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Espacio
Nos encanta ir más allá, pensar más allá, soñar más allá. Y en principio todo eso está bien, nos mantiene en movimiento. El problema es lo que suele significar ese “más allá”. Significa ir un paso más lejos de lo que hemos ido hasta ahora y, por lo tanto, es una frontera en constante expansión. Lo que antes nos fascinaba ahora está normalizado. Solo nos preocupa superarlo y, por el camino, permitimos que la fascinación caduque rápido. Por ejemplo, no hace tanto tiempo que las noticias sobre Venus, Marte o Júpiter eran las reinas de las secciones de ciencia. Ahora, aunque interesan, caen en un segundo o tercer puesto. Hemos ido un paso más allá y, en esa constante expansión de fronteras, nuestros vecinos planetarios se ven banales. Ahora nos preocupamos por los exoplanetas, esos que se encuentran en otros sistemas solares, a varios años luz de aquí.
Podemos pensar que tiene sentido y que, como decíamos, esta habilidad de olvidar los retos resueltos para centrarnos en los que están por resolver nos ayuda a avanzar como civilización. Sin embargo, hay un pequeño error: nuestro sistema solar no es un problema cerrado. Sigue abarcando una cantidad inabarcable de preguntas sin respuesta. ¿Por qué Marte es tan diferente a la Tierra si en otros sentidos nos parecemos tanto? ¿Cómo se formó la Luna exactamente? O, la mayor pregunta de todas: ¿Hay vida en el resto de nuestro Sistema Solar? Por eso mismo es sano que, de vez en cuando, devolvamos la atención hacia nuestro vecindario y este es un momento ideal para hacerlo, porque hoy mismo, la ESA lanzará una misión que explorará Júpiter y sus lunas heladas. Lunas como Europa, que cuentan con dos o tres veces la cantidad de agua que hay en la Tierra.
La misión despegará hoy, a las 14:15 hora peninsular, desde la Guayana Francesa, concretamente desde el puerto espacial europeo de Kourou. ¿Su nombre? JUICE, que en castellano significa “zumo”, pero que, como no podía ser de otro modo, se trata de un acrónimo: JUICE significaría “Jupiter Icy Moons Explorer” (Explorador de lunas heladas de Júpiter). Un nombre bastante adecuado teniendo en cuenta que su principal objetivo es Ganímedes, la mayor luna de Júpiter y que, esta misión, será la primera en orbitar una luna que no sea la nuestra. Pero, antes de explicar todo lo que JUICE pretende estudiar en los alrededores de Júpiter, tenemos que hablar de una cuestión de tiempos.
Es muy emocionante pensar que esta misión buscará indicadores de vida en otras lunas, pero hay una mala noticia: el viaje a Júpiter no es precisamente corto. Intenta estimar en tu cabeza cuánto tiempo le llevará a una sonda cruzar esos 800 y pico millones de kilómetros que nos separan de Júpiter. Posiblemente lo estés calculando mientras lees estas líneas, pero tengo una mala noticia. Es posible que, aunque aciertes con el tiempo, no lo hayas calculado demasiado bien. La respuesta son 8 años, pero porque para llegar hasta allí, la sonda tendrá que hacer algo llamado “asistencias gravitatorias”, por lo que, al orbitar un planeta, aprovechas la gravedad de este para acelerar tu sonda, como si le robaras energía. Dicho de otro modo: la misión JUICE despegará hoy, pero hasta agosto del año que viene no dejará de hacer maniobras entre la Tierra y nuestra luna.
Con suerte, un año después de eso, en 2025, habrá llegado a Venus, donde seguirá orbitando. Y sí, por supuesto que los expertos de la ESA saben que Venus está hacia el interior del sistema solar mientras que Júpiter y sus lunas quedan en la periferia, pero tranquilos, porque en septiembre de 2025 JUICE volverá a orbitar nuestro planeta para hacer algunas maniobras y no nos abandonará del todo hasta enero de 2029. En definitiva, la sonda no llegará a Júpiter hasta julio de 2031 y, aunque estará sobrevolando otras lunas heladas de Júpiter durante 3 años, alcanzará su principal destino, Ganímedes en diciembre de 2034, dentro de más de 11 años y medio.
Las tres lunas de Júpiter que explorará la misión JUICE son Ganímedes, Calisto y Europa. Cada una de ellas tiene una peculiaridad que la hace especialmente interesante para la exploración espacial. Por ejemplo, en el caso de Ganímedes, que es el principal objetivo de esta misión, nos encontramos ante la luna más grande de Júpiter, casi del tamaño del planeta Mercurio. Lo más llamativo de Ganímedes, posiblemente, sea que es la única luna del sistema solar con campo magnético propio, el cual estudiará JUICE. Esta luna tiene multitud de detalles geológicos y físicos que pueden ayudarnos a comprender cómo son los planetas gaseosos que hay en el universo y sus lunas, extrapolando lo que encontremos en él y generalizándolo, en cierto modo, al resto del cosmos.
Calisto, por su lado, será una suerte de ventana al pasado que nos permitirá contemplar los primeros momentos del vecindario joviano, esto es, los alrededores de Júpiter mientras este se formaba. Europa, en cambio, ofrece algo mucho más fantasioso, porque en ella se esconde un océano de agua líquida bajo su corteza de hielo. Un océano con más agua de la que podemos encontrar en toda la Tierra, a pesar de que esta luna mide 1500 kilómetros de radio frente a nuestros 12.000. JUICE se encargará de buscar indicios de vida en Europa e intentará comprender la naturaleza de este océano.
Estos son solo algunas de las incógnitas que sigue habiendo en nuestro sistema solar. No hace falta viajar años luz para maravillarnos. Es fantástico que podamos ver más allá de lo que hasta hace décadas ya era “más allá”, pero no por eso debemos olvidar lo ignorantes que seguimos siendo y que, tierras que normalmente consideramos completamente exploradas, en realidad siguen escondiendo todo tipo de dragones. JUICE tardará años en completar su misión, pero, mientras tanto, cientos de pequeños proyectos de las distintas agencias espaciales del planeta verán la luz. Lanzamientos, fotografías, sonidos y cada uno de ellos es una aventura.
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