doble”. Es consciente de que aún falta para llegar a la plena igualdad, pero cree que “estamos en ello”.

Además, “los matemáticos trabajan en grupo mucho más que antes”, y también percibe una transformación cultural en esta disciplina. Casi siempre ha estado ligada a las aplicaciones, pero “luego se fue por su propio camino y se volvió muy pura, y ahora está volviendo a tener más conexión con el mundo exterior”, cambios que Fefferman ve como positivos.

Persigue tus sueños

Confiesa sentir algo de agobio por la velocidad a la que fluyen las publicaciones y prepublicaciones científicas hoy en día, a pesar de apreciar el lado positivo de tener comunicaciones instantáneas. Pero, sobre todo, comprende perfectamente la presión que tienen las personas más jóvenes por publicar, y que las empuja a “elegir problemas que les resultan lo suficientemente interesantes para su satisfacción personal y para avanzar en sus carreras, pero que no sean demasiado difíciles para quedarse años sin ningún resultado”, comenta.

“Pero en algún momento —continúa— obtienen una plaza permanente. Una vez que tienen esa seguridad laboral, pueden ir a por lo que realmente les motiva, esa gran idea que antes no se atrevían a contemplar”. Sin embargo, entiende que, si los recursos son limitados, no se pueden ofrecer puestos permanentes a todo el mundo, de ahí la preocupación por publicar hasta que se obtiene la plaza.

Por eso su consejo para una persona que comienza su andadura en el mundo de las matemáticas sería: “Persigue tus sueños. No te preocupes mucho de lo que está de moda o lo que la gente dice que es importante. Claro, eso contradice lo que acabo de decir sobre encontrar un trabajo, así que… déjate influir por tus sueños. No los olvides, y, cuando tengas la oportunidad, persíguelos”.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Tener altas capacidades intelectuales no es, ni mucho menos, garantía de sacar buenas notas en el colegio ni de adelantar el ingreso a la universidad. Según la organización El Mundo del Superdotado (que se basa en el informe del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con datos de 2017/18), en 2020 había 129.498 estudiantes de estas características sin identificar, cifra que supone el 90% de estudiantes de altas capacidades. De ellos, el 50% sufre fracaso escolar.

REFERENCIAS (MLA):