Genética

Adiós a la privacidad genética: el ADN humano se puede obtener del aire, el agua o la arena

De acuerdo con un reciente estudio las muestras permiten obtener datos identificables como el linaje genético, el género y los riesgos para la salud.

Multitud de personas pasean por el Portal del Ángel de Barcelona
A nuestro paso por cualquier sitio dejamos parte de nuestro ADNAlejandro GarcíaAgencia EFE

Cada célula de nuestro cuerpo contiene ADN y debido a que cada persona tiene un código genético único, el ADN se puede usar para identificar individuos. En términos generales, los médicos y los investigadores obtienen ADN humano a través de muestras directas, como análisis de sangre, saliva o biopsias. Sin embargo, todos los seres vivos, incluidos los animales, las plantas y los microbios, desprendemos ADN constantemente: al toser desprendemos saliva, al rascarnos parte de nuestra piel queda en el ambiente… Así es como el agua, el suelo e incluso el aire contienen partículas microscópicas de material biológico de organismos vivos.

El problema con estas muestras, según un reciente estudio publicado en Nature, es que se pueden secuenciar directamente del agua, la arena o el aire y así extraer potencialmente información identificable como el linaje genético, el género y los riesgos para la salud, según nuestra nueva investigación. De acuerdo con los autores, liderados por Jenny Whilde y Jessica Alice Farrell, “el ADN que un organismo ha dejado en el medio ambiente se conoce como ADN ambiental o eDNA (por environment DNA en inglés). Durante las últimas dos décadas, los científicos han podido recolectar y secuenciar eDNA de muestras de suelo o agua para controlar la biodiversidad, las poblaciones de vida silvestre y los patógenos que causan enfermedades. El seguimiento de especies en peligro de extinción raras a través de su eDNA ha sido una gran ayuda para los científicos, ya que los métodos de seguimiento tradicionales, como la observación o la captura, pueden ser difíciles, a menudo infructuosos e intrusivos para las especies de interés”.

Los investigadores que usan herramientas de eDNA generalmente se enfocan solo en las especies que están estudiando y descartan el ADN de otras especies pero debido a que la tecnología de secuenciación genética utilizada para decodificar el ADN ha mejorado rápidamente en los últimos años, ahora es posible secuenciar fácilmente el ADN de cada organismo en una muestra del medio ambiente. “Nuestro equipo – destacan las autoras del estudio – sospechaba que las muestras de arena y agua que estábamos usando para estudiar las tortugas marinas también contenían ADN de otras especies, incluidos, por supuesto, los humanos. Lo que no sabíamos era cuán informativo sería el ADN humano que podríamos extraer”.

Para resolver esto, el equipo de Whilde y Farrell, tomó muestras de una variedad de lugares incluidos el océano y los ríos en áreas urbanas y rurales, arena de playas aisladas y una isla remota que nunca suele ser visitada por personas. Encontramos ADN humano en todos esos lugares excepto en la isla remota, y estas muestras tenían la calidad suficiente para el análisis y la secuenciación.

“También recolectamos muestras de aire de una habitación en nuestro hospital veterinario de vida silvestre en Florida – añaden Whilde y Farrel en el estudio –. Las personas que estaban presentes en la sala nos dieron permiso para tomar muestras del aire. Recuperamos ADN que coincidía con las personas, el paciente animal y los virus animales comunes presentes en el momento de la recolección”. Sorprendentemente, el eDNA humano encontrado en el entorno local estaba lo suficientemente intacto como para identificar mutaciones asociadas con enfermedades y determinar la ascendencia genética de las personas que viven en el área.

Las dos caras de la moneda genética

Este hallazgo tiene un lado positivo ya que el eDNA humano podría presentar avances significativos para la investigación en campos tan diversos como la conservación, la epidemiología, la medicina forense y la agricultura. Si se maneja correctamente, el eDNA humano podría ayudar a los arqueólogos a rastrear asentamientos humanos antiguos no descubiertos, permitir a los biólogos controlar las mutaciones del cáncer en una población determinada o proporcionar información forense. Sin embargo, también existen innumerables implicaciones éticas relacionadas con la recolección y el análisis, involuntario o deliberado, del ADN humano. La información identificable se puede extraer de eDNA, y acceder a este nivel de detalle sobre individuos o poblaciones conlleva responsabilidades relacionadas con el consentimiento y la confidencialidad.

“Creemos que es vital implementar regulaciones que aseguren que la recolección, el análisis y el almacenamiento de datos se realicen de manera ética y adecuada – concluyen las autoras –. Los responsables de las políticas legales, las comunidades científicas y otras partes interesadas deben tomarse en serio la recolección de eDNA humano y equilibrar el consentimiento y la privacidad con los posibles beneficios de estudiar eDNA. Plantear estas preguntas puede ayudar a garantizar que todos conozcan las capacidades del eDNA y brindar más tiempo para desarrollar protocolos y regulaciones para garantizar el uso adecuado de estas técnicas”.