Biomedicina

Diseñan “páncreas en miniatura” que podrían mejorar el tratamiento de la diabetes (en un futuro)

Investigadores de la Universidad de California han creado organoides pancreáticos vascularizados por primera vez en la historia

Los investigadores han ideado las condiciones adecuadas para cultivar islotes de células madre vascularizados. La imagen muestra la vasculatura (en rojo) fuertemente envuelta alrededor de las células productoras de insulina (en verde) en los islotes (en azul).
Los investigadores han ideado las condiciones adecuadas para cultivar islotes de células madre vascularizados. La imagen muestra la vasculatura (en rojo) fuertemente envuelta alrededor de las células productoras de insulina (en verde) en los islotes (en azul).Crédito de la imagen: Laboratorio SanderEurekalert

Uno de cada siete españoles padece diabetes. Eso es un 14,8% de nuestra población cuando el porcentaje en Europa solo alcanza el 9,8%. Somos el segundo país del continente con un mayor porcentaje de personas con diabetes y desde 2019 el número ha crecido un 42%. Dicho de otro modo: si antes había 100 individuos con diabetes ahora habría 142. Y, por si fuera poco, un tercio de estas personas no están diagnosticadas. Estamos ante uno de los principales problemas de salud poblacional y, precisamente por eso, este avance de la Universidad de California podría ser determinante.

Este grupo de investigadores ha creado organoides pancreáticos: conjuntos de células ensambladas como un páncreas en miniatura y que, por lo tanto, son capaces de comportarse (más o menos) como el órgano que imita. Sin embargo, esto no es novedoso en sí mismo, los organoides pancreáticos son bien conocidos por los expertos. La innovación está en que, por primera vez, han conseguido que se forme una red de vasos sanguíneos funcionales en el organoide y eso ha multiplicado su actividad. Dicho de otro modo: sus mini-páncreas son mucho más realistas y, por lo tanto, abren la puerta a investigaciones más rigurosas y posibles tratamientos que, aunque todavía estén lejos, podrían llegar a los hospitales dentro de unos cuantos años.

El azúcar en la sangre

La diabetes es mucho más que “tener el azúcar alto”, puede ser causa de dolor, ceguera, fallo de los riñones, infartos, ictus, problemas en el embarazo, disfunción eréctil, fatiga crónica y un largo etcétera. Y, cuando hablamos de su origen la variedad también está presente. Entre un 1 y un 2% de los casos son de origen genético, entre un 2 y un 10% surge durante el embarazo y entre un 5 y un 10% (la llamada diabetes de tipo 1) se deben a que el sistema inmunitario del paciente se vuelve contra sí mismo, atacando las células del páncreas encargadas de producir insulina, conocidas como células beta.

El resto de los casos, que son la amplia mayoría, se conocen como diabetes de tipo 2 están relacionados con la obesidad, el sedentarismo y la edad de forma que el cuerpo se hace resistente a la insulina y, aunque está presente en el organismo, deja de tener efecto. La insulina es la clave y, por un motivo u otro, no logra cumplir su función en los pacientes con diabetes. Función que, simplificadamente, sería regular el azúcar en la sangre, fomentando que sea captado por las células. Sin la insulina, la glucosa que ingerimos no lograría acceder a nuestros tejidos para nutrirlos y, ahí, es donde entran los tratamientos.

Un islote de esperanza

En este caso, la investigación está más relacionada con la diabetes de tipo 1, ya que estudia especialmente las células del páncreas que ataca el sistema inmune de estos pacientes. En su estudio, estos expertos lograron diseñar un organoide pancreático que no solo contenía las células propias de los llamados islotes pancreáticos, donde se encuentran las células beta. Consiguieron que se formara una red de vasos sanguíneos a su alrededor y comprobaron que, en comparación con los islotes no vascularizados, las células beta de los suyos eran capaces de producir mucha más insulina. Una cantidad que aumentaba incluso más si, aparte de los vasos sanguíneos, añadían un flujo de nutrientes a través de los vasos sanguíneos. Cada uno de estos pasos fomentaba la maduración de más células beta, aumentando su producción de insulina.

De hecho, tras comparar la actividad de estos organoides en cultivos in vitro, los implantaron en el páncreas de ratones vivos y pudieron comprobar que, efectivamente, los vascularizados seguían más activos que sus competidores. En palabras de Maike Sander, directora científica del Centro Max Delbrück e investigadora principal de este estudio: “Queremos entender cómo las células inmunes destruyen las células beta. […] Nuestro enfoque proporciona un modelo más realista de la función de las células de islotes y podría ayudar a desarrollar mejores tratamientos en el futuro”.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Si bien los organoides han sido implantados en ratones (y no en humanos), las células que los componen sí son humanas. Esto no significa que estemos mucho más cerca de obtener un tratamiento viable, pero sí nos ayuda a comprender, de forma más directa, cómo se comporta nuestro páncreas.

REFERENCIAS (MLA):

  • Sander, Maike, et al. “Engineered Vasculature Induces Functional Maturation of Pluripotent Stem Cell-Derived Islet Organoids.”Developmental Cell, vol. –, no. –, 23 May 2025, https://doi.org/10.1016/j.devcel.2025.04.024.